Kim Son Gyong, viceministro encargado de las organizaciones internacionales del Ministerio de Relaciones Exteriores de la RPDC, publicó el día 30 la siguiente declaración:
El día 28, el secretario general de la ONU, Guterres, expuso, por conducto de su portavoz, una posición de que “condena categóricamente” el lanzamiento de satélite de reconocimiento militar por parte de la RPDC, calificándolo de “violación de resolución” del Consejo de Seguridad de la ONU.
Manifiesto desprecio a la conducta reiterada y errónea del secretario general de la ONU quien denunció insolentemente las actividades soberanas de la RPDC que ejerció el derecho general a usar el espacio, concedido a todos los países.
Por mucho que esté bajo la influencia política de EE.UU. y los países occidentales y le falte el criterio independiente y objetivo sobre el problema de la Península Coreana, el secretario general de la ONU debe hablar a base de su propio cargo y el juicio racional sobre todos los pormenores de la situación dada, lo que es mi opinión.
Sin embargo, en exceso de la muestra de preocupación, él repitió sin titubeo las tonterías como “condena“, iguales a las emitidas por el altavoz del Departamento de Estado de EE.UU., de manera que manchó por sí mismo su posición del funcionario internacional que asume la responsabilidad sólo ante la organización, en vez de actuarse bajo el control de cualquier gobierno fuera de este órgano.
No puedo contener lástima, extrañeza y desesperación a la conducta verbal parcial e insensata de esta marioneta de EE.UU.
Carente de la bravura y voluntad de criticar a Israel que comete el genocidio en cara de la sociedad internacional y a EE.UU. que lo ampara, el secretario general de la ONU no tiene calidad de censurar el derecho soberano que la RPDC ejerce al igual que otros países.
Deseo a él que no deje una mala reputación como secretario general más impotente y vacilante en la historia de la ONU y le aconsejo que antes de hablar de la RPDC, medite sobre su deber asumido ante la Carta de la ONU y otras leyes internacionales.
Aprovecho esta oportunidad para expresar una seria preocupación al intento del Consejo de Seguridad de la ONU de convocar otra vez la reunión abierta que cuestionará el legítimo lanzamiento de satélite de la RPDC, en demanda bandidesca de EE.UU. y sus acólitos, y advertir las consecuencias catastróficas que traerá la imprudencia.
De ahí que no cumple con su deber y papel en el cese de fuego en la franja de Gaza, que es la tarea apremiante de la sociedad internacional, debido a la actitud injusta de EE.UU., el CS de la ONU no tiene la calidad ni derecho de cuestionar el ejercicio del justo derecho de un Estado soberano.
Para la RPDC, el lanzamiento de satélite de reconocimiento militar no solo es un trabajo indispensable para el fortalecimiento de la capacidad autodefensiva, sino también un asunto fatal de defender o no el derecho independiente.
Y para la sociedad internacional, deviene un problema esencial de mantenerse o no la igualdad de la soberanía y la no intervención en los asuntos internos, estipuladas en la Carta de la ONU.
El proceder parcial del CS de la ONU que denigró la confianza y fama de su organización, causará inevitablemente un resultado trágico de autodestrucción.
No perdonaremos nunca todas las tentativas de las fuerzas hostiles destinadas a infringir la inviolable esfera del ejercicio de soberanía, ni retrocederemos en el camino para poseer sin falta la capacidad de reconocimiento cósmico, sin prestar oídos a otros.