Los efectivos de la rama médica del Ejército Popular de Corea vienen librando una lucha abnegada por cumplir la misión de servidores fieles, hijos y defensores de la felicidad del pueblo desde su incorporación a la guerra antiepidémica hace 10 días para defender la seguridad de la capital y la vida y salud del pueblo, en acato a la orden de combate llena de confianza y esperanza del estimado compañero Kim Jong Un.
Frente a la grave situación creada por la entrada en el país del SARS-CoV-2 que azota el mundo, el Secretario General del Partido del Trabajo de Corea, Kim Jong Un, convocó seguidamente las reuniones partidistas importantes, inclusive la del Buró Político del CC del PTC, y dirigió al frente la campaña profiláctica de máxima emergencia de todo el partido, todo el país y todo el pueblo.
En la reunión consultiva del BP del CC del PTC, abierta otra vez el 15 de mayo, emitió la orden especial de la Comisión Militar Central del Partido de despachar con urgencia a los médicos militares al frente antiepidémico de la capital para estabilizar de inmediato el suministro de medicamentos en Pyongyang y cambiar la situación sanitaria general.
Enseguida, el Comité del PTC en el EPC celebró la reunión ampliada de su Comité Ejecutivo y tomó las medidas radicales y de movilización para llamar a los efectivos de la medicina militar al cumplimiento de la orden especial del CC del Partido.
Tras sostener el acto de juramento, esos combatientes procedieron de modo relámpago a la distribución de fármacos con la carta roja de despacho en que fue inscrito el emblema del PTC.
El grupo de mando del Ministerio de Defensa Nacional se esmeró en la operación y mando sobre la batalla antiepidémica de la capital.
Luego de averiguar de nuevo el estado de distribución de farmacias por zonas, colocó más de 50 centros temporales y móviles de servicio de medicamentos en cooperación con los funcionarios de los órganos del partido y el Poder para que las benevolencias del partido lleguen lo más pronto posible a la población.
Tomó a tiempo las medidas de trabajo para cubrir en todo lo posible las demandas del pueblo y facilitar su confort.
Los médicos militares conservaron con responsabilidad los medicamentos, realizaron de manera concreta y activa el suministro por poblados, familias e individuos conforme a la situación sanitaria y ofrecieron servicios médicos no solamente a los clientes de farmacias, sino también a los pacientes aislados en casa.
Acudieron a las fábricas y empresas, que impulsan la producción sin interrupción, y las familias de los 11 municipios capitalinos donde distribuyeron medicamentos, ejecutaron la campaña de tratamiento y enseñaron las terapias tradicionales Coryo según las secuelas de la epidemia.
La lucha abnegada de ellos hizo gran aporte a elevar la conciencia de crisis y la profiláctica de los habitantes de zonas encargadas y mantener la unanimidad de pensamientos y acciones.
Por su parte, los camiones de transporte ubicados en más de 670 puestos suministraron a tiempo los fármacos a los campos de batalla antiviral de la capital.
Cada día, se reportaron más conductas loables de los enviados del CC del Partido y se hicieron más fuertes las voces de elogio de los capitalinos.
De veras, los 10 días y noches de la batalla profiláctica de la capital se coronaron con la fidelidad del ejército revolucionario del partido, que cumplió con acción la petición encarecida del CC del PTC de defender a toda costa la vida y seguridad del pueblo y la demanda de la revolución de avanzar con tesón encargándose de la carga pesada de la patria, y con los méritos valiosos de los médicos militares revolucionarios de la gran época de Kim Jong Un.