Peligrosidad de la alianza militar EE.UU.-Japón

El comentarista de asuntos internacionales, Ri Myong Nam, publicó un artículo titulado «No deben pasar por alto la peligrosidad de la alianza militar EE.UU.-Japón que se va convirtiendo en la ‘coalición nuclear’«.

Su texto completo es:

Sobrepasa la línea roja el intento peligrosísimo de Japón de emprender la reagresión al convertirse en potencia militar bajo el amparo de EE.UU.

Hace poco, un medio de prensa extranjero reveló el hecho de que Japón y EE.UU. sostuvieron una conspiración para ofertar el «disuasivo nuclear ampliado«, ocasión en la cual elaboraron el detallado proyecto estratégico y táctico relacionado con la doctrina del uso de armas nucleares de EE.UU. si estalla la guerra en Asia Oriental, y lo confirmaron en varias ocasiones.

Se dio por primera vez a la publicidad lo que se ha profundizado la discusión del asunto suponiendo el uso de las armas nucleares por estos dos países, agregó e insinuó que la alanza militar EE.UU.-Japón se va convirtiendo en la peligrosa «liga nuclear«.

En contubernio con EE.UU., Japón estableció en el 2010 el «sistema de diálogo» en cuanto al «disuasivo ampliado» y convocó cada año uno o dos consultas, lo que es un hecho ampliamente conocido.

El año pasado, ambos países ascendieron esta «consulta» a nivel ministerial e inventaron la «guía para el disuasivo ampliado» en que están estipulados la norma de uso de las armas nucleares de EE.UU. en tiempo emergente y su orden de adiestramiento, etc.

También en junio pasado, los dos países volvieron a abrir la «consulta» para reafirmar la «guía» elaborada en el período de la administración de Biden y se realizaron la visita de los partícipes japoneses a la base del bombardero estratégico B-52 que se puede cargar las armas nucleares y el simulacro de mesa para el uso de armas nucleares.

Las presentes maniobras de Japón que vino engañando al mundo hablando hasta la fecha de la «Constitución pacífica» y «defensa exclusiva» comprueban que la alianza militar EE.UU.-Japón ha cambiado en la «liga nuclear» irrefutable.

En estos días, EE.UU. impulsa la ubicación avanzada y giratoria de los medios estratégicos nucleares en Hawai, la isla Guam y las principales bases aéreas y marítimas de Japón para mantener su hegemonía militar en la región de Asia-Pacífico y, al mismo tiempo, libra uno tras otro los ejercicios militares conjuntos con sus aliados movilizando muchos bombarderos estratégicos y submarinos nucleares, llevando así la situación al borde.

Coincidiendo con tales alborotos, se escuchan en el círculo político japonés las locuras belicosas como «compartimiento nuclear» con EE.UU., la posesión del submarino nuclear, la reconsideración de los «3 principios de desnuclearización«, la admisión de la introducción de armas nucleares.

Colmado de revanchismo, Japón pretende asentar el cimiento destinado a convertirse en la potencia militar y satisfacer la ambición de «esfera de coprosperidad de la gran Asia Oriental«, valiéndose de las armas nucleares de su amo gringo que quiere mantener a raya a los rivales estratégicos de la región con la supremacía nuclear.

Lo más insoslayable es que Japón toma la República Popular Democrática de Corea y otros países vecinos como el blanco de la «alianza nuclear» EE.UU.-Japón, hablando de la «amenaza proveniente de la zona periférica«.

En la región Asia-Pacífico, sobre todo, en la noreste de Asia que se hizo una región más candente del mundo debido a las relaciones de los intereses estratégicos complicados de las potencias, el país isla trata de hacer frente a las potencias nucleares regionales «aliándose» con su amo norteamericano, hecho que es una intención extremadamente peligrosa que impone al mundo la calamidad nuclear.

Es natural que la sociedad internacional mantenga alta vigilancia a tal proceder de Japón calificándolo de la maniobra anti-pacífica que incrementa la inestabilidad de la región y el peligro del choque nuclear.

Japón, único país del mundo perjudicado por la bomba atómica, se suma sin prudencia a la estrategia de heguemonía nuclear de EE.UU. olvidando su pasado amargo, lo que deviene la conducta peligrosa que adelanta su autodestrucción.

Todos los hechos evidencian que son muy justas las medidas de la RPDC por fortalecer su capacidad de autodefensa con fines de mantener el equilibrio mecánico de la región y proteger el territorio soberano del Estado frente al intento cada vez más peligroso de los países enemigos para ampliar la alianza militar nuclear.

Cuanto más acerca Japón al «paraguas nuclear» de EE.UU. entregándole todo su archipiélago como base avanzada nuclear, tanto más se aumentará la intranquilidad de su seguridad.

La sociedad internacional deberá elevar la vigilancia ante las relaciones EE.UU.-Japón que se convierten en la «alianza nuclear» de carácter agresivo y chovinista.