Recientemente, las “Fuerzas Marítimas de Autodefensa” de Japón botaron un buque escolta de nuevo modelo.
Lo insoslayable del caso es que nombro a ese buque Noshiro, que llevaba un connotado crucero ligero que había servido en la marina de guerra del viejo ejército japonés durante la Segunda Guerra Mundial.
Hasta los medios japoneses de prensa expresaron preocupación por el caso de tal denominación, que se ha repetido después de noviembre del año pasado.
El hecho es una muestra coherente de la ambición revanchista de los reaccionarios japoneses, encaminada a tomar desquite de la derrota en la segunda guerra mundial.
Echando vista retrospectiva a la historia de guerras del siglo pasado que impuso desastres horribles a la humanidad, la sociedad internacional se esfuerza por detener el renacimiento de fascismo y por defender la paz.
Pero, después de su derrota hasta la fecha, justifica su historia de agresión imperialista elogiando abiertamente a los fantasmas militaristas y tratando de reproducir su pasado criminal.
La visita colectiva de las figuras políticas al Santuario Yasukuni y la entrega de ofrendas, que se realizan anualmente en Japón como ceremonia oficial, la tergiversación de la historia, la enmienda de la Constitución y otros pasos comprueban claramente la invariable ambición revanchista de los reaccionarios isleños.
Sobre todo, llega al extremo el fanatismo de Japón por convertirse en un Estado capaz de hacer la guerra y por emprender la senda de reagresión.
Aumenta sin cesar los gastos de defensa violando el derecho internacional y el principio de “defensa exclusiva” de la Constitución vigente y malgasta enormes fondos en el desarrollo, producción y compra de los armamentos de ataque.
Este año, construyó el buque escolta, submarino y otros buques de guerra multipropósitos, que entraron ya en la armada, y da espuelas al desarrollo de cazas Stealth de próxima generación, los drones y el misil crucero de larga distancia que puede ser disparado desde un avión.
Hace poco, la agencia noticiera Kyodo reportó que el gobierno japonés procedió a la revisión del tema de poner en vigor una ley sobre las actividades de las “Fuerzas de Autodefensa” en el tiempo de emergencia en el contorno.
Por otra parte, Japón suministra el misil y las municiones a las unidades de las “Fuerzas Terrestres de Autodefensa”, desplegadas en la isla Miyako, bajo el pretexto de hacer frente al posible choque armado con el país vecino.
La denominación de los buques de guerra con los nombres de la época imperial deja conocer el objetivo final de las maniobras de Japón para la militarización y la conversión en potencia militar.
Japón está marchando hacia la reagresión conduciendo el crucero ligero Noshiro.
Esta fuerza peligrosa amenaza la paz y seguridad del mundo.