El representante permanente de la República Popular Democrática de Corea ante la Oficina de la ONU y las organizaciones internacionales en Ginebra, Jo Chol Su, hizo pública el día 21 la declaración «Son inadmisibles los actos de EE.UU. tendentes a emplear las organizaciones internacionales como medio de la ejecución de su estrategia hegemónica«.
El texto es:
Se dio a la publicidad el hecho de que la actual administración norteamericana, que con sus imprevisibles políticas exteriores causa confusiones y desordenes a la sociedad internacional, había enviado un raro cuestionario a las organizaciones internacionales, lo cual produce otro gran escándalo.
En ese interrogatorio remitido hace poco a las organizaciones de la ONU y otras no gubernamentales, se incluyen decenas de preguntas sobre la influencia de las actividades de las respectivas organizaciones a los campos de seguridad y economía de EE.UU., las relaciones cooperativas con las entidades vinculadas con el comunismo, socialismo y totalitarismo o las fuerzas anti-EE.UU. y la verdad de recibo de los fondos de China, Rusia, Cuba e Irán.
Es una invención que la puede idear sólo el país norteamericano que se encuentra cautivado de la bandidesca lógica hegemónica de que todas las relaciones internacionales deben existirse a favor de sus intereses portándose como ente superprivilegiado.
Como todos saben bien, EE.UU. ha repetido hasta la fecha la retirada e ingreso a las organizaciones internacionales y no vaciló en cometer la interceptación a las figuras altas de la ONU.
Pero, el actual proceder de EE.UU. de tratar a las organizaciones internacionales como órganos pertenecientes a su Departamento de Estado consterna a todo el mundo porque supera a la arrogancia del tiempo pasado.
La sociedad internacional condena categóricamente este documento describiendo como una «grave intervención en las actividades internas de las organizaciones de la ONU caracterizadas por autonomía» y el «papel de tornasol para examinar el apoyo o no a la ‘doctrina de América primero‘».
Las organizaciones internacionales, cuyas misiones son fomentar el intercambio y cooperación mutuos entre los Estados y establecer el justo orden internacional, toman la equidad y objetividad como principios fundamentales según sus caracteres y prohíben la presión e injerencia a un Estado específico.
Si una organización internacional interviene en asuntos internos del país miembro o le presiona con demandas injustas obedeciendo a la exigencia de un país individuo, ella ya no será el organismo internacional en el sentido verdadero.
Este cuestionario que se puede llamar como «carta de amenaza abierta» comprueba que EE.UU. intenta convertir a las organizaciones internacionales en los aparatos de ejecución de la «doctrina de América primero» que se muevan según su guía y sirvan para el interés de su país.
Prenuncia la aparición de «McCarthyismo» de la versión del siglo XXI la conducta de la actual administración norteamericana que impone la doctrina aludida a la sociedad internacional.
Deben ser condenadas sin falta las tentativas de inculcar la confrontación en contrasentido a la corriente internacional hacia la multipolarización y la sociedad internacional debe redoblar la vigilancia para evitar que la ONU y otras organizaciones internacionales sean rendidas ante el despotismo y arbitrariedades de EE.UU.