La Representación Permanente de la República Popular Democrática de Corea ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) publicó el día 27 el siguiente comunicado:
Últimamente, acapara la atención de la sociedad internacional el tema de reingreso de EE.UU. en la UNESCO que no es nada nuevo a estas alturas.
Como ya trascendidos, EE.UU. se ha retirado hace ahora casi 4 décadas, específicamente, en 1984, de la UNESCO como una muestra de descontento por el reclamo de ella sobre la reducción de gastos militares, la eliminación de residuos de colonialismo y otros para el establecimiento de un nuevo orden internacional.
Después de su reentrada en 2003, suspendió el pago de su cuota desde 2011 cuando la UNESCO admitió a Palestina como su miembro pleno, pese al rechazo de la parte norteamericana.
En 2018 cuando la administración Trump preconizaba la “doctrina de América primero“, salió otra vez de la UNESCO reprochando que ésta aprueba solo las resoluciones anti-Israel.
No es casual que sea criticada como “paseo en el parque” tal conducta caprichosa de EE.UU. que sale y entra en un aparato internacional como en una posada.
EE.UU. tiene el antecedente ignominioso de haberse retirado también de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y otras organizaciones internacionales, además de la cancelación caprichosa de muchos convenios bilaterales y multilaterales y hasta los acuerdos internacionales.
Los hechos comprueban que no le importan a ese país ilegal ni los derechos internacionales que reflejan la voluntad general de la sociedad internacional, y que el “orden basado en las reglas“, no pasa de ser un disfraz para justificar sus intereses egoístas.
Lo problemático es la conducta descarada de EE.UU. que trata de reentrar en la organización en lugar de arrepentirse de su mala conducta, sin hacer caso de las reglas y procedimiento elementales.
Si bien se cree el “líder del mundo” y “potencia económica“, EE.UU. suplica a la UNESCO que le trate con moderación en el tema de impago de cuotas. Pese a esta situación penosa, intenta ridículamente tomar hasta el derecho a votar y la posición de país miembro del consejo ejecutivo.
EE.UU. dice que pagará la suma total de cuotas en cierto tiempo, pero nadie puede prever que eso demorará 5 o 10 años, puesto que ese país ya tiene el rompecabezas que es la limitación de deudas.
Además, tomando en cuenta el panorama político de EE.UU. donde se cancela en un instante la política exterior, cada vez que se cambia el poder debido a la disputa fraccionalista, sin precedentes en la historia de la política mundial, la sociedad internacional opina unánimemente que no se sabe cuándo ese país volverá a retirarse de la organización.
EE.UU. se apresura a regresar a la UNESCO pidiendo hasta “al fiado” no para la cooperación y fomento internacionales en el sector de educación, ciencia y cultura, que son la misión original de ella, sino para abusarla como escenario de enfrentamiento entre los campos y ventana de cumplimiento de su estrategia hegemónica.
En marzo pasado, el secretario de Estado de EE.UU., Blinken, dijo que China tiene grandes influencias en la UNESCO y opinó que si su país no ingresa en esta organización, perderá la oportunidad de controlar sus actividades.
Este dicho demuestra cuál es el objetivo verdadero que persigue EE.UU.
EE.UU. no debe burlarse de la UNESCO.
Ella es la organización internacional de prestigio que toma como misión principal sembrar en la gente el amor a la paz e impulsar el desarrollo igualitario, intelectual y cultural del mundo.
La sociedad internacional, que aspira a la justicia, la verdad, la paz y la civilización, no debe quedarse nunca con brazos cruzados ante el riesgo de que la UNESCO se convierta en un escenario caótico de enfrentamiento entre los campos e ideales y de división en bandas, debido a la reincorporación de EE.UU.
Antes de tomar parte de la sagrada organización internacional, EE.UU. deberá arrepentirse profundamente de su error de haberla considerado como su compañía privada y dejar la canallada de recurrir al despotismo y arbitrariedades.
Si desea retornar a la UNESCO, debe liquidar totalmente las deudas político-económicas y morales que le debe