El estimado compañero Kim Jong Un envió el día 25 a los participantes en el VIII Congreso de la Federación General de los Sindicatos de Corea un mensaje titulado “Que la Federación General de los Sindicatos sea el destacamento vanguardia que abre un nuevo auge de la construcción socialista“.
Su texto íntegro sigue:
El VIII Congreso de la Federación General de los Sindicatos de Corea se ha convocado mientras se incrementan cada día más el fervor revolucionario y el ímpetu de todos los trabajadores del país quienes se han movilizado en total respuesta al gran programa de lucha lanzado por el VIII Congreso del PTC.
El presente evento adquiere suma importancia para demostrar plenamente el espíritu revolucionario y solidario de nuestros obreros aglutinados compactamente en torno al Partido e impulsar el avance de todo el pueblo para un nuevo ascenso de la construcción socialista mediante la mayor incitación de todos los miembros de la federación.
Confiando en que este cónclave será una oportunidad trascendental que propicie la innovación y el desarrollo en la labor de la federación correspondiendo con el unánime deseo de los obreros y otros integrantes de la federación de acelerar la carrera hacia una nueva y gran victoria y una nueva vida, le extiendo mis calurosas felicitaciones en nombre del Comité Central del Partido.
De igual modo, envío mis cordiales saludos militantes a todos los obreros y demás miembros de la federación que realizan proezas laborales en todos los dominios de la construcción socialista en pleno apoyo al lineamiento y orientación de lucha de una nueva fase presentados por el Partido.
Con el paso del tiempo, llegan nuevos momentos y se suceden las generaciones, pero nuestros trabajadores siguen fieles a la causa del Partido, manteniendo invariablemente su gloriosa tradición de lucha y espíritu revolucionario. En ninguna otra parte del mundo podemos encontrar a los obreros tan fidedignos y enorgullecedores.
En este último lustro de la lucha ardua, todos los obreros y miembros de la federación han hecho gala de una extraordinaria abnegación patriótica, guardando en lo hondo del corazón la confianza depositada en ellos por el Partido al otorgarles el apreciado título de obreros heroicos de Kim Il Sung y Kim Jong Il, y realizaron proezas relevantes en la tarea de abrir la época de la primacía de nuestro Estado.
En estos años de las adversidades sin precedentes se han aumentado a un ritmo acelerado el poderío y la majestuosidad del país y se han potenciado en gran medida nuestras fuerzas internas a favor del avance y el salto de la revolución. Esto se debe a la noble lealtad y lucha heroica de los obreros y trabajadores de todo el país que han apoyado de forma incondicional y materializado resueltamente la idea, la línea, el propósito y la decisión del Partido.
Al Partido le infunde un gran ánimo y coraje que en todo momento los obreros le depositen plena confianza y lo sigan con una lealtad inmutable. De ahí que no ha vacilado en decidir cuestiones importantes de la autoestima nacional en defensa del Estado y ha emprendido con ambición tareas con que venía soñando por mucho tiempo en bien de la prosperidad de la patria y la felicidad del pueblo.
Convencidos de que los lineamientos y la política del Partido son una verdad y ciencia y orientan al triunfo, nuestros obreros y miembros sindicales han obtenido creaciones y éxitos orgullosos al cabo de un bregar intenso en su empeño por el Desarrollo Paralelo, en los lugares que han coadyuvado al gran florecimiento de la construcción y en sectores importantes para lograr la independencia y la autoctonía de la economía nacional. Sus logros constituyen bienes valiosos que nos permiten avanzar con una mayor meta e ideal.
El VIII Congreso del Partido hizo un análisis y balance del conjunto de las labores económicas de los últimos cinco años y definió la meta de una nueva fase para reajustar y reforzar la economía nacional y normalizar su desarrollo.
