Rodong Sinmun publicó hoy un artículo en homenaje al 64º aniversario del inicio de la guía del Dirigente Kim Jong Il sobre las fuerzas armadas revolucionarias.
El 25 de agosto de 1960 (Juche 49) es un día de capital importancia, digno de registrarse en letras mayúsculas en la historia de construcción de las fuerzas armadas revolucionarias del tipo Juche.
Adelanta así el diario y prosigue:
Gracias a este día, se hizo posible continuar siglo tras siglo la tradición de victoria del heroico Ejército Popular de Corea, arraigada en la guerra antijaponesa, defender firmemente el carácter, naturaleza y honra de las fuerzas armadas revolucionarias y crear el ejemplo mundial de la defensa de soberanía nacional con fusiles y de la construcción socialista.
El significado histórico del 25 de agosto no reside solamente en haber forjado la era dorada de construcción del poderoso ejército revolucionario, sino también en haber enseñado la verdad de que se puede mantener para siempre la dignidad y honor de la patria y cumplir la empresa de construcción de una potencia si se cuenta con grandes líderes de generación en generación.
La grandeza del líder es precisamente la supremacía del país que puede ser potencia verdadera si es guiado por un dirigente destacado.
El Secretario General del Partido del Trabajo de Corea, Kim Jong Un, es el estadista más destacado de la época actual, reconocido y respetado por toda la humanidad.
La grandeza del político sin igual se manifiesta en que él lleva al éxito todos los asuntos estatales al dirigir diestramente el trabajo de todos los dominios como la política, las cuestiones militares, la economía y la cultura, materializando su idea y teorías con la perfecta capacidad ejecutiva.
Gracias a la meditación incansable, dirección extraordinaria y legendaria capacidad ejecutiva del gran hombre sin igual en aras de la prosperidad del Estado y el fomento de bienestar del pueblo coreano, se convirtió el tiempo de pruebas sin precedentes en la historia en el de esplendor para el incremento del poderío nacional y la RPDC pudo dar grandes saltos acortando cien años y acumulando gran potencial en todas las esferas.
La autoridad absoluta del Secretario General, quien llevó a la cima del siglo la dignidad, prestigio y fama de la Corea poderosa, es precisamente el aspecto majestuoso de la RPDC y el máximo orgullo del pueblo coreano.