Se tornan cada vez más peligrosas las provocaciones militares de EE.UU.
El día 17, EE.UU. mandó a la región de títeres surcoreanos el bombardero estratégico nuclear B-52, el caza Stealth F-22 Raptor y otras propiedades estratégicas aéreas.
Es la primera vez que arriban simultáneamente a la Península Coreana las principales fuerzas aéreas de EE.UU. y aterriza en la región de títeres surcoreanos el bombardero estratégico B-52, el representativo de la aviación norteamericana capaz de cargar armas nucleares.
Ese día, todos esos medios estratégicos cometieron acciones provocativas en el firmamento de la zona cercana a la Línea de Demarcación Militar.
Seguidamente, tuvo lugar el ejercicio aéreo conjunto de gran dimensión contra la RPDC con la movilización del B-52 y los cazas “F-35A” de la aviación de los títeres surcoreanos.
Lo más grave del caso es que los caudillos de las fuerzas aéreas norteamericanas, inclusive el comandante de las fuerzas aéreas del Pacífico y el de la séptima fuerza aérea, aparecieron el día 19 junto con sus lacayos como el presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor y el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Aéreas del ejército títere surcoreano en la base aérea de Chongju donde está aterrizado el B-52 y disparatearon abiertamente que el despliegue de las propiedades estratégicas nucleares “muestra la firme voluntad sobre el cumplimiento de la promesa de suministrar el disuasivo ampliado” e “insinúa que es posible el lanzamiento en cualquier tiempo de bombas nucleares contra el Norte (de Corea)”.
Para colmo, quieren realizar desde el día 22 por primera vez en la historia el entrenamiento aéreo conjunto entre EE.UU., Japón y los títeres surcoreanos con la participación protagónica del B-52 en el cielo sobre el contorno de la Península Coreana.
Esto es la intencional acción provocadora de guerra nuclear de EE.UU. que se encuentra en aprieto en el ámbito interior y el exterior.
Como se ve, está a punto de fracasar la política aventurera de EE.UU. para realizar su estrategia hegemónica, debido a los conflictos en Europa y el Medio Oriente y sus consecuencias, y resultan estropeados los asuntos internos como producto de la disputa aguda entre las fuerzas políticas del país.
La influencia y posición exteriores de la actual administración estadounidense se deterioran cada vez más a causa de nuevas contradicciones y discordias entre las potencias y los países aliados.
Es irrealizable el intento de EE.UU. de buscar en la Península Coreana la vía de renacimiento, considerando el arma nuclear de tiranía como solución universal.
Sea cual fuera lo que significa movilizar generalmente las propiedades nucleares estratégicas como el submarino, el portaaviones y el bombardero, etc. poniendo en funcionamiento el mecanismo de guerra nuclear, es decir, el “calmante” para los títeres surcoreanos que sufren la permanente inquietud de seguridad o una muestra de la siniestra intención de buscar la salida externa mediante la exacerbación de la situación en la Península Coreana, las fuerzas armadas de la República Popular Democrática de Corea lo observan agudamente considerándolo como grave movimiento militar que reviste el carácter de ataque preventivo encaminado a la eliminación física de nuestro Estado.
EE.UU. sabrá también que la Península Coreana se encuentra todavía en el estado de guerra en sentido legal y las propiedades estratégicas, que llegan a la parte enemiga, son naturalmente el primer blanco de aniquilación.
Se hizo ya un hecho antiguo el tiempo en que EE.UU. “monopolizaba” el derecho a ataque preventivo.
Nuestra opción será equivalente a las acciones provocadoras de guerra nuclear anti-RPDC de EE.UU. y los gángsteres de la “República de Corea”.
Mientras estén más cerca y sean más grandes los blancos, éstos se verán mejor y correrán mayor peligro.
Recordamos una vez más que la RPDC instituyó como ley la política de fuerzas armadas nucleares y la estipuló seguidamente hasta en la Constitución, la cual permite pasar el procedimiento de acciones necesarias en el caso de que se haya cometido un ataque con armas nucleares contra nuestro Estado o sea juzgado como inminente el uso de ellas.
Sería bueno que EE.UU. se dé cuenta cuanto antes de que se acercará cada vez más el momento crítico del continente americano, allende del Océano, mientras más se repitan sus decisiones erróneas.
La imprudencia termina con el arrepentimiento sin remedio