En el actual plan quinquenal nos corresponde activar la economía nacional en su conjunto, preparar una sólida base para mejorar la vida de la población, así como dar un salto gigante cada lustro, para así edificar en un futuro cercano una potencia socialista que asegure la autoestima y la prosperidad nacionales y le posibilite al pueblo disfrutar plenamente de una vida culta y rica. Esto significa que la construcción de nuestro socialismo ha dejado atrás la etapa de la autodefensa y preservación y ha entrado en otra nueva que requiere de una nueva coyuntura de reformas y cambios y de un ritmo de desarrollo inusual.
El devenir de esta era de grandes transformaciones y nuevos ascensos exige que los obreros y todos los demás miembros de la federación, artífices de la creación y construcción, se conciencien de la importante tarea asumida ante la era y la revolución, se movilicen y maximicen su capacidad de combate.
Si todos ellos, al igual que los del período de la restauración y construcción posbélicas y de la época de Chollima, trabajan con intensidad y abnegación en los centros de producción, las obras de construcción y los sectores científicos y de la creación de la civilización, con el deseo de lograr en un día lo que otros logran en diez o cien días, pueden dar un gran salto de la innovación en la construcción socialista y realizar el sueño del pueblo dentro del plazo definido por el Partido y en un nivel que lo satisfaga.
Les atañe mantener intactos en el actual avance revolucionario el espíritu y el ímpetu de sus predecesores que combatieron la pasividad y el conservadurismo con el afán extraordinario de avanzar con mayor celeridad hacia el socialismo y el comunismo en respuesta al llamamiento del Partido y el Líder y con el poderío del heroísmo colectivo obraron el milagro legendario en la historia de la construcción económica.
La tarea central que enfrenta la federación en la etapa actual es preparar a sus integrantes como revolucionarios y comunistas que, conscientes de la misión asumida ante el Partido y la revolución, se consagran para obtener nuevos triunfos en la construcción socialista.
Le incumbe enfocarse en la formación de la joven generación como vanguardia que siga con lealtad al Partido, se entregue de lleno a la patria y la revolución y que sea muy organizada, combativa y solidaria, registrar cambios radicales en su trabajo y poner de pleno manifiesto su poderío en la actual marcha revolucionaria.
Su primera tarea es preparar a sus integrantes como poseedores de la fe comunista inquebrantable que luchan por el luminoso futuro del socialismo a nuestro estilo.
El afán y la dedicación inusitados a la revolución parten del convencimiento de la justeza de su causa y del futuro. Con una fe inconmovible en el triunfo del socialismo y el porvenir, se puede luchar sin temor alguno en cualquier adversidad, con gran ambición e ideal y lleno de ánimo y optimismo.
Aunque hoy luchamos arduamente en medio de una escasez generalizada, el goce de todos de una vida socialista envidiable y dignificante no es jamás cosa de un futuro lejano.
Resulta importante que se tenga una comprensión correcta del socialismo proyectado por el Partido.
La potencia y la sociedad socialista a las que aspiramos son aquellas en que todo el pueblo lleva una vida confortable y armoniosa, gozando de buena salud y sin ninguna preocupación por el pan, la ropa y el techo, y en que se exhiben las virtudes y los bellos rasgos comunistas de ayudarse mutuamente, conducirse unos a otros y compartir la alegría y la tristeza. Todas las actividades del Partido se encaminan y se subordinan al ideal de acelerar la edificación de una sociedad tan feliz.
A las organizaciones sindicales les compete explicar pormenorizadamente a los obreros y sus miembros el verdadero pensamiento y propósito del Partido y las ventajas de nuestro socialismo, de modo que se dediquen de lleno a la obra socialista por su propia felicidad y la de sus descendientes.
Les darán a conocer correctamente los documentos que orientan nuestra construcción socialista y la esencia de la más reciente idea y política del Partido, de manera que trabajen con la clara conciencia de lo que proyecta el Partido y de lo que ellos mismos deben hacer.
Se les educará de forma convincente en la justeza y la vitalidad de la idea, la dirección y la política del Partido a favor de la prosperidad de la patria y el bienestar del pueblo, haciendo referencia a las victorias y transformaciones asombrosas en la construcción socialista. Esto los inducirá a trabajar con más brío, plenamente convencidos de la grandeza del Partido y de que al cumplir sus indicaciones seremos más poderosos y ricos.
