El estimado compañero Kim Jong Un, Secretario General del Partido del Trabajo de Corea y Presidente de Asuntos Estatales de la República Popular Democrática de Corea, recibió y estimuló en la sede del Comité Central del Partido a los comandantes del Ejército Popular de Corea, que dirigieron exitosamente el desfile militar y otros actos por el aniversario 90 de la fundación del Ejército Revolucionario Popular de Corea.
Estuvieron presentes en la ocasión Pak Jong Chon, miembro del Presidium del Buró Político del Comité Central del PTC, vicepresidente de la Comisión Militar Central y secretario del CC del PTC, el ministro Ri Yong Gil y otros directivos del Ministerio de Defensa Nacional, los comandantes de los tipos de fuerza armada y los jefes de cuerpos del Ejército Popular de Corea.
Los comandantes del Ministerio de Defensa Nacional y del ejército se sentían invadidos por la gran confianza en el Comandante Supremo, quien concede todo el honor a los súbditos, si bien él mismo convirtió el solemne desfile militar de abril en una manifestación del poderío absoluto y la superioridad técnico-militar de las fuerzas armadas de la RPDC, capaces de lograr una victoria aplastante sobre cualquier enemigo poderoso del mundo, y en un acontecimiento revolucionario que multiplicó la convicción de victoria cierta a todos los habitantes del país.
Tomando cordialmente las manos de los comandantes que le daban el parte de fidelidad, el Secretario General evaluó de altos los méritos realizados por ellos para festejar con un solemne desfile militar la susodicha efeméride significativa y gloriosa en la historia de la revolución coreana y la nacional.
El primer paso de las fuerzas armadas revolucionarias, que tuvieron como su recurso inicial dos pistolas nada más, se ha extendido a la marcha gallarda e impetuosa del ejército partidista revolucionario, el único y más poderoso del mundo, dijo y agregó que el tiroteo de máuser, repercutido en el bosque de Antu, quedó amplificado en el trueno de Hwasongpho que acaba con la fanfarronada militar de las fuerzas hostiles.
Esta realidad grandiosa es precisamente la historia de victoria fulminante de las fuerzas armadas de la RPDC, que se registrará en letras doradas en los anales de la patria, apuntó.
En el mundo actual, donde se enfrentan agudamente una fuerza y la otra y se puede defender la soberanía y los derechos e intereses propios mediante el fortalecimiento continuo, la formidable capacidad ofensiva y el predominante e irrefrenable poderío militar constituyen la línea vital que garantiza la tranquilidad de nuestro Estado y pueblo y el futuro de todas las generaciones venideras, subrayó.
Manifestó la firme voluntad del CC del Partido de mantener y mejorar sin parar la superioridad absoluta de las fuerzas armadas revolucionarias, a fin de doblegar y frustrar de manera preventiva, si es necesario, todos los intentos peligrosos y acciones amenazantes, inclusive la persistente y creciente amenaza nuclear de las fuerzas hostiles. Y exigió a los comandantes militares que abran audazmente la nueva etapa de desarrollo de las fuerzas armadas revolucionarias, ateniéndose al rumbo y línea general del partido sobre la construcción del ejército.
Se retrató junto con los reunidos tras exponer la esperanza y convicción de que ellos dedicarán todo su cuerpo y alma, inteligencia y pasión a la sagrada causa para consolidar por todos los medios el potencial autodefensivo de nuestro gran Estado con la fe en la victoria cierta, sin olvidar nunca su noble misión asumida ante la patria, la revolución y el pueblo.
Al volver a recibir las muestras de confianza especial y afecto del Comandante Supremo, los altos mandos le rindieron máximo tributo al invencible General de Acero quien escribe nueva crónica de incremento del potencial defensivo del Estado, formando nuestras fuerzas armadas revolucionarias, herederas de la brillante tradición antijaponesa, como ejército más poderoso del mundo.
Todos los participantes juraron defender con firmeza el partido y la revolución y seguir exaltando la dignidad y prestigio de la RPDC, nuestra patria poderosa, al dedicarse con coraje redoblado a la empresa de fortalecer por todos los medios el poderío militar como el intocable e inigualable, en pleno acato a la idea y línea del gran Comité Central del Partido sobre la construcción de fuerzas armadas revolucionarias.