Se tornan cada vez más brutales la amenaza y chantaje de los reaccionarios japoneses contra los órganos de la Asociación General de Coreanos Residentes en Japón (Chongryon), las escuelas coreanas y sus alumnos.
Solo en octubre pasado, los miembros de los organismos de gobiernos locales y otros gánsteres derechistas de Japón recrudecieron la propaganda anti-Chongryon movilizando hasta el auto parlante e hicieron, sin ocultar sus nombres siquiera, las llamadas telefónicas intimidantes a la Dirección en la Metrópoli Tokio y otras locales de la Chongryon.
Elevan al máximo el grado de chantaje a las escuelas coreanas y sus maestros, empleados y alumnos, específicamente, cometieron la agresión física contra un alumno pequeño y esparcieron adrede decenas de navajas en las escuelas.
Para colmo, pegaron hasta el “anuncio” de “pagar a los que maten a los coreanos residentes en Japón“.
Esto es una sucia conducta conflictiva y antiética para detener las justas contramedidas de autodefensa de la RPDC mediante la amenaza y chantaje a los coreanos residentes en Japón.
Ahora, los reaccionarios japoneses están aterrorizados ante el inagotable poderío militar de la RPDC y la imposibilidad de liberarse del alcance de ataque de ésta.
Cada vez que se hallaban en un callejón sin salida en el enfrentamiento con la RPDC, los reaccionarios japoneses recurrían antes también al pueril método de presionar y perseguir a la Chongryon y los coreanos en Japón
Estos coreanos son víctimas, que durante la dominación colonial fascista del imperialismo japonés sobre Corea, fueron llevados a Japón en contra de su voluntad para los trabajos de esclavitud, y sus descendientes, y la Chongryon es la organización fundada para defender sus derechos nacionales democráticos.
Tanto desde el punto de vista histórico como a la luz de la norma internacional de DDHH, el país isla tiene el deber legal y la responsabilidad moral de proteger la Chongryon y los coreanos residentes ahí.
A través del presente caso, los reaccionarios japoneses expusieron de nuevo a la vista del mundo su naturaleza de colectivo de gánsteres políticos sin precedentes.
Además, el intento de alcanzar siniestros objetivos amenazando la seguridad de vida del ser humano evidencia que son embuste y engaño los reclamos de Japón por la constitucionalidad y defensa de DDHH.
La RPDC no observará con brazos cruzados la fechoría de las autoridades japonesas contra la Chongryon y los coreanos en Japón, so pretexto de las medidas de incremento del potencial de defensa nacional, que son un derecho legítimo de aquella.
Las autoridades japonesas deben parar de inmediato el acosamiento al justipreciar a su contraparte.
Si Japón sigue recurriendo a la sucia campaña anti-Chongryon pese a las reiteradas advertencias de la RPDC, se responsabilizará de todas las consecuencias y lo pagará sin falta muy caro.