Resulta muy significativo que el VII Congreso de la Unión de Mujeres Socialistas de Corea, organización política de masas femeninas coreanas, tenga lugar inmediatamente después de la exitosa celebración del histórico III Pleno del VIII Período del Comité Central del Partido del Trabajo de Corea.
Hoy se elevan con creces el entusiasmo y el ímpetu de todo el pueblo, alentado en sumo grado por las resoluciones y medidas especiales adoptadas en el reciente pleno del Comité Central del Partido con la finalidad de impulsar nuestra construcción socialista de forma más exhaustiva y vigorosa.
En nombre del Comité Central del Partido, extiendo mis más calurosas felicitaciones a esta cita femenina, efectuada en una coyuntura trascendental de la edificación socialista, con la esperanza de que sea una buena oportunidad para volver a dar una correcta comprensión de la posición y las tareas del movimiento femenino coreano que ocupa un lugar importante en el proceso revolucionario y formar a las integrantes de la Unión como revolucionarias fieles al Partido y patriotas inflexibles.
El avance y desarrollo ininterrumpidos del socialismo a nuestro estilo y el aumento continuo del poderío estatal en condiciones subjetivas y objetivas tan complejas como las actuales son inconcebibles sin la lealtad y el patriotismo de las mujeres coreanas y las integrantes de la Unión que mueven con brío una rueda de la carreta de la revolución por el camino de triunfo bajo la guía del Comité Central del Partido.
El noble mundo espiritual y la lucha inflexible de nuestras mujeres que en los momentos alegres y tristes siguen solamente al Partido del Trabajo de Corea confiándole todo su ser y no escatiman esfuerzos de ilimitada abnegación para engalanar a la patria socialista de mayores triunfos y gloria enorgullecen en gran medida a nuestro Partido y pueblo.
En la imborrable trayectoria de lucha de estos últimos cinco años en que la revolución coreana ha logrado un ascenso espectacular pasando por un nuevo período de prueba y fogueo, ellas han realizado hazañas sustanciales para la patria, el pueblo y las jóvenes generaciones haciendo gala de un gran fervor patriótico.
Aunque las calamidades naturales y otros sucesivos desafíos para nuestro Estado y pueblo supusieron mayores dificultades en todos los hogares del país, ellas, antes de preocuparse por su vida económica, pensaron en la responsabilidad que asumen ante el Partido y la patria, y con toda devoción trabajaron para sostener a nuestro régimen e incrementar el poderío estatal.
Los grandes logros y cada una de las enorgullecedoras creaciones que simbolizan la autoestima y la prosperidad del Estado llevan impresas las huellas del noble sentimiento y la entrega de todas las mujeres coreanas quienes han protagonizado hazañas laborales al acudir a sectores importantes de la construcción socialista y encargarse de tareas difíciles, han superado las dificultades con la sonrisa y han adornado la gran familia socialista con sus bellas virtudes y rasgos.
La emocionante sinceridad con que aun soportando la pesada carga del quehacer doméstico inducen a sus queridos esposos e hijos a seguir con lealtad al Partido y la revolución y se esfuerzan con tesón para encontrar y realizar trabajos que beneficien al país acrecienta la fuerza a nuestra revolución que avanza venciendo las pruebas.
Para colocarse dignamente en la actual posición estratégica, reconocida mundialmente, y exhibir su orgullo y gloria, nuestro país ha contado con la abnegación y el apoyo desinteresado de sus mujeres fuertes y puras. El Partido siempre tiene bien presentes sus gestos valerosos y loables y sus sentimientos hermosos.
Aprovecho esta ocasión para hacerles llegar mis cordiales saludos de agradecimiento a todas ellas que se han dedicado en cuerpo y alma para el fortalecimiento y desarrollo del país, el luminoso futuro de las jóvenes generaciones, la unidad y la armonía de la sociedad y la familia, superando valerosamente las pruebas siempre en pos del Partido.
Avanzar con firmeza hacia una nueva victoria del socialismo, asumiendo de forma plena y consecuente la responsabilidad de la seguridad y el bienestar del pueblo, por muy peliaguda que sea la situación que enfrentamos, y así procurarle al pueblo y a las mujeres coreanas, los mejores del mundo, un porvenir más luminoso y una vida estable y feliz, libre de toda preocupación, es una firme voluntad del Partido.
