Texto integro del discurso pronunicado por el estimado compañero Kim Jong Un, Secretario general del PTC y Presidente de Asuntos Estatales de la RPDC:
Habitantes de las zonas damnificadas por la inundación:
¿Cómo están todos ustedes?
Supongo que estén muy incómodos y sufran dificultades en las zonas de refugio luego de abandonar sus hogares por las inesperadas calamidades naturales.
Hace poco presencié la situación en que se hallaban en los lugares afectados por la crecida y tomé medidas de emergencia a nivel del Comité Central del Partido y del Estado, pero no he dejado de pensar en los damnificados y no he podido dedicarme a otras tareas.
Sí que cada día me informan varias veces de que se ha estabilizado en cierto grado la vida de todos ellos, pero esto no puede ser la razón de que deje de preocuparme de ellos.
Hoy he vuelto aquí para conocer más detalladamente la situación de ustedes sobre el terreno, reasignar una serie de tareas referentes a la restauración y reforzar medidas adicionales de importancia estatal que les servirán de ayuda.
Por la gran desgracia que los ha sorprendido de forma imprevista, llevan un buen tiempo viviendo en un entorno anormal en incómodos albergues provisionales. Aunque yo quisiera ayudarlos en lo que pueda, de hecho no lo he podido hacer de modo satisfactorio y lo siento realmente.
Si bien el país entero se ha levantado para auxiliar de corazón a los que han quedado sin hogar, en estos momentos siguen padeciendo en tiendas de campaña provisionales de humedad y en establecimientos públicos con escasas condiciones de vida. El no poder mitigar sus sufrimientos me pone impaciente y ansioso en extremo.
Pero aquí los veo sanos y sin ningún indicio de incomodidad y esto me proporciona el alivio y un gran ánimo.
Son nuestro Partido y Gobierno lo que deben alentar a ustedes, pero al contrario son ustedes quienes nos estimulan.
Ustedes confían en el Partido y el Gobierno y se apoyan en ellos a toda hora. Agradezco y me enorgullece verdaderamente que ustedes nos confíen de forma absoluta e incondicional aun en las peores catástrofes como la de hoy.
Además, adquiero con solemnidad la conciencia de que algo más debo hacer por este magnífico pueblo que por toda la vida sigue invariablemente al Partido con lealtad inmaculada y obligación moral.
Quisiera decirles ante todo que el Comité Central del Partido y el Gobierno de la República compartirán en todo momento las penas y las alegrías con ustedes, víctimas del desastre.
El pueblo es el fundamento y pilar del Partido y el Estado, el punto de partida y el destino de todas sus actividades.
Acercarse más al pueblo y compartir el dolor y el placer con él en los momentos duros es el modo de ser y actuar que caracteriza a nuestro Partido.
El lugar que debe ocupar la Dirección del Estado cuando el pueblo sufre los daños del desastre como ahora, es precisamente la zona damnificada y la de restauración.
Aprovecho la ocasión para expresarles una vez más mi más sentido consuelo y también para explicarles de forma sucinta las medidas prácticas adoptadas por el Partido y el Gobierno para socorrer a los damnificados y restañar los perjuicios de la calamidad.
En la actualidad, en esta tarea se concentran todas las labores del Partido y el Estado.
El siniestro afectó no solamente aquí sino además las cuencas del río Amnok de las provincias de Jagang y Ryanggang.
Con el objetivo de concluir la restauración cuanto antes y en el nivel supremo, el Partido y el Gobierno resolvieron reajustar incluso algunas obras de construcción de importancia estatal y destinar a esa tarea colosales recursos humanos y materiales.
A estas alturas nada es más importante y urgente que estabilizar la vida de los damnificados e implementar medidas de seguridad duradera para que no sufran más los daños de la inundación.
Como primeras labores correspondientes a la medida eficaz de normalizar pronto y completamente la vida de los damnificados y eliminar las secuelas de la catástrofe, se realiza una investigación integral y minuciosa sobre sus perjuicios, así como las ramas competentes impulsan el trabajo de trazar de manera científica el plan de la rehabilitación.