En particular, se les informará con lujo de detalles de las nuevas metas de la construcción socialista definidas por el último congreso del Partido, el carácter científico de su realización y las ingentes obras que se llevan a cabo para reportarle al pueblo el beneficio real, de forma tal que todos se movilicen como un solo hombre para materializar las resoluciones del congreso imaginándose el futuro de la patria que experimentará una gran metamorfosis. Lo importante es orientarlos a asumir las mayores responsabilidades al frente de la lucha dirigida a alcanzar nuevas victorias de la revolución, para no faltar a la confianza y esperanza del Partido.
Igualmente es importante que aprendan de sus pares del período de la restauración y construcción posbélicas y de la época del gran auge de Chollima el optimismo y la firme fe en la victoria del socialismo.
Los de ahora no conocen lo encarnizado que es una guerra ni lo difícil que es la tarea de volver a levantar el país reducido a cenizas, como lo experimentaron sus predecesores.
En las pésimas condiciones, estos últimos levantaron del cero un Estado socialista industrializado, convencidos de que contando con el gran Líder Kim Il Sung es del todo posible rehacer la vida y que el camino señalado por él conduce a la victoria y la felicidad.
Hace falta inculcar a los obreros y miembros sindicales la orgullosa historia de la construcción de nuestro socialismo, escrita a sangre y sudor por los mártires, de manera que la fe de la pasada generación, paradigma de la lealtad al Partido y al Líder, tenga asegurada su continuidad en la ideología de la actual generación, en vez de ser una simple referencia de un libro.
Sosteniendo en alto en el avance actual la consigna lanzada por los de la época de Chollima ¡Uno para todos y todos para uno!, todos deben exponer los bellos rasgos comunistas consistentes en entregarse de lleno por el bien de la sociedad, el colectivo y el compañero y encontrarán el valor y el orgullo del vivir en aportar con el trabajo creador a la prosperidad y la dicha del pueblo.
La segunda tarea de la federación es preparar firmemente a sus integrantes como vanguardia del apoyo en sus propias fuerzas y abanderados de la creación, capaces de desempeñar impecablemente su papel de primogénito del país y avanzada en el cumplimiento del Plan Quinquenal presentado por el Partido.
Este último quehacer, cuya finalidad es levantar un trampolín para el desarrollo ulterior del Estado y la mejora sostenida de la vida del pueblo, reviste una importancia vital e implica una gran responsabilidad. La actual era de gran auge deviene por la movilización de millones de trabajadores que confían firmemente en sus propias fuerzas.
A las organizaciones sindicales les toca esculpir en la mente de sus miembros que el proceso del cumplimiento del Plan Quinquenal es toda una revolución en la construcción de la economía socialista independiente y que únicamente a nuestra manera y con nuestros recursos podemos forjar el futuro de la industria autóctona.
Es necesario que ellos rechacen categóricamente la propensión a la importación y la dependencia de los productos ajenos y mantengan el principio de abastecerse de cuanto necesitan en la construcción económica y la vida de la población apoyándose estrictamente en nuestras materias primas, materiales, recursos y tecnología. Todo lo que hagamos serán frutos del apoyo en nuestras propias fuerzas que nos proporcionen el legítimo orgullo por ser útiles, valiosos y de la fabricación nacional. Y con ellos se someterá al balance el cumplimiento de nuestro Plan Quinquenal.
Las agrupaciones sindicales del sector económico han de manifestar plenamente en el actual avance general el espíritu de lucha del período de la restauración y construcción posbélicas y de la época de Chollima en que lograron cubrir en un santiamén el trayecto recorrido durante siglos por otras naciones, aumentando varias veces la producción de equipos industriales importantes en un plazo muy reducido y en medio de la gran carestía.