De ahí que su último pleno presentó una política de capital importancia que posibilite el rápido desarrollo de la construcción socialista en pésimas situaciones y adoptó medidas decisivas de implementación para resolver problemas acuciantes, objeto de gran interés y deseo de nuestro pueblo y mujeres.
Si en momentos tan difíciles como los actuales todo el pueblo se aglutina monolíticamente en torno al Partido, cultiva una voluntad y fe inquebrantables en lugar de abrigar una vaga esperanza, y manifiesta el espíritu propio de la revolución coreana y el estilo de lucha de apoyo en las propias fuerzas y de perseverancia, el florecimiento y la felicidad de una nueva era, anunciados por el VIII Congreso del Partido vendrán infaliblemente a nuestro encuentro.
Las mujeres constituyen poderosas fuerzas del desarrollo estatal y social. Sin su papel no se puede pensar en la familia, en la sociedad y a la larga en el futuro de la patria.
Al agrupar en un haz a las féminas que componen la mitad de la población y poner en acción su espíritu y patriotismo, se puede potenciar las fuerzas propias y el motor interno de la revolución y acelerar más la velocidad de la construcción socialista. Por esta razón, el Partido concede un profundo significado al papel de la Unión de Mujeres, organización política de masas y de educación ideológica, en la actual marcha para abrir una era de un nuevo ascenso y gran transformación en la construcción socialista.
La Unión de Mujeres debe necesariamente aumentar considerablemente su capacidad de combate en esta etapa crucial de la revolución y convocar a todas sus miembros a materializar las resoluciones principales del Congreso del Partido y de su Comité Central, para así inyectar más vigor a nuestra revolución que avanza e impulsar enérgicamente la actual marcha general de todo el pueblo.
Su tarea central en la etapa actual es formar a todas sus integrantes como revolucionarias genuinas y patriotas fervorosas con una sólida preparación política y moral y que se consagran a la labor socialista y patriótica.
Le corresponde poner de pleno manifiesto el poderío del movimiento femenino coreano al implantar firmemente en sus miembros el puntal ideológico y espiritual de fidelidad y patriotismo y enardecer al máximo el fervor revolucionario.
Primero, a sus organizaciones les atañe poner un gran empeño en la labor ideológica encaminada a elevar el nivel político y de conciencia de sus miembros.
Esto deviene una fase indispensable y primordial para prepararlas como revolucionarias auténticas que se consagran a la prosperidad y el desarrollo de la gran familia socialista, sin perseguir solamente a la felicidad de un solo hogar.
Lo fundamental en esa tarea es sembrar profundamente en ellas las líneas y la política del Partido.
El proceso de pertrecharlas con esas directrices de la revolución y su construcción y organizarlas y movilizarlas para su materialización es precisamente el de elevar la conciencia política de las masas y convertirlas en revolucionarias y comunistas.
Las organizaciones de la Unión de Mujeres deben poner oportuna y correctamente a sus miembros al tanto de los lineamientos y política del Partido y explicarles con palabras claras y comprensibles su esencia y contenido, de modo que se convenzan de que serán más poderosas y ricas al proceder conforme a la política del Partido.
En particular, les darán a conocer a fondo las metas y tareas de lucha y las ideas esenciales que deben tomar como guía en la vida pública y privada, presentadas en el último Congreso del Partido y los plenos de su Comité Central, de manera que se conciencien claramente de sus deberes en esta nueva era de avance y dinamismo.
Es importante divulgar y educar en la justeza y vitalidad de la política del Partido, en estrecha relación con la realidad y de forma verídica y persuasiva, para que todas sus integrantes sientan en carne propia cuán grandes son el amor y la solicitud del Partido y el Estado hacia el pueblo y cuán generosos son los beneficios que reciben y se esfuercen para corresponderles.
No se limitarán a transmitir una o dos veces las ideas y orientaciones del Partido, sino lograrán que cada momento del trabajo con las integrantes de la Unión sirva para rearmarlas con los lineamientos y la política del Partido.
Es preciso ampliar sus conocimientos políticos por medio de las publicaciones revolucionarias como el órgano del Partido y la revista Joson Nyosong. Las miembros de la Unión harán parte de la vida y un hábito la lectura diaria de Rodong Sinmun, para así grabar bien la voz del Partido y conocer mejor la palpitante realidad de la construcción socialista. Deben editar la revista Joson Nyosong con profundo significado político al reflejar sensiblemente la política del Partido e insertar en ella temas urgentes para la educación femenina y que satisfagan su curiosidad, haciendo de la publicación una grata compañía de todas las mujeres.
