Aparato internacional de supervisión financiera no debe sumarse a la política hostil a la RPDC de EE.UU.

Ri Jong Chol, jefe de sección del Comité Nacional de Coordinación de la RPDC sobre el Anti-Lavado de Dinero y Anti-Financiación del Terrorismo, hizo público el día 30 un artículo titulado “El aparato internacional de supervisión financiera no debe sumarse a la política hostil a la RPDC de EE.UU.”.

Su texto íntegro es el siguiente:

En la reunión anual del Equipo de Trabajo de Acción Financiera contra el Lavado de Dinero (FATF en inglés), sesionada del 14 al 17 de junio en Alemania, se ha designado otra vez la RPDC como “sujeto muy peligroso en la jurisdicción que requiere de una acción“.

De esta manera, ese aparato internacional de supervisión financiera se ha sumado abiertamente a la política hostil anti-RPDC de EE.UU. que se obstina en manchar la imagen de nuestro Estado y quitarle el derecho al desarrollo normal.

Como es conocido por todos, la FATF describió en 2011 a la RPDC como “país peligrosísimo que amenaza el sistema financiero internacional” obedeciendo ciegamente a EE.UU. que la acusa sin fundamentos como “sospechosa de lavado de dinero“. Desde entonces, incluye anualmente a nuestro país en la lista de los sujetos arriba mencionados.

Este hecho deviene un acto vergonzoso que contraviene a la misión del aparato internacional que debe garantizar el orden sano y disciplinado del sistema financiero internacional y defender la imparcialidad.

No tenemos nada que ver con los crímenes de toda índole, inclusive el lavado de dinero y el apoyo al terrorismo.

Pero, ese organismo nos pidió reiteradamente “disipar las preocupaciones mutuas” mediante el intercambio de opiniones en la cita bilateral. De ahí, realizamos desde 2013 las negociaciones directas con él a fin de eliminar el malentendido del aparato y dar a conocer a la sociedad internacional nuestra posición justa.

Pese a las maniobras obstructoras de EE.UU. y otros países disgustados de la cooperación con el aparato, nuestro país vino profundizando el entendimiento mutuo con los países miembros y cumpliendo sus compromisos contraídos con el aparato.

A citar una prueba de ello, en julio de 2014, ingresó en calidad de observador al grupo anti-lavado de dinero de la región de Asia-Pacífico y enmendó la ley nacional sobre el anti-lavado de dinero y anti-financiación del terrorismo.

Al mismo tiempo, suscribió el Convenio de la ONU contra el Crimen Organizado Transnacional y reforzó el sistema de aparatos nacionales para su implementación.

A pesar de eso, la FATF se doblegó ante la presión de EE.UU. despreciando los esfuerzos sinceros de la RPDC y recurre obstinadamente a tildarla como lo susodicho.

EE.UU. expone abiertamente su siniestra intención de frenar el desarrollo independiente de la RPDC al involucrar hasta el aparato internacional en la campaña para atropellarla.

Bajo el rótulo de “contener la financiación de la proliferación de armas de destrucción masiva“, obligó en 2016 a los países miembros del aparato a aplicar la sanción financiera según la “resolución de sanción” anti-RPDC aprobada en el Consejo de Seguridad de la ONU.

En 2018 cuando la RPDC se concentraba en la construcción económica socialista, presionó a FATF a tomar las contramedidas anti-RPDC acusándola de “propensa al lavado de dinero y a la financiación de terrorismo”.

Es realmente un típico acto bandidesco y descarado de EE.UU.

Queremos escuchar la respuesta clara de FATF si sirve realmente para conservar el sistema financiero internacional, su adhesión a la campaña de EE.UU. deseoso de aislar a nuestro Estado muy digno en la palestra internacional y utilizar el mismo sistema como herramienta para tomar la hegemonía.

De verdad, EE.UU. es el país que debe encabezar la lista de “sujetos muy peligrosos en la jurisdicción que requieren de una acción“.

Hoy en día, EE.UU. deviene el líder mundial de transacciones ilegales como el lavado de dinero y el culpable principal del terrorismo internacional y la destrucción de paz y estabilidad que instiga por doquier del mundo a los terroristas y entidades antigubernamentales a la violencia y al asesinato suministrándoles fondos y armas letales y hasta entrenándolos.

El aparato internacional de supervisión financiera deberá reflexionar seriamente desde la posición imparcial y objetiva.

Es invariable la posición de nuestro país de contribuir a las actividades del aparato, orientadas a prevenir el lavado de dinero y la financiación de terrorismo y proliferación de armas de exterminio masivo.

Espero que se recupere las sinceras relaciones de cooperación con FATF y le aconsejo a este aparato de monitoreo financiero que deje de seguir la política hostil anti-RPDC de EE.UU.