A los obreros y miembros sindicales de las industrias metalúrgica y química, pilares de la economía nacional, les corresponde dar decididamente los primeros pasos de avance en la autoctonía de sus sectores, imitando a sus predecesores que encabezaron el movimiento Chollima y conscientes de que se responsabilizan del destino del país en los próximos cien años.
Hace falta que los de las industrias clave como la eléctrica, carbonífera, mecánica y extractiva y el transporte ferroviario coloquen la producción normal sobre una sólida base, materializando cabalmente la estrategia del Partido referente al reajuste y el reforzamiento, y se movilicen activamente para alcanzar con antelación los objetivos del Plan Quinquenal.
Las organizaciones sindicales del sector de construcción incitarán a sus integrantes a levantar con nuestros diseños y materiales más zonas residenciales ideales en ciudades y áreas rurales que plasmen magníficamente la idea original sobre la estética arquitectónica. Por su parte, las de la industria ligera, uno de los dos sectores más importantes de la revolución, alentarán a las masas laboriosas a confeccionar artículos de consumo necesarios en la vida de la población y que tengan una buena aceptación, asumiendo como tarea esencial la fabricación con los recursos nacionales y el reciclaje.
Los obreros y miembros sindicales de la industria de defensa nacional contribuirán sustancialmente a llevarla a una nueva fase de desarrollo, con un renovado ímpetu alimentado por el indomable espíritu del que hicieron gala cuando iniciaban el desarrollo de nuestros armamentos con tecnología de punta.
Hace falta allanar el atajo para cumplir el nuevo Plan Quinquenal con ayuda de las ciencias y la tecnología.
A las agrupaciones sindicales del sector científico y técnico les atañe conducir a sus integrantes a que, conscientes de su misión y honor como orientadores del apoyo en las propias fuerzas y pioneros en la construcción de una patria rica y poderosa, expongan al máximo su entusiasmo en el asentamiento de la economía nacional sobre una base autóctona, moderna y científica.
La auténtica reforma económica es factible solamente cuando las masas productoras se convierten en científicas y técnicas. Las agrupaciones sindicales coadyuvarán a que todos sus miembros participen en las invenciones e innovaciones técnicas y sean enaltecidos como obreros inventores y tesoros de la fábrica que hacen aportes excepcionales a la modernización del proceso y la productividad.
Les compete implementar cabalmente la orientación del Partido sobre la formación científica y técnica de todo el pueblo y fomentar el afán de estudio entre sus integrantes para que sean trabajadores intelectuales dotados de los últimos logros científicos y técnicos. Todos considerarán las salas de divulgación científico-técnica como escuelas de sus centros de trabajo, aprenderán con aplicación, elevarán el nivel de conocimiento técnico y estarán al tanto de la tendencia mundial.
Muy importante es el rol que juegan las agrupaciones sindicales del sector cultural, incluidas la enseñanza, la salud pública, la literatura y el arte, en la tarea de enardecer el fervor patriótico y de lucha de todo el pueblo mediante la civilización a nuestra manera.
Es necesario que los miembros de la federación en el referido sector contribuyan con su abnegado esfuerzo a elevar el entusiasmo revolucionario y el ímpetu de lucha del pueblo en esta era de la primacía del Estado. Los de los renglones de la educación y salud se entregarán con una conciencia inmaculada y devoción al desarrollo de las labores educacionales y sanitarias, partes de la imagen de nuestro sistema socialista. Los del sector literario y artístico deben materializar cabalmente la idea y la orientación del Partido y producir más obras maestras que plasmen los sentimientos y los gustos del pueblo, enriqueciendo así el patrimonio cultural de la era del Partido del Trabajo.
A las organizaciones sindicales les corresponde vigorizar el movimiento de masas para que se ponga de manifiesto el poderío del heroísmo colectivo y del colectivismo en todos los dominios de la construcción socialista.