En la tarea de elevar el nivel político y de conciencia de las integrantes de la Unión resulta importante efectuar como una ofensiva la educación ideológica centrada en la educación en los cinco puntos.
Hace falta hacer de distintos medios educativos, entre ellos el recorrido por los antiguos escenarios de combate y otros lugares históricos revolucionarios, un procedimiento de la formación política en que se cultiva la lealtad al Partido, la inquebrantable fe en el triunfo de la revolución, el ardiente amor a la patria socialista, la clara conciencia de clases y las cualidades comunistas.
Aprenderán del noble mundo ideológico y espiritual y el estilo de lucha de las viejas generaciones de la revolución. Heredar de las mismas la lealtad, el espíritu revolucionario, la inflexible disposición de lucha y los nobles rasgos es una tarea importante para cualquiera de los contemporáneos. Especialmente se presenta como una cuestión apremiante a las mujeres que ocupan un lugar preponderante en el quehacer de darle continuidad al espíritu revolucionario de la familia y al prestigio de la potencia.
Al apreciar correctamente el espíritu revolucionario de las viejas generaciones y el verdadero valor de su sangre y sudor, serán protagonistas genuinas de la gran era de transformaciones y piedras firmes que sostienen al país dándole continuidad a la excelente tradición familiar y nacional, en vez de ser simples espectadoras que desde la cerca del pequeño hogar observan la época y la realidad en constantes cambios.
A las organizaciones femeninas les compete educar ideológicamente a sus miembros con datos históricos verídicos, de forma que se convenzan de que al confiar y seguir al Partido y el Líder como pilares espirituales, como lo hicieron los héroes y precursores del período de la restauración y construcción posbélicas y de la era de Chollima, pueden colmar de gloria su existencia, asegurar la dicha de la familia y la posteridad y hacer más brillante el futuro de la patria. Lograrán que ellas tomen como paradigmas a las viejas generaciones que en apenas diez años de la posguerra levantaron bajo la guía del gran Líder Kim Il Sung un paraíso socialista donde resuena la canción No envidiamos nada a nadie en el mundo y se consagren de lleno para anticipar el día de la riqueza y fortalecimiento proyectado por el Partido.
Segundo, las organizaciones femeninas han de educar y guiar a sus miembros a poseer nobles rasgos cultos y morales.
Estos tendrán su continuidad en el estilo de vida de la nación, el modo de vida de la sociedad y las cualidades de sus descendientes.
Las integrantes de la Unión y otras mujeres deben tener presente que si son hermosas y puras en lo cultural y moral, el país alcanza un alto grado de civilización, las familias y la sociedad se mantienen sanas y se asegura un porvenir resplandeciente.
Les toca seguir manteniendo nuestro propio modo de vida y ambiente moral y las bellas costumbres propias de la nación.
Preferirán los trajes tradicionales chima y jogori, vestirán y se arreglarán con nobleza y refinamiento a tono con el gusto estético de la época, organizarán meticulosamente la vida económica y lograrán que en todos los aspectos de la vida se perciban nuestros gustos y aromas y prevalezcan los sentimientos nacionales.
Siempre arreglarán de manera culta y limpia sus propios hogares y las áreas urbanas y rurales donde viven y se acostumbrarán al ahorro. Las organizaciones femeninas deben tomar el Movimiento por el barrio y la unidad de vecinos fieles con la bandera roja 11 de julio y el Movimiento por la creación de la familia ejemplar en la cultura de la vida socialista no como un trabajo puramente administrativo sino como un proceso en que se eleva el nivel cultural de las féminas y se forma en ellas el amor a la tierra natal, la familia y el futuro y el espíritu de la diligencia, la moderación y el ahorro.
La cortesía, la buena conducta, aportar a la armonía familiar, ayudar al prójimo y llevarse bien con los vecinos son cualidades excepcionales de la mujer coreana.
Las organizaciones de la Unión deben poner un gran empeño en fomentar los bellos rasgos morales de las coreanas y promover sus virtudes.
Harán que sus nobles virtudes humanas se manifiesten cabalmente en el respeto a los predecesores de la revolución, a los maestros y a las personas mayores y en la observación concienzuda de la ética en el habla, el intercambio de saludos y la cortesía pública.
