Se revelan uno tras otro los verdaderos aspectos del absurdo rumor de “secuestro” que divulga Japón.
Hace poco, la policía del departamento de Toyama reconoció oficialmente que murieron en el interior del país 2 mujeres desaparecidas en 1996 y sospechadas de haber sido “secuestradas por el Norte de Corea”.
Se dice que en marzo de este año, sus cadáveres fueron descubiertos dentro de un coche sacado del fondo del mar frente a un puerto del mismo departamento y fue confirmada la identidad de ellas a través de un examen del ADN.
De esta manera, se ha reducido el número de las llamadas víctimas de “secuestro”, en que insisten tanto los reaccionarios japoneses, y se han aumentado las pruebas evidentes de su carácter absurdo y engañoso.
Sin embargo, ellos hablan cínicamente que llega todavía a cientos el número de quienes no se puede descartar la posibilidad de “secuestro” por parte de la RPDC.
Siendo un producto inevitable del régimen social de Japón de carácter reaccionario, todos los casos de desaparecidos constituyen un problema interno de ese país.
Pero, los desaparecidos japoneses pasan a ser automáticamente las víctimas de secuestro, si se termina el plazo de investigación y no hay resultados.
Esto no es un simple asunto de la incapacidad de las autoridades policíacas sino forma parte de la política de hostilidad a la RPDC de los reaccionarios japoneses que tratan de satisfacer sus intereses al internacionalizarlo como problema político y diplomático.
Evidentemente dicho, Japón no tiene calidad ni justificación para poner condiciones en el trato con la RPDC y hablar del problema de “secuestro”.
Como muestran los hechos históricos, Japón es el raptor de peor calaña.
Tras ocupar a Corea en el siglo pasado, el imperialismo japonés raptó a más de 8 millones 400 mil jóvenes y adultos y 200 mil mujeres, que se trasladaron en contra de su voluntad a los campos de guerra y de trabajos duros, y masacró a más de un millón.
Tal país criminal ha inventado el ya resuelto problema de “secuestro” para fingirse víctima con el objetivo de salir de la miserable situación de culpable, eludir la liquidación del pasado lleno de crímenes y justificar su política hostil a la RPDC.
Persiguen otra meta de ocultar el aspecto verdadero del régimen social antipopular donde se incrementa el número de suicidas y desaparecidos y dirigir el clima antigubernamental hacia el exterior del país y crear de esta manera el ambiente favorable a su ambición de reagresión.
Esto es la esencia del problema de “secuestro” de que hablan tanto las autoridades japonesas describiéndolo como “cuestión medular” y “tema de discusión de máxima prioridad”.
Japón debe dejar su astuto intento de echar su culpa a otros.