El otoño de Pyongyang es espectacular por las hojas amarillecidas y enrojecidas de árboles. Destaca sobremanera el monte Ryong-ak.
Su nombre se deriva del hecho de que su figura es semejante a un dragón a punto de volar hacia el cielo. Mide 292 metros de altura sobre el nivel del mar.
Después de ser elevado por el movimiento de la corteza terrestre en el período cretáceo de la era Mesozoica, se formó por el movimiento tectónico del período neozoico. Su aspecto es abrupto por sus profundos valles en cuatro direcciones y sus rocas desnudas en su cima. Tiene 30º de inclinación. En la falda de su ladera hay una fuente con aguas cristalinas entre grietas de rocas. Dicha fuente mana en todas las estaciones del año.
Están distribuidas allí más de 600 especies de plantas, entre ellas, cabe destacar el gingko que lleva unos 500 años de edad.
En el monte hay reliquias históricas como la ermita Pobun y la escuela Ryonggok.
Es un monte conocido por sus rocas y picos de formas raras, y sus flores en plena floración en primavera. Es un frondoso bosque en verano. Tiene hojas amarillecidas y enrojecidas en otoño. Se escuchan cantos de pájaros que recuerdan una sinfonía de la gran naturaleza.
Desde el pico Taebong, la cumbre del monte, se puede contemplar una hermosa vista panorámica de la ciudad de Pyongyang y el paisaje rural con abundante cosecha.
Al pie del monte está el Campamento de Niños de Mangyongdae. También se puede ver la Casa de Reposo para Veteranos de Guerra de la ciudad de Pyongyang. Igualmente se divisa la Fábrica de Agua Manantial Ryongaksan y la Fábrica de Jabones Ryongaksan.
Cuenta con una red de carreteras de decenas de kilómetros, varios miradores y lagunas, locales de juego y de comer al aire libre, donde los capitalinos pasan el tiempo alegre de descanso practicando el alpinismo.