Las integrantes de la Unión y demás mujeres deben avanzar mano a mano hacia un futuro luminoso enarbolando la consigna comunista ¡Uno para todos y todos para uno!, síntesis de las cualidades espirituales y morales de la sociedad. Han de considerar como una virtud consagrarse para el prójimo, asumir como propios la alegría y el sufrimiento ajenos, apoyar, ayudar y conducir mutuamente y lograr que las relaciones humanas sustentadas en la virtud y el afecto se arraiguen en nuestra sociedad como firme base moral.
Apreciarán la familia, célula de la sociedad, y lograrán que en ella se anide la dicha.
Nadie puede sustituirlas en el papel de respaldar a los esposos a que sean fieles al Partido y la revolución, formar a los hijos como dignos trabajadores de la Corea socialista y traerle armonía y felicidad al hogar.
Pese a la escasez en la economía familiar, en todo momento serán conscientes de su responsabilidad como responsables de los quehaceres domésticos, nueras, esposas y madres, tratarán bien a los suegros y atenderán con devoción a los esposos e hijos para que cumplan impecablemente sus deberes ante el Estado y la sociedad.
Cuando todas ellas se convierten en nueras cariñosas, esposas amadas, madres atentas y vecinas generosas, nuestra sociedad se colmará siempre de vitalidad y ánimo y nuestro Estado tendrá mayor fuerza.
A las organizaciones femeninas les corresponde establecer entre sus miembros un ambiente revolucionario de vida culta y sentimental, para que lleven una vida optimista y de ricos sentimientos. De acuerdo a la psicología de las mujeres coreanas poseedoras de profundos sentimientos y amantes del arte, han de organizar diversas actividades culturales de masas, entre otras la difusión de canciones, el baile colectivo, el disfrute de obras literarias y artísticas y el recital. También deben realizar periódicamente los juegos deportivos y recreativos que concuerden con la constitución física y otras características de la mujer. De esta manera, lograrán que en la sociedad resuenen las risas de las mujeres y se respire un aire alegre y optimista y que por doquier predomine el optimismo.
A las organizaciones femeninas les atañe intensificar la lucha contra los fenómenos opuestos o ajenos al socialismo. Explicarán bien a sus miembros que los mismos son una mala hierba que siembra la desgracia en la cuna de felicidad y un tumor maligno que atenta contra la vida y el futuro de ellas mismas, sus familias y descendientes, hasta el punto de que cualquiera los deteste y los condene. Lejos de considerar como ajenas tales manifestaciones que afloran en sus cercanías y pasarlos por alto, las tomarán como asuntos relacionados con el destino de nuestro socialismo y que deciden la vida y la muerte de sí mismas y de los descendientes, las combatirán sin demora y de forma intransigente, por muy insignificantes que sean. En su condición de protectoras de la vida política de sus miembros, les toca alertarlas oportunamente contra las tendencias extrañas en distintos aspectos de la vida como la vestimenta y el habla, así como arrancarlas de cuajo a través de la intensa educación y la batalla ideológicas.
Tercero, las organizaciones de la Unión han de movilizar enérgicamente a todas sus integrantes a la dignificante labor patriótica que enaltece la era de la primacía de nuestro Estado.
Sus miembros realizarán distintas actividades de motivación en importantes sectores y centros de producción donde se esfuerzan con denuedo para implementar las resoluciones del Congreso del Partido.
Con canciones revolucionarias y enérgicas arengas enardecerán los ánimos de los obreros, los ayudarán en el trabajo y en los recesos los alentarán con distintos servicios a las proezas de la creación y a la productividad.
Hace falta inducirlas a aportar sus sudores y esfuerzos sinceros a la construcción de una patria rica y poderosa.
Deben encauzar las actividades de la brigada de choque femenina a acondicionar las ciudades y los natales como lugares modelos e ideales, epítomes de la civilización socialista, y a ofrecer la ayuda laboral a fábricas, empresas y granjas cooperativas de las regiones respectivas, así como transplantar cada uno de los árboles e hierba con la inmaculada conciencia y genuino patriotismo.
Conscientes de su deber civil y con el amor a la patria, se movilizarán como un solo hombre en el movimiento por los trabajos útiles para la sociedad.
A las organizaciones femeninas y sus miembros les corresponde promover dicho movimiento como la cría de gusanos de seda y de conejos y realizar en cualquier lugar más trabajos que beneficien al país en correspondencia con las peculiaridades y las condiciones reales de las regiones respectivas.