Pongamos solamente por caso los lugares de la restauración en la provincia de Phyong-an del Norte, a la que fue movilizado un potente equipo de construcción integrado por más de 130000 militares y jóvenes.
A nivel estatal se creó el Comité Central de Medidas del Resarcimiento de los Daños, en todas las provincias comenzaron a laborar las comandancias del resarcimiento de los daños sobre el terreno y el transporte de materiales para la restauración ya pasó al sistema de emergencia.
Nuestro objetivo es metamorfosear de manera irreconocible sus poblados isleños y la región noroeste del país con una voluntad tan férrea, con una operación relámpago y con una práctica cabal.
Compañeros:
El país entero se ha movilizado para restañar los daños de la inundación, pero como estos últimos son de gran envergadura, por lo menos demorarán dos o tres meses para terminar la construcción y reparación de viviendas de los damnificados y estabilizar su vida.
En ese período el Partido y el Gobierno deben conceder mayor importancia a atender en lo posible la vida de los damnificados.
A este respecto, últimamente discuto a diario sus medidas con altos cargos de las instituciones afines.
Habría que establecer un sistema ordenado de distribución de periódicos y otras publicaciones, de modo que puedan escuchar oportunamente la voz del Partido, colocar el televisor en todos los hogares y lugares públicos y prestar mayor atención a su régimen alimentario.
En un entorno como la zona damnificada el problema más grave es el de la vida y la enseñanza de los niños y alumnos.
Actualmente, algunos cuadros del Gobierno con poca experiencia y bajo nivel ponen toda la atención en la restauración y no se preocupan en absoluto por el estudio, la crianza y la educación de niños y escolares.
Es obvio que la vida en tiendas de campaña o la convivencia con otras familias hasta que se acabe la restauración causará una gran incomodidad a los niños y, más importante aún, influirá negativamente en su enseñanza.
Asimismo, en cuanto a la asistencia médica, se han limitado a suministrar medicamentos, sin prever el servicio médico concreto y real.
Ayer también lo critiqué en una reunión consultiva de secciones correspondientes del Comité Central del Partido.
De ahí que contemplamos accionar el sistema de emergencia consistente en trasladar a Pyongyang a todos los niños y escolares de las familias dañadas en las provincias de Phyong-an del Norte, Jagang y Ryanggang para criarlos y educarlos en un ambiente seguro y confortable, enteramente a expensas del Estado.
La crianza, la educación y la enseñanza son el primer quehacer del Estado al que este no puede renunciar pase lo que pase.
Por esta razón, el Estado se propone encargarse totalmente de esa labor durante la restauración.
Al mismo tiempo, el Estado prevé cobijar en Pyongyang a los ancianos, enfermos, ex militares heridos y madres de bebés hasta que se construyan nuevas viviendas en las zonas azotadas por la crecida.
Según datos preliminares, entre los damnificados se estiman 2198 niños de edad preescolar, 4384 escolares, 4524 ancianos, 265 entre enfermos y ex militares heridos y 4096 madres de nenes.
Esto quiere decir que puede superar las 15400 personas las damnificadas que vamos a trasladar a Pyongyang.
Para esa asistencia de emergencia del Estado, el Comité Central del Partido busca organizar grupos de mando, brindar servicios a los damnificados en el hotel 25 de Abril y la base de entrenamiento de desfile, crear el espacio de estudio temporal para niños y escolares, organizar un equipo provisional y móvil de enseñanza que incorpore a maestros de escuelas primarias y secundarias y educadores de centros de enseñanza preescolar de la ciudad de Pyongyang quienes van a enseñarlos sin interrupción después de las vacaciones, proveer a los damnificados de suficiente cantidad de cereales, otros alimentos, artículos necesarios para la vida y fármacos, así como organizar equipos ambulantes de servicios como los médicos con trabajadores bien preparados de importantes unidades de servicio y de hospitales capitalinos, de modo que se consagren de lleno a crearles óptimas condiciones de vida de conformidad con la medida especial de socorro del Estado.
Puede que unas madres no quieran estar separadas de sus pequeños durante varios meses o que por una u otra razón para algunos les resulte difícil abandonar el lugar donde están.
