En ocasión del décimo aniversario del fallecimiento del Dirigente Kim Jong Il, todos los habitantes del país dieron muestras de su añoranza y veneración hacia el Padre de la nación.
Estaban izadas a media asta las banderas en todas las entidades de todos los niveles en la capital y otras localidades y en todas las unidades militares.
Ante las estatuas y retratos de los Líderes Kim Il Sung y Kim Jong Il, monumentos a la inmortalidad, antiguos campos de batalla revolucionaria, lugares de interés histórico-revolucionario y monumentos a las visitas de orientación, que se hallan en la capitalina colina Mansu y otros lugares del país, los coreanos rindieron homenaje a Kim Jong Il quien se consagró durante toda su vida por la patria y el pueblo, por el socialismo y la independencia del mundo.
A las 12 en punto del 17, día de máxima recordación nacional, resonaron simultáneamente las sirenas de los automóviles y locomotoras, y en las ciudades, aldeas, sitios de trabajo y las demás entidades del país.
Todos los militantes del Partido, habitantes y oficiales y soldados del Ejército Popular guardaron tres minutos de silencio en memoria del líder antecesor, dirigiéndose hacia el Palacio del Sol Kumsusan, sitio sagrado del Juche, donde están conservados sus restos mortales.