Jamás menospreciarán el acopio de materiales ociosos, lo tomarán como una labor patriótica encaminada a ensanchar el patrimonio nacional y lo realizarán activamente.
Se esmerarán en la generalización de las experiencias positivas adquiridas en el movimiento por los trabajos útiles y fomentarán la emulación para aprenderse mutuamente y superar a otros.
Las integrantes de la Unión en los sectores comercial y de servicios, conscientes de su deber de servidoras fieles al pueblo, se ocuparán de ofrecerle más al pueblo empeñado en materializar las resoluciones del Congreso del Partido y servirles con mayor atención y amabilidad para que no tenga ninguna incomodidad.
Si las mujeres se incorporan en equipos de trabajo de amas de casa, esto contribuye a mejorar la vida de la población, ayuda la economía doméstica y promueve el colectivismo.
En las provincias, ciudades y distritos organizarán racionalmente y conforme a la situación real de cada cual una gran variedad de dichos equipos que coadyuven a incrementar la producción de artículos de consumo y al confort del pueblo, incorporarán a ellos a las amas de casa y los pondrán en pleno funcionamiento.
A las organizaciones de la Unión les toca intensificar la educación y el control entre sus miembros para prevenir la errónea tendencia y la manifestación egoísta de aquellas que se inscriben en los referidos equipos pero que en realidad no participan en la producción, de manera que aporten sustancialmente a crear los bienes sociales con su trabajo laborioso.
A las organizaciones de la Unión les compete trabajar escrupulosamente para incorporar activamente a la sociedad a sus miembros en edades aptas para el trabajo.
Su objetivo fundamental es formarlas como trabajadoras patrióticas que aman al país y el pueblo.
En nuestro país son muchas las mujeres que se mantienen calladamente en sus puestos, sin esperar ningún reconocimiento u honor, y se esfuerzan de todo corazón por el Partido, la patria y el pueblo. Nadie nos regala la felicidad. Solo cuando todos se empeñan con devoción por la creación nuestro futuro y vida se enriquecen y se embellecen.
Las organizaciones femeninas orientarán a sus miembros a seguir el ejemplo de las que abandonaron sus queridas tierras natales para ser maestras de escuelas o sucursales en recónditas aldeas montañosas o islas y de las protagonistas de bellos gestos que llevan una vida digna al asumir trabajos engorrosos como las faenas agrícolas en respuesta al llamamiento del Partido. Al inculcarles que con su incorporación a la sociedad pueden corresponder con la fidelidad y el patriotismo a la solicitud del Partido y la patria que las han formado y asegurar un futuro feliz para ellas mismas y sus descendientes, las inducirán a acudir voluntariamente a los honrosos puestos de la construcción socialista.
Dadas las diferentes trayectorias, gustos y niveles de conocimientos de las mujeres, es importante trabajar con métodos apropiados para integrarlas a la sociedad.
Las organizaciones femeninas, conocedoras de los aspectos y las cualidades positivos, las aficiones y la capacidad de sus miembros, estrecharán los vínculos con las entidades correspondientes para que se ubiquen en puestos adecuados. A medida que se activa la incorporación de las mujeres en la sociedad, las unidades correspondientes se empeñarán con escrupulosidad para crearles óptimas condiciones de trabajo y vida.
A las organizaciones de la Unión les corresponde fomentar entre sus miembros la ayuda al Ejército Popular.
Teniendo bien presente en todo momento la confianza del Partido que exalta a las esposas de los militares como “nueras mayores” del Partido y “cocineras” de la Comandancia Suprema, ellas cumplirán impecablemente su rol de auxiliadoras de sus esposos que llevan el fusil en la mano y atenderán la vida de los soldados con el mismo cariño con que los tratarían sus cuñadas y hermanas mayores.
Todos las miembros de la Unión y otras mujeres escribirán cartas de afecto y estímulo y ayudarán con toda sinceridad a los militares que realizan méritos en los puestos de defensa de la patria y las obras de la construcción socialista, así como prestarán profunda atención y cuidarán con devoción a los veteranos de guerra, los licenciados discapacitados y los familiares de los caídos en los combates o de los que siguen defendiendo a la patria.
Cuarto, las organizaciones de la Unión procurarán que sus miembros se entreguen en cuerpo y alma a la educación y formación de sus hijos como revolucionarios.