Pueden tener sus razones personales, por lo que quisiera dejar que ellos mismos tomen la decisión al respecto.
Sin embargo, organizamos esta labor con la finalidad de brindar ayuda a los damnificados que sufren mucho en pésimas condiciones y aligerar al máximo sus incomodidades y por lo tanto pueden dejarlo todo en nuestras manos y no preocuparse en absoluto.
Como este es el quehacer estatal al que concedemos la máxima importancia, el Partido y el Gobierno atenderán la salud y la vida de los damnificados asumiendo plena responsabilidad y con la misma devoción de sus propios padres e hijos, les prestarán atención especial y los cuidarán con el alma, de manera que ninguna sombra oscurezca sus rostros y almas.
Otro problema es que no haya un lugar apropiado para guardar la hacienda doméstica de las familias damnificadas, aunque logren rescatarla.
Debe de ser muy grande lo que sufren por ello, aunque sus semblantes no lo denotan.
Por eso hemos de facilitarles un local donde, para su mayor comodidad, puedan guardar con seguridad los muebles mientras se construyen las nuevas viviendas.
Esta medida complacerá también a las familias a las que vamos a beneficiar dándoles cobijo en Pyongyang.
Compañeros:
Vale recordar una vez más que la restauración no es una labor relacionada solamente con nosotros, sino una enconada lucha con el enemigo.
Aprovechándose de estos momentos en que sufrimos perjuicios, este insiste en su absurda tentativa de mancillar la imagen de nuestro Estado.
Resulta importante que a través de los hechos reales las organizaciones del Partido y de los trabajadores a todos los niveles, la red de distintos medios de educación y los habitantes tengan un correcto criterio de las escorias de la República de Corea a quienes enfrentamos con una frontera de por medio.
Con respecto a los actuales beneficios y medidas socialistas de nuestro Partido y Gobierno para los damnificados y los bellos rasgos comunistas que se manifiestan en toda la sociedad, los despreciables medios de prensa de la República de Corea los calumnian como si tuvieran malas intenciones o fueran falsas demostraciones dirigidas a aglutinar a la población. Además, en un desesperado intento de menoscabar a nuestro régimen, siguen tergiversando datos “afirmando” que superan un mil los desaparecidos en las áreas afectadas y que, según informaciones obtenidas por su agencia de inteligencia, varios helicópteros fueron derribados durante las operaciones de rescate.
Para colmo, difunden el infundio de que el 27 del mes pasado tuvo lugar en Pyongyang la ceremonia por el día del triunfo en la guerra, en tanto que las personas seguían muriendo en las zonas azotadas por el diluvio.
Como en ese país catalogan de tardía la reacción de su gobierno ante los distintos accidentes que se dan en la sociedad y son harto frecuentes tales fenómenos, parece que quieren ensartar sofismas contra nosotros en un afán de engañar a su pueblo y confundir la opinión pública mundial.
En mi reciente visita a la unidad de aviación que rescató a muchas personas aquí presentes, expuse todo el proceso del rescate, que un helicóptero se aterrizó de forma imprevista y que yo agradecía que con todo no hubiera una sola muerte.
De acuerdo al disparate del enemigo, yo mismo reaccioné a la desinformación de sus medios de prensa porque tan numerosos fueron los muertos y porque mi pretensión era acallarlo.
¿Con qué objetivo persisten en convertir en desaparecidos y muertos a ustedes que, como constatamos, están a salvo? El objetivo es algo más que evidente.
Es una propaganda artificiosa y una grave provocación contra nuestro Estado y una ofensa a ustedes.
Razones me sobran para dirigirme de esta manera a los medios informativos de ese país vil y despreciable.
¿Hará falta redactar aparte los datos de educación? Porque estos mismos hechos vívidos proporcionan datos reales y temas de educación idóneos para dar a conocer claramente lo asquerosos que son los enemigos, qué arcaico es el método con que se dedican con frenesí a la falsificación y la propaganda de tergiversación política para deshonrar a nuestro Estado, qué es lo que intentan y por qué los llamamos enemigos y basura.
