Hoy día, debido a las imprudentes maquinaciones de conversión en la potencia militar de Japón para la realización de la ambición de la nueva agresión, la situación regional se torna grave.
En los últimos días, el Ministerio de Defensa de Japón decidió emplazar en gran cantidad los drones ofensivos con el pretexto del fortalecimiento de la “defensa” de las islas solitarias como el archipiélago Nansei.
Según esa decisión, introducirá experimentalmente en el año 2023 los drones ofensivos que se dice que chocan de manera de inmolación por explosión con los vehículos y buques de guerra del “enemigo” que ataca a las islas solitarias y rechazan el ataque y emplazará cientos de drones desde el año 2025.
Esto es precisamente una grave amenaza sobre la paz y seguridad de la región y una nueva provocación.
Como es conocido, Japón, desde hace tiempo, difundiendo la “hipótesis de amenaza” inexistente del contorno, utilizó todos los medios y métodos para eliminar uno por uno los obstáculos que restringen el incremento de las fuerzas armadas y realizar la ambición de la nueva agresión.
Recientemente, con el pretexto de que hace frente a la “amenaza sobre la seguridad”, modificó y renovó el “programa del plan de defensa” y el “plan del tiempo mediano para el mantenimiento de la capacidad de defensa” sin cesar y transformó con seguridad a las “fuerzas de autodefensa” para la “defensa exclusiva” en las fuerzas armadas agresivas del carácter ofensivo en contra del orden internacional y la constitución.
La introducción de los armamentos de punta para el ataque adelantado y las frecuentes salidas de las “fuerzas de autodefensa” al ultramar, etc., totalmente imposibles de explicar y convencer con la concepción de “defensa”, comprueban que las maquinaciones de conversión en potencia militar han llegado a una fase extremadamente peligrosa.
Actualmente, Japón pretende inscribir nuevamente dentro de este año la posesión de la “capacidad de ataque a base enemiga” en la “estrategia de seguridad nacional” cambiando su expresión con la de posesión de la “capacidad de contraataque”.
Japón es un país criminal de guerra que en el siglo pasado invadió a los países asiáticos y ocasionó horribles calamidades a la humanidad y es un país que se convirtió en el reaccionario y derechista hasta el grado de que sus congresistas intoxicados por la idea militarista acudieron en masas al Santuario Yasukuni e hicieron reverencias a los criminales de guerra en el período del gran festival del otoño también. ¿Cómo se convertiría el mundo en caso de que Japón tome hasta las armas ofensivas en la mano?
La reproducción de la pesadilla de que la sangrienta “bandera del sol naciente” ondea en todos lugares del mundo es algo que causa la consternación.
Es algo natural que la sociedad internacional redoble la vigilancia sobre las maquinaciones del incremento de las fuerzas armadas de Japón con la mirada severa.
Japón tiene que saber primero la verdad de que cuanto más se aferre a las maquinaciones de conversión en potencia militar que se hacen abiertas cada día, tanto más se incrementará en razón directa la amenaza sobre su seguridad y actuar prudentemente