Al efectuar eficientemente la emulación socialista por el cumplimiento del Plan Quinquenal entre sectores, unidades, talleres y equipos de trabajo, así como los movimientos como los de la máquina ejemplar para aprender del torno No. 26 y de la innovación técnica de masas, la federación viabilizará la interminable creación de nuevas normas y récords y aumentará sin cesar el afán de la emulación colectiva destinada a aprender de otros y adelantarlos. En la emulación socialista los turnos, los equipos de trabajo y las fábricas se ayudarán mutuamente, intercambiarán experiencias y avanzarán juntos, ambiente que adquirirá un carácter cotidiano y formará parte de la vida. Es preciso determinar acertadamente los objetivos y las etapas del movimiento de masas, controlarlo, dirigirlo, valorarlo y hacer su balance justa y acertadamente, al punto de que todo esto sea un proceso de la movilización y motivación ideológica de las masas en que incite su entusiasmo y emulación.
Es necesario inculcar a los obreros y miembros sindicales el apego al trabajo, su profesión y su centro laboral.
El apego al trabajo es el amor a la patria y la confianza en el futuro. Las organizaciones sindicales procurarán que sus miembros tengan bien presente que solo cuando consideran el trabajo como su mayor honor y le dedican su sinceridad y esfuerzo pueden realizar el sueño de la construcción de la potencia y forjar un futuro más resplandeciente.
En nuestra sociedad que tiene como su dueño a todo el pueblo no puede haber oficios respetables ni despreciables y cada uno de ellos es un puesto de la revolución que es indispensable y que se debe defender para el país y el pueblo.
Las agrupaciones sindicales se esmerarán incansablemente en la educación a sus miembros para cultivar en ellos el afecto a la fábrica y al oficio, de modo que todos ellos los consideren como parte inseparable de su vida, se desempeñen bien, cultiven su felicidad y la de sus descendientes y contribuyan al progreso del país. Es preciso exaltar y apreciar a los técnicos y obreros calificados que llevan decenas de años laborando honrada y honestamente en un mismo oficio y guardarse de la tendencia a menospreciar la profesión que uno tiene.
La tercera tarea que le incumbe a la federación es preparar a los obreros y miembros sindicales como hombres que encarnan la civilización socialista y que están dotados de nobles rasgos morales y gran cultura.
De acuerdo con el propósito del Partido de construir la sociedad comunista sobre la base de la moral y cultura obreras, las organizaciones sindicales procurarán que los obreros sean paradigmas de la sociedad también en esos aspectos, para no hablar de su espíritu revolucionario y temperamento combativo.
En esta época de la lucha y de continuos avances y saltos, deben tener un elevado concepto de la moral comunista y establecer un ambiente moral sano y revolucionario. Las organizaciones sindicales conducirán con una atención constante a sus miembros a observar a conciencia las reglas de la etiqueta, la moral y el orden públicos y demostrar los atributos de los obreros a través de su aspecto exterior como el atavío y la compostura. Los orientarán a exhibir en alto grado los bellos rasgos comunistas de no escatimar nada por el bien de la sociedad, el colectivo y los compañeros y ayudarse mutuamente, para así coadyuvar a la armonía del colectivo y lograr la verdadera unidad de los compañeros.
Sobre todo, pondrán un gran empeño en aprender del noble mundo espiritual de los héroes de la época de Chollima. Orientarán a todos a vivir y trabajar sin arrepentimiento, colocándose en la época de Chollima y reflexionando constantemente qué han hecho en bien de los compañeros y el colectivo, si no les han causado inconvenientes y qué hacer en su favor y para fortalecer más al colectivo.
Elevarán su nivel político-cultural y afán de creación al activar la educación por medio de las obras literarias y artísticas y otras actividades. Harán que todos sus miembros se desempeñen con responsabilidad, sean lectores asiduos, sepan dirigir a las masas una arenga rebosante del vigor de la clase obrera y participen activamente en las actividades artísticas y deportivas. Organizarán regularmente diversas actividades culturales, deportivas y artísticas, incluyendo los juegos deportivos de masas, de manera que en todos los dominios de la construcción socialista prevalezca el optimismo, los sentimientos, el espíritu combativo y el júbilo de la clase obrera y que en la sociedad reine en todo momento un ambiente vivo y alegre.
