Por Sim Sung Hyok, del barrio Jongphyong del municipio Phyongchon de la ciudad de Pyongyang
Yo soy nadador de la Asociación de Deportes para Impedidos de Corea.
Si alguien dice que un discapacitado privado de dos piernas cursa el río, no lo creerán con facilidad, no me cabe duda.
Durante el tiempo de estudio secundario perdí dos piernas en un accidente del tránsito y me quedé desesperado. Por ahora, para mí también es increíble el hecho de que me convertí en nadador. Quizás fuera porque desde la infancia me gustaba mucho nadar.
Desde hace cinco años soy miembro de la Asociación de Deportes para Impedidos de Corea y me dedico a ejercitar la técnica de natación en las favorables condiciones de entrenamiento.
En verdad no me fue nada fácil aprender distintos métodos de natación, apoyado en ambos brazos y la cintura. Además debía luchar conmigo mismo contra el debilitamiento espiritual con la decisión de hacerlo sin falta.
De tanto nadar todo el día, a veces me brotaban ganas de abandonar la natación. Pero no pude reprimir el anhelo de triunfar fuere lo que fuere al pensar en los esfuerzos de mi madre, mi hermana mayor y mis amigos que se me sirvieron de apoyo y me atendieron con mucha constancia.
Al fin ocupé un lugar del podio en la II competencia deportiva asiática de impedidos de 2014, y el tercer lugar en el crol masculino de relevo (4x100m) de la III competencia deportiva que tuvo lugar en Indonesia en 2018.
También obtuve la medalla de oro en la natación de la competencia deportiva nacional de discapacitados y aficionados del año presente.
En la Ley de Protección de Discapacitados de la República Popular Democrática de Corea se lee el siguiente artículo: “El Estado aprecia la personalidad de los discapacitados y les asegura por igual que los hombres sanos derechos socio-políticos, libertad e intereses.”
Los incapacitados coreanos se dedican a las actividades deportivas y laborales, convenientes a su nivel de invalidez, edad y constituciones físicas. Esto se realiza en centros e instalaciones terapéuticos, escuelas y bases culturales y deportivas, acondicionados por el Estado exclusivamente para ellos.
Como otros deportistas minusválidos, me aplico a los ejercicios no para el mantenimiento del cuerpo que antes, sino para honrar la patria. Los discapacitados también pueden hacer izar la bandera de la República en la escena internacional.
En adelante haré con más afán los ejercicios de natación a fin de lograr el triunfo en las competencias deportivas internacionales para los minusválidos.