Reza un dicho: Detrás de cada hombre excelente hay una madre excelente. La formación del hijo depende en gran medida del papel que desempeña la madre.
Las integrantes de la Unión y otras mujeres no deben olvidar que educar correctamente a sus hijos no es un simple asunto relativo a la continuidad de linaje de una familia sino la tarea más sublime consistente en preparar a los futuros continuadores de la revolución. No serán negligentes en su educación pensando con despreocupación que nada malo sucedería mientras el Estado se encarga de ella, sino que constantemente prestarán profunda atención al crecimiento y desarrollo de los hijos.
Les darán a conocer desde niñez la benevolencia del Partido y el sistema socialista, les inculcarán el amor al país y los inducirán a respetar a los padres, los mayores y al maestro, amar al colectivo y los compañeros, preferir las cosas de nuestra nación y odiar la injusticia, de manera que procedan con rectitud en cualquier momento y lugar. Particularmente a los jóvenes y niños, muy curiosos y sensibles a lo nuevo, se les educará bien y se los conducirá a dar correctamente los primeros pasos sin contagiarse de las extrañas ideologías, culturas y modo de vida.
Conscientes de que cada palabra y actitud de los padres se reflejan en la mente de los hijos como en el espejo, les darán un buen ejemplo en todos los momentos de la vida y les hablarán con hondo significado de modo que aprendan a colocar al país y el pueblo por encima de la familia.
Como reza el refrán: Al hijo querido, zurrarlo más, no serán indulgentes en el trato con los hijos, sino que serán siempre muy exigentes y los guiarán por un buen camino para que crezcan robustamente como genuinos hijos de la patria.
En su condición de madres, todas deben incitar a los hijos a que acudan resueltamente a los sectores difíciles de la economía y a los sagrados puestos de defensa de la patria para glorificar la juventud, en total respuesta al llamado de la época.
Grabarán en lo hondo del corazón el noble y ardiente amor de las madres de la pasada Guerra de Liberación de la Patria quienes sin ninguna vacilación enviaron a sus preciosos hijos a los campos de batalla y a otros lugares peligrosos para la defensa de la patria.
Aprovechando diversos medios como el Día de educación de los hijos, las organizaciones de la Unión divulgarán temas concernientes a la educación familiar, enaltecerán a las mujeres que han formado bien a sus hijos y los han alistado en el ejército, y a las que educan y ayudan bien a los hijos para que sean ejemplos en el estudio y la vida orgánica y cumplan los deberes revolucionarios con el esfuerzo sincero, así como realizarán con escrupulosidad la labor de aprender de ellas.
Parir y criar varios hijos es un asunto de capital importancia que decide el destino del país y el futuro de la nación. Las mujeres lo considerarán como un quehacer encomiable que favorece al país y la nación y como una muestra del patriotismo. Hemos de establecer en la sociedad el ambiente de ayudar bien y dar tratos preferenciales a las madres de varios hijos y afianzar las medidas de abastecimiento a nivel estatal.
Ofrecer a nuestros niños las óptimas condiciones de crianza constituye la política de suma importantica y el deseo supremo de nuestros Partido y Estado.
La Unión de Mujeres, teniendo presente el propósito del Partido que tomó las medidas especiales para la infancia en el III Pleno de su VIII Comité Central, prestará atenciones extraordinarias a mejorar los quehaceres de casas cuna y jardines infantiles y a que las cuidadoras y educadoras cuiden de los niños con el amor y ternura materna.
Es indispensable elevar por todos los medios la combatividad de las organizaciones femeninas para que la Unión de Mujeres Socialistas de Corea cumpla debidamente con su misión histórica y deber asumidos ante la época y la revolución.
Lo importantes en él es centrar las fuerzas en los asuntos internos.
A las organizaciones femeninas cuyo grueso lo integran las amas de casa se les presenta como un asunto de mayor importancia el intensificar la dirección sobre la vida orgánica e ideológica de sus miembros.
La Unión de Mujeres erradicará la tendencia a poner énfasis solo en las labores de brigada de choque o guardia de orden público y de campañas económicas, y se enfrascará en la organización y dirección de las actividades de la Unión de sus miembros.