De forma sustancial establecerán la cultura en la producción y la vida y mantendrán los equipos en buenas condiciones para que todos los obreros y miembros sindicales se habitúen a acondicionar el interior y el exterior de la fábrica como si fuera su propia casa, mantener de manera limpia y culta su centro de trabajo y cuidar sus equipos como si fueran una parte de su cuerpo.
Los conducirán a arreciar la lucha contra los fenómenos opuestos y ajenos al socialismo que atentan contra nuestra ideología, régimen, moral y cultura.
Si la clase obrera, que se atiene estrictamente a los principios y que aborrece la injusticia, se pone en la delantera de la lucha contra todas las manifestaciones negativas, se mantienen con firmeza los atributos intrínsecos del socialismo a nuestro estilo y se acelera más la tarea de armar a toda la sociedad con la idea revolucionaria y comunista.
Las organizaciones sindicales les explicarán claramente a sus miembros que la lucha contra los fenómenos opuestos y ajenos al socialismo es un combate a muerte encaminado a conservar la vida de nuestro socialismo y la pureza de sus principios obreros, de manera que todos participen como un solo hombre en la eliminación intensa de esas manifestaciones. Les darán a conocer las formas en que se expresan, su peligrosidad y sus efectos nocivos, los concienciarán constantemente para que ningún elemento ajeno a la clase obrera se anide en su mente y superarán a carta cabal los fenómenos ajenos y opuestos al socialismo que surgen en nuestros contornos, sin pasarlos por alto y por medio de una lucha implacable.
A toda hora prestarán profunda atención al trabajo y la vida de sus miembros y tomarán estrictas medidas de precaución para que entre ellos no se manifiesten ninguna tendencia extraña, por muy insignificante que sea. En cuanto a la actitud de los que se escudan de las dificultades en la vida para perjudicar los intereses de las unidades y de la colectividad, no deben considerarla como algo natural sino superarla librando una batalla sin cuartel.
Las agrupaciones sindicales en las unidades que cumplen misiones especiales intensificarán más la educación y el control entre sus miembros para que observen bien el principio socialista y no permitirán ningún brote pernicioso, por muy pequeño que sea.
Para encauzar a los obreros y demás miembros sindicales a cumplir intachablemente su papel de vanguardia en la nueva marcha revolucionaria manifestando en alto grado su espíritu revolucionario y organizativo y aumentando su capacidad de la unidad y del combate, es preciso renovar de forma radical la labor de la federación.
Hasta ahora esta ha mantenido el statu quo, exánime e incapaz de exaltar sus atributos intrínsecos como agrupación política de la clase obrera. Esto se debe a que no ha realizado atinadamente la labor destinada a consolidar sus organizaciones.
Le compete cumplir con responsabilidad su misión como organización de la educación ideológica conforme a la demanda de la época y la realidad en desarrollo, para así poner de su parte para abrir una nueva era de auge de la construcción socialista.
Es menester arreciar la batalla ideológica teniendo como tarea primordial la identificación de toda la federación con la idea revolucionaria del Partido.
Les atañe hacer funcionar regular y sustancialmente el sistema educativo, incluidos el estudio y las conferencias, e intensificar la educación en los cinco puntos, fundamentalmente en la tradición revolucionaria y en la fidelidad, con diferentes formas y métodos. Aplicarán diversos métodos y medios en la educación como los encuentros con innovadores laborales de la generación pasada, las conferencias móviles, las publicaciones de la federación, los medios audiovisuales y la multimedia, así como seguirán encontrando otras formas y métodos más eficaces para aprovecharlos ampliamente en la educación. Acondicionarán las salas de divulgación cultural como centros de la educación ideológica, las dotarán con suficientes equipos necesarios para tal efecto y las pondrán en funcionamiento de manera planificada.
