El ministro de Relaciones Exteriores de la República Popular Democrática de Corea, Ri Yong Ho, hizo pública el día 23 la siguiente declaración:
El día 21, en una rueda de prensa con un periódico estadounidense, el secretario de Estado norteamericano, Pompeo, exteriorizó que si la RPDC no procediera a la desnuclearización, EE.UU. seguirá firme en aplicarle una sanción sin precedentes en su intensidad y le hará reconocer la certeza de esa opción.
Como reza el refrán: “Mono vestido de seda, mono se queda”, él no es sino una ponzoña de la diplomacia norteamericana desde todos los ángulos.
El 24 de abril pasado, también en una entrevista con el círculo de prensa estadounidense profirió un supuesto “cambio de ruta”, siendo víctima de una avalancha de críticas.
Es imposible que salgan palabras razonables de la boca de ese malvado que merece un categórico repudio de muchos países por utilizar en diferentes latitudes del mundo los métodos más perversos de la CIA como un medio diplomático.
Lo que no se puede pasar por alto es que se reitera en tales desatinos en momentos en que se pone sobre el tapete el diálogo RPDC-EE.UU. y, más aún, en calidad de jefe de su parte para éste.
Ya que Pompeo desató improperios hacia nosotros faltando a la elemental obligación moral del hombre e ignorando su condición de jefe de la diplomacia de un país, estoy dispuesto a pagarle con la misma moneda.
Acaso, ¿es él quien visitó en varias ocasiones Pyongyang siendo recibido por el Presidente del Comité de Estado de nuestra República y las aprovechó para rogar la desnuclearización y reiterar el establecimiento de nuevas relaciones bilaterales?
Su comportamiento es completamente paradójico con lo de antes, me decepciono enormemente de si puede resolver algún problema, sentándome cara a cara con un hombre tan descarado como él.
Es de dominio público que EE.UU. ha engendrado el problema nuclear de la Península Coreana y entorpece su solución.
A decir la verdad, después de aprobada la Declaración Conjunta RPDC-EE.UU. del 12 de Junio, EE.UU. no hizo otra cosa que complicar más el problema con sus incesantes simulacros anti-RPDC en la Península Coreana y sus inmediaciones en las que ha introducido sus bienes estratégicos.
No obstante esto, al ver que Pompeo tergiversa lo ocurrido y vuelve a salir con un inveterado canturreo de sanción, está claro que carece de un modo sano de pensar y de un juicio razonable, y ensombrece las negociaciones RPDC-EE.UU.
Mientras las cosas han ido sin tropiezo, si se inmiscuye Pompeo éstas terminan en un fracaso, esto evidencia que presta más interés por su “ambición política” del futuro que por la actual política exterior de su país.
Hemos explicado lo suficiente para que EE.UU. se entere de nuestra posición y, gastando el tiempo, hemos demostrado paciencia a más no poder.
Empero, si EE.UU. sueña todavía con lograrlo todo mediante la sanción, no tenemos otro remedio que dejarle seguir lo mismo hasta hartarse o quebrar ese delirio. Estamos totalmente preparados tanto para el diálogo como para el enfrentamiento.
EE.UU. delira si piensa hacernos frente con algo deplorable como las sanciones, sin abandonar su postura conflictiva.
Si es así, la RPDC existirá largo tiempo como mayor “amenaza” de EE.UU. y le enseñará sin falta lo que le compete en la desnuclearización .