En la historia de la lucha del pueblo coreano contra la dominación militar del imperialismo japonés, está registrado el incidente de estudiantes de Kwangju.
El 30 de octubre de 1929, un estudiante secundario japonés burló y ofendió a una alumna coreana en el tren de Raju-Kwangju. Entonces los estudiantes coreanos se desquitaron de los estudiantes japoneses en la estación de Kwangju. Al ocurrir el choque, los policías nipones ampararon a sus estudiantes y perpetraron una brutalidad a los estudiantes coreanos y los arrestaron. El 1 de noviembre varios centenares de estudiantes secundarios japoneses, junto con su personal docente y auxiliar y provistos de armas mortíferas de todo tipo, volvieron a embestir con sorpresa a los estudiantes coreanos en la estación arriba mencionada bajo el amparo de los policías.
El 3 de noviembre, indignados por el hecho, todos los estudiantes coreanos de la ciudad de Kwangju organizaron a la vez una huelga estudiantil y libraron una violenta lucha antijaponesa bajo las consignas “¡Abajo el imperialismo japonés!” y “¡Deroguen la educación colonial esclavista!”.
Entonces los japoneses, aturdidos, proclamaron el estado de sitio y arrestaron a los manifestantes.
Pese a esto, la lucha se expandió a todo el territorio nacional desde diciembre.
Así en esta lucha realizada desde el noviembre de 1929 hasta el abril del año siguiente, participaron más de 60 mil estudiantes de más de 190 escuelas y habitantes de diversas clases y capas de todo el país.
El imperialismo japonés fortaleció la red de vigilancia en el ámbito nacional y movilizó, además de los policías, a los militares para la represión.
Tal incidente no pasa de ser una mínima parte de los crímenes cometidos los nipones durante el período de su dominación militar de Corea.
Aunque han transcurrido más de 70 años desde su derrota, Japón no ha liquidado la cuenta por su crimen de lesa humanidad, que no se borrará ni se olvidará con el tiempo y el cambio de generaciones.
Japón debe comprender a las claras que jamás se librará de su responsabilidad ante el derecho internacional y la moralidad que es saldar la cuenta del pasado, y no tendrá su futuro antes de reflexionar sinceramente sobre su pasado criminal e indemnizar cabalmente.