Las organizaciones femeninas establecerán entre sus integrantes un ambiente riguroso de tratar con respeto a las agrupaciones a que pertenecen y observar estrictamente la disciplina organizativa. Les imbuirán la consciencia de que pueden unirse con el Partido y dar validez a la vida política solo a través de las organizaciones, de modo que todas sus miembros eleven el concepto de organización, tomar con respeto las resoluciones de las organizaciones y las cumplan con sinceridad e infaliblemente.
Intensificarán el estudio sobre el estatuto de la Unión para que todas sus integrantes lleven la vida en la organización estrictamente según el estatuto y las reglas.
Realizarán las reuniones generales regulares y el balance de la vida en la Unión infaliblemente en los días fijados en cualquier caso, elevarán el nivel político e ideológico de ellos y especialmente harán del balance el proceso de superación y formación ideológicas en que las miembros reconocen los errores, toman conciencia de ellos y los corrigen en el ambiente de intensas críticas.
Darán a cada miembro las tareas conforme a sus características y les ayudarán en cumplirlas de forma infalible para que el proceso de su cumplimiento sirva de un motivo importante en formarlas ideológicamente, fortalecer las organizaciones y hacer aporte al desarrollo social.
A las organizaciones femeninas les incumbe poner en funcionamiento eficiente el sistema de propaganda y motivación educativo establecido en su seno, arreglar y reforzar sus fuerzas e intensificar de forma ininterrumpida la educación ideológica para no dejar vacío en la ideología de sus integrantes.
La librarán de forma novedosa y original y con diversos métodos de gran eficacia. No deben hacerla a manera de transmitir los datos distribuidos de organizaciones superiores o de llenar el número de las veces. Conforme a las características de las mujeres sentimentales y minuciosas la realizarán por la representación de piezas artísticas o las conversaciones explicativas, organizarán reuniones tales como publicación y debates, en combinación de diversos métodos como la vista y escucha de multimedia para que cada vez de la labor ideológica emocione el corazón del público.
En librar la educación ideológica hay que eliminar las tendencias a exagerar y camuflar la realidad y elogiarse a sí mismo. Deben hacerla directamente con los datos reales para que las miembros de la Unión puedan creer y simpatizar por sí mismas y comprender correctamente la voluntad del Partido.
La combatividad de la Unión es precisamente la de las organizaciones de base. Al fortalecer estas se robustece aquella y al dinamizar sus actividades se anima toda la Unión.
El eslabón clave para el fortalecimiento de las organizaciones de base está en elevar el nivel profesional de las dirigentes de base. Con la falta de la capacidad profesional no pueden conducir debidamente a las organizaciones de base por muy firme y elevado que sean la decisión y el entusiasmo.
Es importante organizar con eficiencia el Día de las Dirigentes de las Organizaciones de Base y elevarles el nivel profesional y de preparación por diversas formas y métodos como cursos, ponencias de experiencias y consultas.
Las funcionarias de la Unión en el centro, provincias, ciudades y distritos bajarán de forma planeada y regular a las organizaciones de base para ayudarlas sustancialmente enseñando los métodos de organizar y dirigir la vida en la Unión y resolviendo sus problemas pendientes.
El problema importante que se presenta actualmente en fortalecer las organizaciones de base es tomar con acierto el control de sus filas y mejorar el sistema de dirección de la vida en la Unión conforme a las demandas reales. Al Comité Central de la Unión le incumbe estudiar y conocer al dedillo la situación actual de las organizaciones de base, tomar medidas racionales para la solución del problema de pertenencia y composición de sus organizaciones destinada a fortalecer la organización y dirección de la vida en la Unión de las miembros y resolver con urgencia el problema de las mujeres apartadas de la vida orgánica y no pertenecidas a la organización en todas sus filas. Además, reajustarán el sistema de órganos y de trabajo de sus comités de las ciudades, distritos y primarias para asegurar la organización y dirección de la vida orgánica e ideológica de las miembros.
A la Unión le compete impulsar con vigor el Movimiento por el Comité Primario Ejemplar de Fidelidad de la Unión de Mujeres y el por la Organización de Base de Fidelidad de la Unión de Mujeres poniendo énfasis en fortalecer la combatividad de estas. Y le atañe esmerarse en la labor destinada a crear las organizaciones modelo y generalizar sus experiencias para hacer de todas sus organizaciones de base las agrupaciones fieles al Partido, unidas compactamente como camaradas y de gran poder con que cumplan con responsabilidad cualquier tarea.