Ningún otro país tiene medios de prensa entregados a fabricar infundios tan absurdos y abultarlos.
Debemos estar muy conscientes de que así maniobran los enemigos.
Con estos hechos y datos reales debemos rectificar el criterio y formar un correcto sentimiento sobre el enemigo a escala nacional.
Nuestro enemigo no cambia.
Nos corresponde convertir esta oportunidad en que podemos conocer de forma directa al enemigo en una ocasión para tener correcta concepción sobre él.
Aquí están presentes, además de los funcionarios del distrito de Uiju, los cuadros directivos de los órganos del Partido y el poder en la provincia de Phyong-an del Norte.
Quisiera aprovechar la ocasión para referirme a las tareas de las organizaciones partidistas y los órganos del poder locales para estabilizar la vida de los damnificados por la inundación y resarcir sus daños.
Deben cumplir bien su cometido para estabilizar lo más pronto posible la vida de los damnificados.
Como ustedes han atestiguado, ahora en las provincias de Phyong-an del Norte y Jagang y otras regiones del país muchos damnificados han quedado sin hogar y se exponen al calor sofocante.
Hasta la fecha hemos construido incondicionalmente las viviendas para los damnificados, no importa cuántas casas fueron destruidas. Y los damnificados en las zonas recién afectadas llevan una vida optimista confiando plenamente en nuestro Partido.
Pero no por ello los funcionarios de las organizaciones partidistas y órganos del poder de las localidades deben tratar con ligereza el hecho de que ellos vivan en tiendas de campaña y no en sus hogares placenteros.
Les compete suministrarles regularmente los víveres, alimentos auxiliares y combustible, imprescindibles en su vida, y tomar estrictas medidas de abastecimiento de artículos de primera necesidad.
Es preciso asegurarles con responsabilidad los víveres y otros materiales con las reservas de las provincias, ciudades y distritos y suministrar sin demora los materiales de socorro que reciben del Estado para asistir a los damnificados.
Han de suministrarlo todo, sin que falte nada: desde el juego de cama hasta toda una variedad de artículos sanitarios, tijeras, agujas, hilos y otros detalles.
Prestarán profunda atención al suministro del agua.
El problema de agua es el más básico y elemental en la vida humana y en particular su suministro es perentorio en zonas dañadas por la inundación con restringidas fuentes de agua debido a la contaminación de agua.
Las organizaciones del Partido y los órganos del poder de las regiones correspondientes deben descartar el criterio temporal y adoptar concretas medidas para que el agua llegue en suficiente cantidad adonde residen los damnificados.
Los sectores más endebles en las zonas damnificadas son la salud pública y la prevención de epidemias.
Instalarán y mantendrán debidamente los baños, retretes, basureros y desaguaderos que van a utilizar los evacuados, considerando el número de estos y garantizando las condiciones higiénicas, eliminando así el origen de la epidemia.
Cuidarán con el sentido de responsabilidad la salud de los damnificados y asegurarán al máximo los medicamentos como los de Coryo con la movilización de todo el personal sanitario de la región, así como intensificarán la labor profiláctica.
Es imperioso organizar y desplegar enérgicamente la restauración destinada a normalizar el orden de la producción y vida en las zonas afectadas.
Hay que examinar correctamente la seguridad de las viviendas y edificios públicos afectados y, sobre esta base, desplegar inmediatamente la restauración.
Averiguarán detalladamente si no hubo cambios estructurales en los edificios inundados y si son seguros sus cimientos, de modo que su derrumbe posible no acarree estragos secundarios.
Es importante distinguir correctamente los edificios que van a construir nuevamente de los que van a reparar, delinear de manera científica el orden y el plan de restauración y adelantar la entrega de viviendas a los damnificados al anteponer su construcción y reparación.
Al mismo tiempo, deben impulsar la restauración de edificios públicos e instalaciones industriales dañadas como escuelas, jardines infantiles, hospitales, fábricas y empresas para recuperar lo más pronto posible la normalidad de la vida social y económica de la zona.
