Todas las ramas y entidades del país se preparan perfectamente para hacer frente a los anormales desastres ambientales, considerándolos como hecho consumado.
Se elaboran y se ponen en práctica los planes para mantener la alta tensión y movilidad y reajustar y reforzar la capacidad de profilaxis y tratamiento, ya que se observan los factores de brote de las enfermedades y los otros negativos a la campaña antiepidémica debido a las lluvias acompañadas de chaparrón que caen en toda la extensión geográfica del país.
La Comandancia Estatal de Profilaxis de Emergencia está empeñada por controlar definitivamente la transmisión de la COVID-19 mediante el desempeño más eficiente del sector de salud pública y, al mismo tiempo, eliminar la fuente de brote y proliferación de la epidemia intestinal y otras estacionales.
Sus filiales de todos los niveles exigen a los médicos y activistas de higiene mantener el estado de movilización a cualquier hora con vistas a la reacción rápida a los casos de emergencia por inundaciones y realizan la esterilización intensiva de los lugares de refugio acondicionados por doquier.
Mediante la averiguación del estado de composición de centenares de grupos de diagnosis y curación rápidas, organizados en los órganos de tratamiento y prevención de todos los niveles, y de la conservación de medicamentos de primeros auxilios y botiquines, la rama sanitaria prepara la garantía de continuar el tratamiento en cualquier circunstancia inesperada al incorporar a los médicos especialistas en diferentes esferas y abastecer suficientes aparatos médicos, materiales profilácticos y otros.
Por otra parte, el dominio de protección territorial y ambiental y el de urbanismo organizan con previsión las tareas para eliminar cabalmente los puntos vulnerables a la riada y los canales de transmisión de distintas epidemias