La llave para incrementar la capacidad de combate de las organizaciones de la Unión es intensificar la labor para con sus miembros.
El poderío de la organización es precisamente la fuerza unida de sus integrantes y su capacidad de combate se duplica cuando logra agruparlas firmemente en torno a ella y mover sus corazones.
A la Unión le compete trazar de manera correcta el rumbo de sus labores de modo que las dirigentes presten primordial atención al trabajo con sus miembros.
Esta es una labor con sus almas y con sus sentimientos. Abrirán sus corazones, leerán sus pensamientos más íntimos, advertirán sus penas más ocultas, y así pueden realizar bien la labor con la gente.
Para tal efecto, las dirigentes de la Unión deben mejorar ante todo el método y estilo de trabajo. No pueden contar con el apoyo de las masas si no se sinceran con ellas, piensan que todo se resuelve con la exigencia y el control, se dan aires de importancia y trabajan con imposiciones. Tanto las dirigentes como los simples miembros de la Unión son todas mujeres e hijas de nuestro Partido. Si las primeras tienen algo especial, es la confianza depositada en ellas por el Partido y sus organizaciones. Y jamás olvidarán que es la confianza y la recomendación políticas del Partido de que ampararan a sus integrantes con el afecto maternal y las formaran como dignas revolucionarias.
Les compete trabajar con la ardiente humanidad aun manteniendo los principios de forma consecuente.
Ahora que entre las integrantes de la Unión no pocas sufren dificultades en la vida familiar, deben atenderlas y guiarlas con prudencia y humanidad. Si animan y estimulan a las que padecen y tienen dificultades y las tratan con devoción como si fueran sus propias hermanas, ellas abrirán sus corazones a sus organizaciones y las seguirán con toda sinceridad.
Además, pondrán gran empeño en la labor con las integrantes ejemplares y más activas, de manera que cada una de ellas eduque y guíe a otros diez y cien miembros, afianzando así la unidad de idea y voluntad de las filas de la Unión.
Con miras a trabajar bien con sus miembros, deben poseer amplios conocimientos. Serán más sensibles que nadie a las ideas del Partido y versadas en líneas y políticas del Partido, y se empeñarán en poseer más conocimientos y tener una gran cultura.
A las organizaciones partidistas a todos los niveles les incumbe conceder gran importancia a la labor de la Unión, prestarle atención de forma constante y timonearla bien.
Les compete dirigir de modo eficiente las organizaciones femeninas, de manera que determinen correctamente el meollo y el rumbo de trabajo en consonancia con el propósito del Partido y desplieguen de modo activo sus faenas conforme a las peculiaridades de las integrantes y, en particular, poner un gran empeño en promover su independencia y creatividad.
Se informarán regularmente de las actividades de las organizaciones de la Unión, resolverán a tiempo los problemas que enfrentan, y las incitarán a que se mantengan en constante movimiento y desempeñen satisfactoriamente su papel.
Las organizaciones del Partido y los órganos del Poder velarán por no caer en errores como asignar tareas sociales a las organizaciones femeninas en sus regiones correspondientes e imponerles sobrecargas considerando a las mujeres como mano de obra adicional.
Dirigirán gran esfuerzo a estructurar las filas de cuadros de la Unión con las desmovilizadas del Ejército y otras que son fieles al Partido, poseen nobles rasgos, disfrutan de la popularidad y tienen un gran afán de trabajo, así como a mejorar sus cualificaciones.
Respetar a las mujeres es una bella virtud de los comunistas y uno de los principales índices del nivel de civilización de una sociedad. Las organizaciones del Partido deben implantar en toda la sociedad el ambiente de amar, honrar y ayudar a las mujeres, y trabajar para que las medidas adoptadas a favor de las mujeres se ejecuten al pie de la letra.
Hoy, la nueva era de ascenso y cambios de nuestra revolución requiere que todas las integrantes de la Unión impulsen enérgicamente la grandiosa transformación de la época con el espíritu indomable y la abnegación patriótica, atributos propios de la mujer coreana.
Estoy firmemente convencido de que al mejorar de manera sustancial sus labores de acuerdo con la exigencia de la revolución en desarrollo, las participantes en este congreso y las organizaciones de la Unión de Mujeres aglutinarán más firmemente a sus integrantes en torno al Partido, las convocarán enérgicamente a la construcción socialista y manifestarán sin reserva el poderío de la Unión.