Kim Son Gyong, viceministro encargado de las organizaciones internacionales del Ministerio de Relaciones Exteriores de la RPDC, hizo pública el día 5 una declaración que sigue:
En la 55ª reunión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, sesionada el día 4, EE.UU. y sus acólitos volvieron a aprobar de modo coercitivo la infundada “resolución de DDHH” anti-RPDC.
Condeno y rechazo categóricamente esa farsa, orquestada por EE.UU. y sus seguidores con la intención de acabar con la soberanía nacional de nuestro Estado muy digno y su régimen socialista, calificándola de una violación flagrante de la soberanía e intervención en asuntos internos.
La “resolución de DDHH“, inventada bajo el papel protagónico de las fuerzas hostiles a la RPDC, no es más que un documento político fraudulento, penetrado de los datos falsos e intrigantes de todo tipo, que calumnia injustamente la política de nuestro Estado sobre el aseguramiento de DDHH y su situación real.
En la RPDC, que toma como su política estatal la doctrina de primacía de las masas populares, se concede mayor prioridad a los derechos e intereses de las masas populares, que son considerados como absolutos, y se garantizan los auténticos derechos humanos que convienen al ideal y demandas de ellas.
El acto hostil de EE.UU. y sus satélites, destinado a difamar y derrumbar el régimen sociopolítico de la RPDC que fomenta sin parar los derechos independientes y el bienestar del pueblo, constituye la peor atrocidad anti-ética que amenaza más seriamente todos los derechos humanos del pueblo coreano.
La recrudescente campaña anti-RPDC de las fuerzas hostiles en el dominio de DDHH pone a la vista la mentalidad de derrotado e inferioridad moral de EE.UU., que cayó en aprietos en la confrontación política y militar con la RPDC, y hace al pueblo coreano redoblar la voluntad de enfrentarse rotundamente a EE.UU. y las fuerzas hostiles.
Aprovecho esta oportunidad para expresar de nuevo la seria preocupación por el hecho de que los aparatos de DDHH de la ONU, que deben contribuir a la protección y fomento de DDHH en escala mundial al promover el respeto y cooperación entre los Estados en apego a los principios de la Carta de la ONU, fueran abusados como instrumentos de EE.UU. y el Occidente en función de sus malsanos objetivos políticos.
Dicha campaña de EE.UU. y las fuerzas occidentales no puede representar nunca la opinión de la sociedad internacional que aspira a la justicia e igualdad.
Muchos países miembros de la ONU critican la aprobación de ese documento anti-RPDC como una miniatura que permite conocer la actual situación deplorable de la escena de DDHH de la ONU que se torna cada día más politizada y conflictiva debido a la coacción y arbitrariedades de EE.UU. y el Occidente.
Hoy día, la violación de la soberanía de un Estado se extiende inevitablemente a la de derechos humanos.
Esta realidad dura comprueba otra vez que son inseparables la protección de derechos humanos y la defensa de soberanía nacional.
Es invariable la posición de la RPDC de defender la soberanía y la dignidad del Estado y los derechos e intereses del pueblo frente a las amenazas y complots de toda índole de las fuerzas hostiles.
Serán condenadas al fracaso las tentativas de las fuerzas hostiles de violar nuestra soberanía bajo el cartel de “defensa de derechos humanos”.