Es preciso diseñar y construir de manera científica los diques sobre la base de un análisis general y concreto de las condiciones natural-geográficas de la zona y el estado de las riberas. Especialmente, es menester reflejar acertadamente en el diseño las condiciones del dique en las máximas elevaciones de agua e instalar barreras hidráulicas en los lugares necesarios.
En la actual situación estamos obligados a sufrir daños unilaterales por la crecida del río Amnok. Aprovechando esta oportunidad, debemos eliminar decisivamente esta vulnerabilidad crónica y erradicar el propio origen de la inundación causante de daños peligrosos en el distrito Uiju y la ciudad Sinuiju, situados en la cuenca inferior del río Amnok.
Urge restaurar a toda prisa las infraestructuras importantes como la carretera, el ferrocarril y la red de comunicaciones y suministro de electricidad.
Crear las condiciones necesarias para el tráfico apremia tanto para enviar oportunamente a los lugares damnificados al personal, los equipos y los materiales como para asegurar a los habitantes una vida económica libre, por lo cual es preciso abrir primero las carreteras y el ferrocarril en colaboración con las unidades del Ejército Popular.
Hay que poner un gran empeño en recuperar el sistema de comunicaciones y las redes eléctricas para cubrir cuanto antes la demanda de la comunicación y la electricidad, necesarias para la vida de la población y el resarcimiento de los daños.
Es preciso eliminar con el sentido de responsabilidad los daños en el sector agrícola.
Esta vez en varias zonas fueron anegadas extensas tierras cultivables. Hay que implementar medidas drásticas encaminadas a detener la expansión de perjuicios redoblando los esfuerzos, en vez de claudicar y desanimarse.
Se precisa sacar lecciones del hecho de que el daño principal fuera la inundación de gran extensión de tierras cultivadas y tomar la estricta medida de reparar y reforzar diques, presas y canales, descubriendo sus puntos vulnerables, y adoptar rigurosas medidas científicas y técnicas para mejorar las condiciones de cultivo de las plantas agrícolas en las parcelas inundadas.
Es necesario indagar minuciosamente el estado de las estaciones de bombeo para drenaje, duplicar su capacidad para proteger con seguridad las tierras cultivables de los embates del diluvio y garantizar de manera científica y técnica su funcionamiento normal y pleno.
Hace falta dirigir de manera eficiente y con responsabilidad el resarcimiento de los daños en las plantas agrícolas teniendo como objetivo principal la labor política encaminada a infundir ánimo y movilizar a los cuadros primarios y otros integrantes de la granja.
Se necesita dinamizar la labor de recuperar los labrantíos que se echaron a perder.
¡Compañeros!
Hoy enfrentamos la tarea de prevenir los desastres, que es tan, mejor dicho, que es más importante y apremiante que paliar sus daños.
En el mundo se incrementa cada año la dimensión de los estragos por las anormalidades climáticas causantes de calamidades y en nuestro país no existe realmente una región absolutamente segura e inviolable que no reciba la influencia de la inundación y el tifón.
A pesar de esto, desprecian esa tarea hablando de las peculiaridades de la localidad y leyendo los registros de la observación meteorológica, lo cual es un acto muy peligroso e imperdonable como apostar la vida y la seguridad del pueblo.
Las organizaciones del Partido y los órganos del poder locales deben tomar dicha labor como un asunto de vida o muerte y movilizarse ideológicamente para no sufrir más desgracias.
Por el momento establecerán el rápido y ordenado sistema del pronóstico meteorológico, implantarán en todos los sectores y unidades de la región la disciplina, el orden y el sistema de enfrentar las anormalidades climáticas, a fin de no sufrir más los estragos de las lluvias torrenciales y los tifones que se prevén.
Los perjuicios de la última inundación pusieron de relieve la gran importancia que adquiere la intensificación de las relaciones y la colaboración entre diversos sectores y zonas para la prevención de los daños del desastre.
Es indispensable informar a su debido tiempo las probabilidades de peligro que entraña una calamidad y controlarlas y administrarlas activamente mediante el estrecho vínculo entre las localidades en las eventualidades. Sobre todo, cuando se pronostican la lluvia torrencial y la inundación, todas las unidades que administran las centrales y los diques se someterán incondicionalmente al sistema unificado de control de agua del centro.
