Kim Un Chol, viceministro de Relaciones Exteriores de la RPDC, encargado de asuntos de EE.UU., publicó el día 25 la declaración que sigue:
Ante el riesgo de desaparición de la entidad ilegal que, durante más de 10 años pasados, monitorizaba en la ONU el cumplimiento de las resoluciones de sanción anticoreana, EE.UU. anda apresurado para cubrir el vacío de la ya desgastada estructura de sanción y presión.
Para nuestro país que vino viviendo bajo la sanción de las fuerzas hostiles durante más de medio siglo, no es una novedad la obsesión de sancionar que tiene la actual administración norteamericana.
Se puede ver que la sanción, instrumento diplomático predilecto de EE.UU., es el inseparable medio de existencia para los norteamericanos que se sustentan de dominar y subyugar a otras naciones.
Sin embargo, es una realidad innegable que ella funciona aquí en la Península Coreana como trampa que ahorca a EE.UU.
Cada vez que EE.UU. fabricaba en la escena de la ONU nueva resolución de sanción, se produjeron las pruebas nucleares más poderosas y mejoradas de la RPDC. Como se ve en este antecedente, la brutal e ilegal sanción de EE.UU. vino funcionando como catalizador y motor que ha estimulado el crecimiento gradual del poderío nacional de la RPDC.
Debido a la amenaza nuclear de EE.UU., la RPDC tomó la decisión resuelta de poseer el arma nuclear y la continua política hostil y campaña de sanción y presión del primero empujaron a la segunda a marchar adelante sin desvío alguno hasta que ocupara la posición de potencia nuclear de talla mundial.
Por supuesto, el pueblo coreano se vio obligado a sufrir mucho y pagar un precio colosal debido a la sanción más bárbara y antiética de EE.UU. que no tiene precedentes en la historia tanto en su ámbito y profundidad como en su duración.
Como ha aclarado ya el estimado compañero Presidente de Asuntos Estatales, los sufrimientos impuestos al pueblo coreano por EE.UU. se convirtieron en la indignación vehemente por este y tal cólera hace mucho más firmes la decisión y voluntad de la RPDC de preparar la fuerza más poderosa para que nadie se meta con ella.
Nuestro país está habituado a la sanción de EE.UU. y tiene la capacidad y gran fuerza con que puede enfrentarse a cualquier sanción brutal.
El Estado, que se hace más fuerte cada vez que se imponen la sanción y presión, es precisamente la RPDC.
Estamos viendo con exactitud lo que intenta la administración Biden para dar alientos a la desgastada campaña de sanción y presión contra la RPDC.
A decir en claro, si EE.UU. emprende nueva campaña de sanción contra la RPDC, esta tendrá otra oportunidad de incrementar la fuerza que teme más el primero.
EE.UU. no puede privarnos nunca de nuestra dignidad y fuerza, ni de nuestra voluntad de oponernos al primero, y lo que perderemos en el enfrentamiento bilateral será la cadena de sanción y amenaza nuclear, y lo que ganaremos será nuestra seguridad y prosperidad eternas.
La RPDC defenderá firmemente sus derechos soberanos e intereses de seguridad desde la creciente amenaza hostil y la sanción y presión de EE.UU. y emprenderá las acciones más enérgicas para hacer irreversible la supremacía técnico-militar en su mano y mejorar la capacidad de controlar la situación de seguridad de la región periférica.