Han pasado 86 años desde la histórica batalla de Pochonbo, que dio la convicción de que Corea estaba viva y que la nación coreana podía lograr la causa histórica de la liberación de la patria con las propias fuerzas nacionales.
A mediados de la década de 1930, los imperialistas japoneses intensificaban la dominación colonial sobre el pueblo coreano. Crearon leyes infames, arrestaron, encarcelaron y asesinaron a los habitantes patrióticos e hicieron esfuerzos desesperados por adormecer la conciencia nacional del pueblo coreano, insistiendo en la “misma cepa y la misma raíz”, el “mismo tronco de Japón y Corea“, etc.
En tal circunstancia, el Presidente Kim Il Sung puso en práctica la operación de avance al interior del país, conduciendo las tropas principales del Ejército Revolucionario Popular de Corea para inspirar al pueblo coreano la esperanza en la liberación de la patria.
Tras iniciar la marcha a la patria el 2 de junio del 1973 (Juche 26), las tropas principales del ERPC atacaron el 4 de junio a Pochonbo, punto estratégico del imperialismo japonés.
Con el disparo de señal del Presidente a las 22, los miembros del ERPC asaltaron en un instante los órganos gubernamentales de los enemigos y concluyeron victoriosamente el combate.
Aquella noche, el Presidente hizo un discurso histórico ante la multitud reunida: “Aquellas llamas demuestran a todo el mundo que nuestra nación no está muerta, sino que vive, puede vencer a los bandidos, los imperialistas japoneses, en el combate.”
Esta declaración anunció el inicio de nueva historia del renacimiento nacional.
Luego, el Presidente aniquiló en Kouyushuishan y Jiansanfeng con las tácticas diestras a los enemigos que perseguían, y así demostró el poderío del ERPC y consolidó los éxitos de la operación de avance al interior del país.