El jefe de la oficina de estudios políticos del Instituto para Asuntos Norteamericanos del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Popular Democrática de Corea hizo pública este miércoles una declaración que sigue:
La sociedad internacional está expresando seria preocupación y fuertes condenas por el revelado hecho de que el 13 de febrero pasado, EE.UU. realizó la 29ª prueba nuclear subcrítica en el campo de experimentos nucleares del Estado Nevada.
Lo grave del caso es que esa prueba tuvo lugar en vísperas de la Cumbre RPDC-EE.UU. de Hanoi que había puesto a debate el problema de establecer el sistema de paz permanente y duradera en la Península Coreana.
De esta manera, EE.UU. expuso por sí solo que persigue en realidad la solución del problema mediante el uso de la fuerza, si bien habla superficialmente del diálogo.
Se puede conocerlo si se echa una vista retrospectiva a las acciones hostiles políticas, económicas y militares cometidas por EE.UU. contra la RPDC, contraparte del diálogo, desde la histórica Cumbre de Singapur hasta la fecha.
Aún después de comprometerse al “establecimiento de nuevas relaciones RPDC-EE.UU.” en la Declaración Conjunta RPDC-EE.UU. del 12 de Junio, el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Bolton, el secretario de Estado, Pompeo, y otras altas figuras diplomáticas y de seguridad de EE.UU. insultaron la dignidad de nuestra Dirección Suprema y maldijeron de la sagrada RPDC como “poder malvado”. Además, expusieron abiertamente su intención hostil de atropellar a la RPDC con la fuerza hablando del “cambio de ruta”.
Por otra parte, en virtud de su invariable estrategia de “máxima presión”, EE.UU. trató de asfixiar a nuestro país en el orden económico.
Desde agosto de 2018 hasta la fecha, aplicó en 11 ocasiones la sanción independiente contra más de una cuarentena de blancos de varios países como la RPDC, China, Rusia, Singapur y Sudáfrica, enmendó reiteradamente la reglamentación de sanción anticoreana. También emitió varias veces las “advertencias” de distintos tipos que obligaban a romper las transacciones financieras y navieras con la RPDC.
Para colmo, ha cometido sin vacilación alguna el acto criminal de confiscar nuestro barco de carga bajo el absurdo pretexto de la violación de su “ley de sanción” de carácter gangsteril.
Últimamente, maniobra con astucia para instigar al comité de sanción anti-RPDC del Consejo de Seguridad de la ONU a imponer la sanción adicional a nuestras embarcaciones, entidades e individuos y restringir hasta las legítimas actividades de nuestros diplomáticos.
En noviembre del año pasado y entre marzo y abril de este año, amenazó por vía militar a la RPDC librando con el Sur de Corea diferentes ejercicios de guerra como entrenamiento combinado de infantes de marina, “Tongmaeng (Alianza) 19-1” y ejercicio aéreo conjunto.
Desde marzo hasta mayo, tuvo lugar en una base aérea del Estado California la prueba de interceptación de nuestro ICBM con un misil, se llevaron a cabo los lanzamientos de “Minuteman-3” y “Trident-2 D-5” y se tornaron más frecuentes los vuelos de espionaje sobre la RPDC.
Recientemente, se ubicaron en Japón los buques de desembarco de último modelo y sen dan indicios de desplegar en las periferias de la Península Coreana el misil crucero que puede ser lanzado desde el mar y cargar ojiva nuclear.
Todos los hechos evidencian que EE.UU. no toma en cuenta siquiera la Declaración Conjunta del 12 de Junio y tampoco se ha cambiado ni un poco su ambición de asaltar a la RPDC por vía militar
El nubarrón frecuente termina en lluvias.
Le convendría a EE.UU. tener presente que sus hostilidades pueden causar el resultado de hacer más tensa la ya inestable situación de la Península Coreana y producir la corriente inversa.
El uso de la fuerza no es un derecho exclusivo de EE.UU.