Es importante establecer el sistema de administración de agua integral destinado a aplicar, controlar e implementar la política de la administración unificada de agua por las zonas en varias esferas, desde el suministro de agua potable hasta la reacción a la inundación, la sequía y los desastres mediante la nueva definición del sistema nacional de administración de agua y la creación de una institución especializada correspondiente.
La crecida nos ha enseñado la lección de que urge elevar el papel del órgano de administración de presas y acelerar el logro de su control integral y su fundamentación científica.
Pero, las actuales entidades de prevención de desastres no pasan de ser órganos nominales que se conforman con elaborar estadísticas.
Este es un ejemplo del modo de nuestros funcionarios de trabajar con irresponsabilidad. Mientras perduren su actual mentalidad estereotipada y su formalismo en el trabajo, dichas entidades, por muy numerosas que sean, no reportarán ningún provecho.
Estudiarán los asuntos de establecer el periodo de alarma de la crecida en la temporada de lluvias, controlar de forma integral y unificada las unidades de administración de agua organizadas por sectores y regiones, y poner en funcionamiento el sistema para encarar la inundación.
Asimismo, elaborarán de manera más científica el sistema integral del pronóstico de la crecida.
En más de una ocasión se ha subrayado que la falta de vigilancia que no tiene en consideración las peores condiciones en el sector de la construcción acarrea inevitablemente terribles desgracias.
Una vez que se decide construir una nueva vivienda, se la levantará, de modo que no sufra más desastres naturales, en lugares muy seguros desde el punto de vista climático y geográfico, o como casas resistentes durante cincuenta o cien años, luego de haber adoptado medidas exhaustivas de la prevención de desastres.
Para ello es primordial seleccionar correctamente el solar con la evaluación de seguridad como índice principal, elaborar bien el plano de la ubicación y el boceto de forma que satisfagan la comodidad y la demanda de los moradores, incrementar la cantidad de materiales de construcción de cada vivienda y elevar la responsabilidad de los constructores con el fin de garantizar la resistencia del edificio.
En la construcción de viviendas es importante la velocidad y la calidad, pero no menos importante es resaltar la modernidad a la altura del nivel de cultura de nuestro pueblo.
Diseñarán y construirán las viviendas de forma no repetitiva, diversa y peculiar para que concuerden con gustos modernos y se realcen las particularidades de cada región y aldea.
Quisiera enfatizar de forma especial que a todas luces es inadmisible incurrir en el error de destruir edificios originales y reconstruirlos en los mismos sitios, sin cálculos correctos y con métodos fáciles.
Es importante instruir con regularidad a la población una educación sobre cómo reaccionar a las crisis.
Realizarán sustancialmente la labor de elevarle la conciencia para encarar la crisis, elaborarán, mediante el estudio y la definición concretos, los lugares seguros de evacuación de habitantes y guías de acción en casos del desastre, e impulsarán con tesón la labor dirigida a preparar los medios de socorro indispensables para todos los casos de emergencia.
En todas las regiones revisarán de forma integral la capacidad de prevención de calamidades naturales para encontrar puntos vulnerables y tomar medidas pertinentes, así como se esmerarán en la labor de eliminar de antemano y prevenir los puntos peligrosos previendo el empeoramiento de las circunstancias por lluvias torrenciales, crecidas, tifones y marejadas, y regular bien los cursos de ríos.
Compañeros;
Las tareas voluminosas del resarcimiento de los daños que aliviarán al pueblo de la aflicción, le proporcionarán mayores beneficios y serán un gran paso en la transformación de la localidad, plantean altas exigencias a los funcionarios de los órganos del Partido y el poder en los lugares damnificados.
Todos los funcionarios deben exponer la virtud de ayudar en cuerpo y alma a los damnificados y compartir las penas y alegrías con ellos.
Respetar al pueblo y servirle con total entrega constituye la obligación inherente de nuestros funcionarios. Cuando el pueblo atraviesa dificultades ellos deben ser más fieles a esa obligación.
