El viceministro de Relaciones Exteriores de la República Popular Democrática de Corea para los asuntos europeos, Kim Son Gyong, hizo pública el día 17 la siguiente declaración.
El 16, el portavoz del alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad acusó injustamente a la RPDC por la destrucción completa de la Oficina Conjunta de Enlace Norte-Sur aconsejándonos atrevidamente que abandonemos todas las acciones que exacerban la tensión, sea indispensable dejar abierta las líneas de comunicación a fin de evitar la equivocación y juicio erróneo, reanudemos el diálogo para la desnuclearización en la Península Coreana y reiniciemos el proceso de la diplomacia sostenible para el establecimiento de la confianza y la paz duradera en la Península Coreana.
Estoy bien acostumbrado de tales tonterías de la UE, pero no sabía que el nivel de facultad de su juicio es tan bajo como ahora.
Pues, estoy más lastimado que indignado por la conducta de esa organización europea que mantenía callada ante los casos escandalosos del mundo, pero, no pierde la oportunidad de acusarnos.
Es una cosa lamentable el hecho de que habla aburridamente del “establecimiento de confianza” y la “paz duradera” de la Península Coreana, sin saber el factor principal de la ruptura de las actuales relaciones entre ambas partes coreanas.
¿Sabe en qué grado llegó la ira del pueblo coreano motivada por la ofensa hecha?
La UE debe reprochar debidamente, si quiere hablar algo, a las autoridades surcoreanas, exigiéndoles el castigo duro a las escorias humanas que insultaron a todos los habitantes coreanos ofendiendo atrevidamente la máxima dignidad, considerada por los coreanos como lo más sagrado.
En el pasado, la UE estaba ignorante de lo que se violaban gravemente la soberanía y los derechos a la subsistencia y el desarrollo de nuestro Estado, por una parte y por la otra, acusaba todas nuestras medidas de fortalecimiento de las fuerzas autodefensivas.
Francamente dicho, depositaba en la nueva dirección de la UE, que había iniciado su trabajo desde finales del año pasado, una esperanza de que mantuviera imparcialidad y objetividad a diferencia de sus antecesores que se sumaban a ciegas a la política de EE.UU. de aplastar a la RPDC.
Pero, con el paso de tiempo va desvaneciéndose esa expectación.
Considero que juzgar y tratar exactamente los problemas de las relaciones internacionales a base de los principios de la imparcialidad y objetividad deviene una condición preliminar que permite a UE hacerse un polo independiente en la escena internacional.
Le aconsejo que en vez de acusarnos, preste oídos a las voces de los especialistas europeos del problema de Corea que exigen el reajuste inmediato de la política sobre Corea de la UE.
Creo que con esto puede guardar el decoro de una comunidad regional compuesta por 27 países.