En la educación ideológica no existen lugares, fórmulas y moldes preestablecidos. La harán yendo al trabajo o saliendo de él, antes de empezarlo o durante el receso, recurriendo a varios métodos eficaces para mover a las masas, de manera que todo el curso del trabajo y la vida sea literalmente un proceso de la divulgación de la política del Partido. Erradicarán la tendencia a releer al pie de la letra a las instancias inferiores los materiales de educación que hayan recibido de las superiores y a preocuparse solamente de las veces de la educación ideológica y se esforzarán para darles a conocer a sus integrantes las cuestiones de su interés, relacionándolas con la realidad, de manera que la educación en su conjunto sea un proceso eficiente de la labor política que conmueva y apasione a todos sus miembros.
Serán exigentes con sus militantes para que tengan en alta estima a su organización y observen estrictamente su disciplina.
Establecerán entre ellos la correcta concepción sobre la organización y los orientarán a que acepten no como un deber sino como una conciencia y honor el respeto de la organización y el laborar y el vivir apoyándose en ella. Apreciarán y ensalzarán sus aspectos positivos y los protegerán y conducirán correctamente para que no cometan errores y sintieran en carne propia la benevolencia y la gran valía de la organización.
Es importante regularizar y reglamentar la vida orgánica.
Las organizaciones sindicales deben tomar como un principio inviolable realizar en fechas predefinidas el balance de la vida orgánica, la asamblea ordinaria, la asignación de las tareas y el balance de su cumplimiento. Elevarán el nivel político-ideológico del balance de la vida orgánica, intensificarán la crítica y la autocrítica y lograrán que el cumplimento de las tareas de la organización sirva para fortalecer la conciencia política de sus integrantes y contribuya a cumplir las tareas revolucionarias.
Conscientes de que la mínima concesión o conciliación en la vida orgánica y su dirección puede motivar el inicio de la degeneración ideológica de sus militantes, intensificarán constantemente su fogueo mediante la vida orgánica. En particular, arreciarán el control de la vida orgánica para que no falten a ella los que laboran y viven apartados de sus organizaciones, entre ellos los movilizados en la construcción, los que trabajan dispersos y los que están en constante movimiento. Urge solucionar el problema de los que están apartados de la vida orgánica y los que no están registrados en la nómina de la organización, de manera que ninguno actúe a su libre albedrío fuera del sistema de la vida orgánica.
El meollo de la renovación de las labores de la federación es elevar el papel de las organizaciones de base.
Un árbol que ha enraizado profundamente es inmutable en la tempestad. De igual forma, solo cuando las organizaciones primarias que son las raíces de la federación cumplen satisfactoriamente su papel, marchará bien la labor sindical.
A fin de potenciar la federación en su conjunto, incluyendo sus organizaciones primarias, todos los dirigentes de base se prepararán como hombres más capaces y activos de la federación.
Deben poseer la capacidad de divulgar con habilidad a otros miembros sindicales la esencia de la idea, el lineamiento y la política del Partido, estar versados tanto en su profesión como en la práctica de la labor de la federación. Aprenderán del Partido el método de trabajo con las masas y serán sinceros en el trato con sus correligionarios, convirtiéndose así en funcionarios políticos dignos de su respeto.
Es necesario organizar de manera planificada y realizar sustancialmente los cursillos, los intercambios de experiencias y otras labores destinadas a elevar la capacidad de los dirigentes de las organizaciones de base. A los de instancias superiores les incumbe acudir regularmente a las inferiores para dirigir reuniones, ejecutar el funcionamiento de la sala de estudio de los presidentes de las organizaciones primarias y enseñarles a elaborar el informe de la reunión o el plan a ejecutar, de modo que ellos eleven su nivel.
A la federación le atañe organizar y realizar sustancialmente el trabajo por el título del colectivo ejemplar de la lealtad y aumentar continuamente el número de sus comités y organizaciones de base ejemplares de lealtad. Asumirá e impulsará como tarea importante generalizar y presentar las unidades visitadas por los Líderes como modelos en la conquista del título de las entidades ejemplares de la lealtad, enardeciendo así el afán del movimiento arriba mencionado.