En particular, todos los funcionarios partidistas, sin excepción, se compenetrarán con las masas, estrecharán los lazos con ellas y en ese proceso se unirán en una sola idea y cuerpo y las convocarán a la campaña de restauración.
Para terminar, quisiera subrayar la necesidad de no cometer desviaciones en la ayuda a los damnificados.
Actualmente los ayuda el país entero, ya no hablar del Comité Central del Partido, el Consejo de Ministros, los ministerios y los organismos centrales.
En la ayuda debemos observar estrictamente el principio de la voluntariedad. De ninguna manera hemos de organizarla ni imponerla.
Antes, en las calamidades naturales como la inundación, las entidades, empresas y organizaciones de trabajadores exigían materiales de socorro especificando sus variedades y cantidades y algunos cuadros, cautivados por la notoriedad, pecaban de subjetivo en la organización de la ayuda y la recolección de materiales.
Nuestro pueblo asume como un deber natural asistir a los damnificados y presenta ninguna queja, pero no por ello deben organizar la ayuda imponiéndole una pesada carga.
Es preferible no organizar ese tipo de ayuda.
En toda la sociedad deben intensificar el control y la dirección del socorro de los damnificados de manera que en ella se atenga estrictamente el principio de la voluntariedad y que en ese proceso se manifieste con verosimilitud la encomiable cualidad de nuestra sociedad donde todos comparten el dolor y la tristeza y se ayudan mutuamente, en el estricto sentido de la palabra.
De igual forma, controlarán y registrarán de manera unificada los fondos y materiales de socorro y los distribuirán y abastecerán de forma imparcial y racional, para poder aprovecharlos eficientemente en la estabilizacíón de vida de los damnificados, mientras que arreciarán el control para que no ocurrieran fenómenos negativos como el congraciamiento, la desviación de materiales hacia otros fines y la estafa.
Ahora varios países y organizaciones internacionales nos expresan su disposición de ofrecernos la ayuda humanitaria.
Yo se lo agradezco.
Pero en todos los dominios y procesos de las labores estatales concedemos prioridad al modo de tratar el asunto recurriendo a la plena confianza en el pueblo y a nuestros propios recursos.
En la actual campaña de recuperación el Comité Central del Partido y el Gobierno se apoyan, ante todo y por encima de todo, en el celo patriótico y el valor de nuestro pueblo y el potencial del Estado.
Como lo hemos hecho hasta la fecha, resolveremos todos problemas atesorando ante todo la fe en las propias fuerzas y acopiando la fuerza y la inteligencia del pueblo y, mientras así potenciamos de continuo a nuestro Estado, allanaremos el camino con nuestras propias fuerzas y esfuerzos.
Este principio se mantendrá invariable en lo fundamental en las labores de la restauración en las que el Estado concentra sus esfuerzos y que tiene planificadas, mientras que ellas se impulsan con agilidad bajo el mando unificado y poderoso de nuestro Gobierno.
Compañeros:
Con la concentración de todo el Estado y la movilización de todo el pueblo tenemos asegurada la victoria en la campaña de restauración.
Por nuestro amado pueblo y nuestro futuro y con vistas a cumplir infaliblemente las tareas de la época y la historia que nosotros mismos hemos decidido cumplir y asumido, el Partido y el Gobierno afrontarán gustosos cualquier desafío y responderán a la confianza del pueblo con el servicio fiel y resultados formidables.
Serviré con lealtad al pueblo.
Siempre estaré al lado de ustedes.
Pobladores del distrito de Uiju y la ciudad de Sinuiju;
Damnificados en las provincias de Jagang y Ryanggang:
Si tienen alguna incomodidad o dificultad, me las plantean sin rodeos y a cualquier hora por conducto de sus organizaciones del Partido.
No vacilen en esperar el devenir de aquel día en que disfrutarán de una nueva vida en los nidos de vida excelentemente transformados.
Y les deseo de corazón buena salud.
Unamos todos las fuerzas y sobrepongámonos con resolución a la crisis de hoy.
¡Viva nuestro gran pueblo!