La ministra de Relaciones Exteriores de la RPDC, Choe Son Hui, hizo pública el día 19 una declaración titulada “Pagarán sin falta los precios los países involucrados en las tentativas de la ilícita sanción anti-RPDC“.
El documento va como sigue:
A contrapelo de los principios de las leyes internacionales que tienen como su núcleo la igualdad de soberanía y la no intervención en los asuntos internos, EE.UU. y los países satélites tratan de resucitar la estructura de sanción y presión anti-RPDC que se halla en situación asoladora de quiebra y ruina.
Se dice que el “grupo de vigilancia de sanciones multilaterales” desempeñará las funciones del grupo de especialistas extinguido tras cumplir la vigilancia de la ejecución de las “resoluciones de sanciones” de la ONU durante más de 10 años. Pero, la razón de su existencia y su objeto son estrictamente ilícitas e ilegales y su presencia actual contraviene a la Carta de la ONU.
Expreso seria preocupación y lástima a las bribonadas habituales de EE.UU. que intenta corregir a su antojo los órdenes internacionales persiguiendo sus codicias hegemónicas y condeno de manera resuelta y rotunda calificándolas de desafío a la justicia internacional y a los más abiertos actos violadores de soberanía.
La sanción anti-RPDC liderada por EE.UU. no es una experiencia nueva para nosotros.
Sin embargo, sirven de ente amenazante que sacude de raíz las relaciones internacionales y ensucia gravemente el ambiente de seguridad mundial las conductas unilaterales de EE.UU., carente de la meditación sana y la sensación realista y cautivado de las ideas obsesionantes, y algunos Estados que le siguen a ciegas.
Nueva aparición de los componentes de amenaza hostil demanda complementar sin cesar nuevos elementos a las contramedidas indispensables para detenerlos.
Es una ley que a las conductas erróneas corresponden las reacciones inevitables y los precios correspondientes.
Sería una equivocación fatal si EE.UU. piensa que podrá asustarnos y detener nuestro avance con los aparatos de sanción y presión ya desgastados.
Como ha aclarado ya el Presidente de Asuntos Estatales de la RPDC, el sufrimiento que impuso el país americano a nuestro pueblo se ha convertido en la vehemente indignación a EE.UU. y ésta sirve de factor decisivo y oportunidad estratégica que centuplican nuestra fuerza.
Si EE.UU. trata de controlar al mundo con el despotismo y arbitrariedades, mucho más países se interesarán en acabar con la hegemonía a estilo norteamericano y así se adelantará la aparición de la estructura mundial de solidaridad antiyanqui.
Es firme la voluntad de la RPDC de preservar los derechos soberanos del Estado, la paz y seguridad de la región y el mundo frente a los cada día más abiertos intentos hostiles de EE.UU. y los Estados seguidores.
Aprovechando esta oportunidad, recuerdo los actos criminales de la República de Corea que invadió las esferas jurisdiccionales de nuestro Estado y engendró las calamidades de hoy y dejo en claro que también EE.UU. asumirá la responsabilidad debido por el respecto.
Grabaremos en nuestra memoria a EE.UU. y la RC, que capitanearon la ilícita sanción y presión anti-RPDC, y a Japón, Canadá, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Holanda, Australia y Nueva Zelanda que tomaron parte activa en ellas, y anotaremos sin excepción alguna sus trayectorias hostiles.
Pagarán debidamente los precios las fuerzas involucradas en las intrigas anti-RPDC