Durante el período de la Lucha Armada Antijaponesa (1930-1945) el Presidente Kim Il Sung preparó las fuerzas autóctonas para la liberación del país, uniendo firmemente a las masas populares de todas capas y clases, bajo el ideal de la independencia y la gran unidad nacionales.
Anteriormente el pueblo coreano libró la lucha de voluntarios y el movimiento de ejército independentista contra el coloniaje del imperialismo japonés que ocupó militarmente a Corea (1905-1945). También mediante el Levantamiento Popular del Primer de Marzo y las Manifestaciones Independentistas del 10 de Junio que hizo explotar su indignación, pero todas esas resistencias no pudieron evitar el fracaso y la interrupción por no haber logrado sólida unidad de las fuerzas antijaponesas y patrióticas.
A partir de esta lección histórica y las experiencias, el Presidente consideró que la preparación de las fuerzas autóctonas mediante la unidad de toda la nación, como el problema estratégico que garantizara el triunfo de la revolución. Así que convocó la reunión de cuadros militares y políticos del Ejército Revolucionario Popular de Corea en Nanhutou del distrito Ning-an de China (27 de abril- 3 de marzo de 1936), donde presentó la orientación de fundar la organización permanente del frente unido y ampliar y desarrollar en escala nacional el movimiento del frente unido nacional antijaponés.
Hasta en aquel tiempo muchas personas no tenían una opinión correcta acerca del movimiento del frente en las colonias. Dada la condición de que en Corea no existía cierto partido político ni una organización legal, era imposible contar con tal organización.
Pero el Presidente señaló así: No es que el frente unido debe componerse incondicionalmente de los partidos políticos u organizaciones unidas. Si existen las masas y el núcleo de dirección, se puede organizar el frente unido. Mi opinión sobre el frente unido es unir a todos, aunque fueran diez o ciento, teniendo por pauta el mismo propósito y aspiración.
Posteriormente durante la marcha desde Nanhutou hasta Tongjiang y al lado de la hoguera del campamento, ideó y elaboró uno por uno el programa, el estatuto y la declaración inaugural de la organización del frente unido nacional antijaponés.
A base de tales preparativos, convocó la conferencia para la fundación de la Asociación para la Restauración de la Patria en Tongjiang, el 5 de mayo de 1936, en presencia de muchos cuadros políticos y militares del ERPC, delegados de independistas, chondoistas, campesinos, profesores y obreros de distintas regiones. En la ocasión subrayó la necesidad de crear una organización del frente unido nacional antijaponesa para movilizar a todas las fuerzas patrióticas de la nación en la lucha contra el imperialismo japonés, y propuso darle el nombre de la “Asociación para la Restauración de la Patria”.
Después de pronunciar un discurso histórico publicó el “programa de diez puntos de la Asociación para la Restauración de la Patria” y la declaración de su fundación.
El Presidente fue electo a jefe de dicha organización, según la voluntad y el deseo unánimes de todos los participantes de la reunión.
La ARP desempeñó un gran papel en unir firmemente a toda la nación antijaponesa como una fuerza política y movilizarla activamente a materializar la causa de la liberación de la patria.