En 1866 la compañía estadounidense Meadows, en un alarde de arrogancia, decidió por si sola que había llegado el momento de adueñarse del mercado coreano, para ello contrato el servicio de un barco al que rebautizó General Sherman en honor de un general de la guerra civil estadounidense.
Dicho barco zarpo de la costa china, concretamente de la actual Yantai, en la costa este, muy próxima a la península coreana y tras una travesía de siete días, llego el día 16 de agosto de 1866 a la costa coreana, allí tras conversaciones con las autoridades coreanas, no recibió permiso para comerciar, pero si para aprovisionarse y se le conminó a dar la vuelta y no continuar su camino.
Lleno de arrogancia y con la soberbia característica de quien se cree por encima del bien y del mal, el capitán del barco desoyó a las autoridades coreanas y continuo remontando el rio Taedong para llegar a Pyongyang.
El gobernador de Pyongyang, Park Gyu-su, enterado de la partida rio arriba del buque mandó provisiones y advirtió al buque que debía permanecer parado mientras el rey Gojong no decidiera que hacer respecto al incumplimiento del buque en su negativa a adentrarse en aguas coreanas.
La respuesta del buque fue apresar a los miembros de la partida que les había aprovisionada, partida comandada por el oficial Yi Hyon-ik a la vez que remontaba el río, de vez en cuando disparaba sus cañones hacia la orilla del río.
Finalmente ancló el barco, y navegaron en una barca, mientras la gente agolpada en las orillas pedía la liberación de los retenidos. La respuesta fue que sólo se les liberaría si les permitían llegar a Pyongyang, la respuesta de la gente fue empezar a tirarles piedras, ante esta situación la barca volvió hacía el buque. Se mandó una partida de rescate que liberó al oficial, pero los ayudantes que viajaban con el fueron asesinados.
El barco empezó a descender y fue asediado y mediante flechas incendiarias fue incendiado, el barco fue abandonado por sus tripulantes.
Sólo hubo dos supervivientes del ataque inicial que posteriormente fueron capturados y apaleados por la gente furiosa por su comportamiento.
Un hecho poco conocido es la participación de un bisabuelo de Kim Il Sung entre aquellos que lucharon dignamente para no consentir la imposición estadounidense al pueblo coreano.