El 18 de mayo, Japón fundó el primer “cuerpo de operaciones espaciales” en las “Fuerzas Aéreas de Autodefensa” pretextando un nuevo ambiente de seguridad.
Este mecanismo militar, nacido bajo el pretexto de vigilar las basuras espaciales que amenazan la operación de sus satélites, posibilitará a Japón extender a la fase de ataque sus maniobras de militarización espacial que están restringidas al espionaje aéreo.
Ya no es un secreto el hecho de que todos los movimientos militares de los reaccionarios japoneses, para no hablar de los espaciales, se han implementado con malsano objetivo pretextando motivos pacíficos.
En 1969, Japón aprobó el engañoso “proyecto de ley” sobre el uso del espacio con fines pacíficos. Y detrás de su cortina, procedió a las acciones para controlar las galaxias.
Desde finales de la década de 1970, realizó a puerta cerrada estudios sobre los satélites-espías, y desde 1985 comenzó a divulgar el rumor sobre el desarrollo de satélites de uso militar.
Bajo el vistoso rótulo de “fines defensivos”, aprobó en 2008 la ley principal de cosmos que permite el empleo militar del espacio.
El año siguiente, trazó y publicó la orientación básica sobre el desarrollo y uso del cosmos y el plan principal de cosmos. Perfeccionó la base jurídica para la militarización espacial al declarar oficialmente el espacio cósmico como nueva esfera de defensa a través del “nuevo plan de defensa” y el “plan de arreglo de fuerzas defensivas de tiempo intermedio”, adoptados en 2018.
En tal circunstancia, se escuchan entre los reaccionarios japoneses las palabras belicosas de que “es posible el ejercicio del derecho a la autodefensa colectiva hasta en el espacio cósmico”.
Ahora, Japón cuenta con un sistema de satélite que le permite vigilar en 24 horas todo el globo terráqueo, la técnica que le permite el uso de cohetes suficiente para cumplir la guerra espacial de diferentes maneras y un sistema de defensa antimisiles.
En este sentido, el “cuerpo de operaciones espaciales” tiene la misión de espiar con previsión las informaciones militares del rival, elevar la efectividad del ataque sorpresa en la guerra agresiva en ultramar y neutralizar la capacidad de ataque de represalia de los “enemigos”.
Sin embargo, los políticos japoneses ocultan su ambición militarista con palabras tales como “medida para vigilar las basuras espaciales” y “hacer contribución a la humanidad en el cosmos”.
El mundo no permitirá jamás los movimientos del país criminal de guerra que trata de utilizar hasta el cosmos como el escenario de guerra.