Cuando Japón se convierte a una gran velocidad en el Estado bélico bajo el vistoso rótulo de “defensa exclusiva“, un ex alto mando de las “Fuerzas Marítimas de Autodefensa” fue designado hace poco como jefe del Santuario Yasukuni ,donde están conservadas las tablas mortuorias de los criminales de guerra de categoría especial.
En ese país se hizo ya una corriente política, la visita colectiva de los políticos al santuario en cualquier tiempo. Por esta razón, resulta muy sospechoso el nombramiento del ex magnate de las “Fuerzas de Autodefensa” como administrador de los restos de los criminales de guerra.
En enero de este año, acudieron ahí en tropel un cabecilla y decenas de las “Fuerzas Terrestres de Autodefensa“.
En febrero, se conoció que lo hizo también en mayo del año pasado el comandante de la flota de ejercicios de las “Fuerzas Marítimas de Autodefensa“, vestido de uniforme militar y acompañado de sus inferiores, ofreciendo hasta los tributos, hecho que volvió a generar críticas y precaución de la sociedad internacional.
En tales circunstancias, los fantasmas de ese lugar, que calentaban con la fiebre de regresión a los políticos japoneses, desempeñarán bajo el mando del ex magnate de las “Fuerzas de Autodefensa” hasta el papel de “maestros encargados de la educación espiritual” para los autores directos de cumplimiento del largamente acariciado sueño con la “esfera de coprosperidad de la gran Asia oriental“.
Es que los fantasmas del “ejército amarillo (japonés)“, que había tomado en el siglo pasado la vía de agresiones y saqueo, “se resucitan” en las “Fuerzas de Autodefensa“, contagiadas con la venenosa idea militarista.
Aunque Japón trata de amparar tales hechos describiéndolos como “visita privada según la voluntad libre del individuo” ante las fuertes protestas y condenas de todo el mundo, no se puede ocultar nunca su propósito verdadero de realizar la militarización y la ambición revanchista.
Aunque fuera la “libertad personal” o “visita privada“, la misma presencia en el Santuario Yasukuni significa la alabanza abierta a los crímenes antiéticos cometidos por Japón.
Además, resulta cada vez más peligrosa porque los maníacos de reagresión dentro y fuera de las “Fuerzas de Autodefensa” toman la delantera en inculcar el ultranacionalismo en la sociedad japonesa.
Ahora también el país isla hace apología de sus crímenes del pasado a través de la tergiversación de la historia y amplía sus “Fuerzas de Autodefensa” como cuerpo equipado con armamentos sofisticados, so pretexto de la “creciente amenaza” proveniente de los países circunvecinos.
La ambición de reagresión de Japón no se cambiará nunca, aunque transcurra mucho tiempo y se sucedan las generaciones.
Es evidente que la humanidad podrá sufrir de nuevo grandes calamidades si no hace caso a ese hecho.
Cualquier hombre amante de la paz deberá ponerse alerto ante el “renacimiento” de los manes del “ejército japonés” en un rincón oscuro del santuario.