Declaración de la subjefa de departamento del CC del PTC

La subjefa de departamento del Comité Central del Partido del Trabajo de Corea, Kim Yo Jong, publicó hoy la siguiente declaración:

Últimamente, la parte estadounidense circula el rumor de que la RPDC no acepta el diálogo.

Se trata de un comportamiento que refleja el impaciente estado psíquico de EE.UU. que en los días recientes, ha visto seguidamente lo que más temen ellos.

Actualmente, la situación de la Península Coreana llega al grado de discutir hasta la posibilidad de choque real de las fuerzas armadas y de estallido de la guerra nuclear sobrepasando mucho más el nivel de agudo enfrentamiento que se había creado en 2017 entre la RPDC y EE.UU.

Ya que hemos aclarado quién tiene la responsabilidad de todo eso, quiero revelar en esta oportunidad cuán absurdas son las palabras “diálogo incondicional” y “está abierta la puerta de diplomacia” que EE.UU. pregona tanto al mundo.

Nuestro país vino repitiendo el diálogo y las negociaciones con EE.UU. desde la década de 1990. Por lo tanto, conoce que detrás de la propuesta de “diálogo incondicional” hecha por la actual administración norteamericana hay la artimaña de frenar lo que ellos temen.

Si bien se supone la apertura del diálogo bilateral, está claro que no pasará de ser algo por el estilo de “CVID” (desnuclearización completa, verificable e irreversible) el paquete que pondrá sobre el tapete la actual administración norteamericana.

A estas alturas, la palabra “desnuclearización” no se entiende en la realidad y habría que buscarla sólo en el diccionario de arcaísmos.

¿Será posible que EE.UU. encuentre, aunque se devane los sesos, lo que puede ser ahora la condición y materia de negociaciones con la RPDC?

Se puede prever también la posibilidad de que EE.UU. vuelva a salir con la jugada caduca como el cese temporal de los ejercicios militares conjuntos EE.UU.-Sur de Corea, prometido hace unos años por el mandatario antecesor, o trate de despertar el apetito de alguien con cosas reversibles como la reducción de la dimensión de esos entrenamientos o la suspensión de despliegue de las propiedades estratégicas.

No nos dejamos engañar ante tal trampa ligera para ganarse el tiempo.

Si se le da la gana, la introducción de propiedades estratégicas de EE.UU. en la Península Coreana se completará en 10 horas y pico y el reinicio de los ejercicios militares conjuntos con los efectivos reforzados durará más de 20 días a más tardar.

Aunque EE.UU. saque, en sentido fantástico, todas sus tropas y equipos del suelo surcoreano con la trampa estratégica a este efecto, conocemos bien que tardarán alrededor de 15 días nada más el regreso de sus fuerzas armadas en el extranjero y la consiguiente conversión de la “República de Corea” en un punto estratégico militar.

Es tan fácil para el círculo político de EE.UU. quitarle hoy a alguien la etiqueta de “país patrocinador del terrorismo” y ponérsela otra vez mañana.

Conocemos evidentemente que es variable y reversible todo lo que EE.UU. pueda ofrecernos en la mesa de diálogo.

Sin embargo, lo que espera EE.UU. de nuestro país es la “desnuclearización completa e irreversible“.

Entonces, ¿podremos cambiar la seguridad eterna de nuestro Estado por algún interés inmediato confiando en tal promesa de carácter reversible?

No hacemos un negocio que nos da pérdidas.

EE.UU. también sabría ya de sobra porqué la RPDC no está interesada en nada en el diálogo bilateral.

La reciente sesión del Consejo de Seguridad de la ONU, relacionada con el lanzamiento de nuestro ICBM de nuevo tipo, hizo confirmar otra vez cómo los enemigos prolongan la política sobre la RPDC y con qué sueñan ellos en el curso de transición del poder de Moon Jae In a Yoon Suk Yeol y de Trump a Biden.

Aunque fuera lo firmado y prometido por el ex presidente, el nuevo gobierno lo revoca con toda facilidad. Esto es precisamente la realidad de los Estados Unidos de América y la “República de Corea”.

Por eso, no debemos practicar la estrategia con algún individuo como Yoon Suk Yeol o Biden, sino establecerla con larga visión contra la “República de Corea”, lacaya no.1 de EE.UU., y este imperio del mal del mundo y construir un sistema perspectivo de garantía de seguridad de la RPDC a base del disuasivo aplastante.

Sería una ilusión vana, si EE.UU. piensa que podría detener el avance de la RPDC y desarmarla después de manera irreversible, mediante el cese provisional de los ejercicios militares conjuntos, el paro de despliegue de propiedades estratégicas y el alivio reversible de la sanción.

Vemos la realidad tal como es y la tomamos en serio.

Lo que vemos ahora no es el diálogo que repite EE.UU. como contestador automático, sino el bombardero estratégico nuclear que vuela a cualquier hora en nuestras narices, los espionajes aéreos que comete ese país invadiendo nuestro espacio aéreo jurisdiccional, la convocatoria de la reunión del “grupo consultivo nuclear” para debatir públicamente el empleo de armas nucleares contra la RPDC y la aparición del submarino estratégico nuclear norteamericano en las aguas de la Península Coreana por primera vez en más de 40 años.

EE.UU. debe darse cuenta de que cuanto más consolide el sistema de disuasivo ampliado y extienda demasiado la alianza militar, ente amenazante, tanto más nos alejará de la mesa de diálogo que desean ellos.

El mejor remedio para mantener ahora la paz y estabilidad de la Península Coreana no es solucionar amistosamente los problemas hablando con los estadounidenses gangsteriles, sino detener el despotismo y arbitrariedades de ellos a partir de la fuerza y con el suficiente ejercicio de ella.

Estamos preparados para hacer frente rotundo a cualquier acción que vulnere la paz y estabilidad de la región de la Península Coreana atentando contra la soberanía e integridad territorial de nuestro Estado y amenazando la tranquilidad del pueblo coreano.

EE.UU. debería dejarse de la estupidez de provocarnos poniendo en peligro hasta su seguridad.

Lo que EE.UU. vio con preocupación hace unos días no es más que el comienzo de la ofensiva militar que ha emprendido ya la RPDC.