La federación adoptará la medida de componer racionalmente las organizaciones de base y establecer un sistema adecuado de su control y dirección.
Analizará el estado general de su composición y rectificará a su debido tiempo los errores para que nada impida la vida orgánica y las actividades productivas de sus integrantes. También se concentrará en establecer el sistema dual de la dirección sobre la vida orgánica de los miembros, de modo que no haya ninguna demora en la divulgación de la orientación del Partido y que a todas las organizaciones primarias les lleguen a su debido tiempo las directivas y las disposiciones de las instancias superiores.
Es preciso establecer un estilo de trabajo revolucionario donde prevalezca el ímpetu de la clase obrera.
Todos los dirigentes sindicales deben laborar con firmeza, pujanza, decisión y combatividad, atributos de la clase obrera, y trabajar de manera creadora y emprendedora, deshaciéndose del derrotismo y el pancismo. Aplicarán en sus actividades el estilo de trabajar con seriedad que requiere de un esfuerzo constante para mejorar las labores sindicales conforme a las exigencias de la realidad en constantes cambios e innovaciones, así como el espíritu y el temperamento de la clase obrera empeñada en impulsar con tenacidad y concluir cualquier trabajo que se haya propuesto, para que toda la federación se anime con la disposición de materializar la idea y los lineamientos del Partido y que en su seno reine el espíritu de la innovación y el avance.
A los dirigentes sindicales les incumbe atender el trabajo y la vida de sus miembros con el fervoroso afecto al compañero y al hombre, considerándolos como si fueran sus propios hermanos.
Se esmerarán en la atención sincera a los que se entregan en cuerpo y alma al país y el pueblo, entre ellos los que están constantemente ocupados en su trabajo, sin exteriorizar sus dificultades y aflicciones ni atender los quehaceres domésticos, y los que raramente paran en sus hogares por tener que trabajar de forma permanente en importantes obras de construcción.
Orientarán a los obreros y miembros sindicales a que coincidan en el pensamiento y la acción a favor del colectivo y los compañeros y que logren una unidad compacta sobre la base del amor al hombre, para así realizar proezas portentosas con el poderío del colectivo en la materialización de la política del Partido.
A las organizaciones del Partido de todos los niveles les corresponde conceder importancia y brindar apoyo a las labores de la federación para que sus organizaciones cumplan bien con su papel y avancen con vigor.
Conscientes de que la falta de atención de la labor sindical trae como resultado el debilitamiento de la capacidad de organización y combate de las agrupaciones sindicales, la dirigirá acertadamente en lo político.
Es importante formar bien las filas de los cuadros de la federación.
A las organizaciones partidistas de todos los niveles les incumbe promover como funcionarios sindicales a los más fieles al Partido, que profesen una fe inconmovible en la revolución, que se hayan forjado en el trabajo, que sean emprendedores, que estén bien preparados en lo político y profesional y que disfruten de la confianza de las masas.
Les crearán condiciones propicias para trabajar de acuerdo con sus funciones y los exaltarán y estimularán activamente para que se sientan orgullosos de la labor que realizan. Nunca los movilizarán a trabajos que no sean de su incumbencia ni impondrán tareas sociales a las organizaciones sindicales, obstaculizando así la labor de la federación.
Se guardarán de la inclinación a apartar a un lado a las organizaciones sindicales y suplir sus funciones, confiarán en ellas y sus miembros y les asignarán tareas importantes, respetando así su independencia y su creatividad.
En la marcha actual para abrir una nueva era de auge en la construcción socialista, nuestro Partido deposita una gran confianza en el espíritu revolucionario y la capacidad de combate de los obreros y miembros sindicales, fieles a la dirección del Partido y continuadores de la tradición de la lucha heroica.
Estoy firmemente convencido de que todos los obreros y demás miembros sindicales avanzarán con más valor en todos los dominios de la construcción socialista logrando con su intenso bregar grandes transformaciones en la creación y la construcción.