Discurso de conclusión del VIII Congreso del PTC

Discurso pronunciado por el Secretario General Kim Jong Un

Estimados delegados:

Esta octava edición del congreso en la historia de nuestro Partido propuso y debatió con seriedad los proyectos inmediatos de lucha encaminados a abrir una nueva era de ascenso y cambios drásticos en la revolución y la construcción, y cuestiones importantes para el desarrollo del Partido.

Primero, analizó y revisó de manera integral y detallada y desde distintos ángulos los trabajos efectuados por el Comité Central del Partido en su VII Período y discutió a fondo los nuevos lineamientos de lucha y las cuestiones estratégicas y tácticas por el avance trascendental de la construcción socialista.

En su informe, intervenciones y consultas por sectores se criticaron y examinaron de manera concreta y mordaz las desviaciones y errores que afloran en todos los dominios de la vida social, comenzando con las labores del Partido, el Estado y el Ejército, y se expresaron la firme determinación y voluntad de superarlos.

Además, se hicieron intensos estudios y debates para encontrar la manera de cumplir las metas y tareas del nuevo Plan Quinquenal y opiniones constructivas planteadas en este proceso fueron emitidas al comité de elaboración del anteproyecto de la resolución del Congreso del Partido.

El debate del primer punto de la agenda sirvió para aclarar aun más lo que deben hacer en adelante nuestro Partido, Estado y pueblo y perfilar la estrategia de lucha destinada a lograr nuevas victorias en nuestro proceso revolucionario.

A diferencia de sus ediciones anteriores, en el presente congreso nuestro Partido hizo un análisis y balance fríos de sus labores, no en su aspecto positivo sino con una postura crítica, lo cual adquiere una importancia tan grande como los éxitos alcanzados durante el período del que rendimos cuenta.

Esta magna cita revisó con una actitud crítica y rigurosa los trabajos de la Comisión Revisora del Comité Central del Partido en su VII Período y adoptó medidas drásticas para rectificar bajo el principio de la construcción partidista y a nuestra manera lo anticuado e irreal del trabajo y de las actividades del Partido.

La enmienda de los Estatutos del Partido del Trabajo de Corea, en fiel reflejo del principio de la construcción y la labor del Partido y las exigencias de la realidad en desarrollo, ha asentado una sólida base para consolidar el liderazgo y la combatividad del Partido y lograr su sano desarrollo.

El hecho de que este evento haya integrado el Comité Central del Partido con compañeros competentes y fieles al Partido y la revolución e implantado en su seno un nuevo sistema de disciplina e inspección deviene un punto de viraje trascendental que le permite a nuestro Partido cumplir con su misión y papel como poderoso Estado Mayor de la revolución.

Delegados:

En este congreso he vuelto a asumir la máxima dirección del Partido del Trabajo de Corea gracias a la gran confianza depositada en mí por todos los delegados y toda la militancia.

Que todos ellos me hayan confiado el importante cargo de Secretario General del Partido me colma de orgullo, pero a la vez me perturba y acrecienta el peso que llevo encima.

Bien consciente de mi sagrado deber como representante y responsable del Partido kimilsungista-kimjongilista, juro solemnemente hacer lo que esté a mi alcance para implementar el programa de lucha presentado por el congreso del Partido, considerar a nuestro gran pueblo como el cielo de mi destino y consagrarme de lleno a su bienestar como su fiel servidor.

El VIII período del Comité Central del Partido, elegido por el unánime beneplácito de todos los delegados, hará gala de su certera y experimentada dirección para conquistar nuevas victorias, en correspondencia a la gran esperanza y confianza de todas las organizaciones y miembros partidistas, y cumplirá con lealtad el deber que le ha asignado la época.

Delegados:

La situación externa de nuestra revolución sigue siendo severa y crítica y no podemos esperar que nuestros quehaceres revolucionarios resulten fáciles en adelante.

Con todo, para nuestro Partido y pueblo que en pésimas condiciones y dificultades han conquistado una gran victoria, inconcebible para otros, ninguna prueba es insuperable.

Nos corresponde emprender cuanto antes un avance y un desarrollo sostenido, librando una intensa lucha para consolidar por todos los medios las potencialidades del Partido, las filas revolucionarias y el Estado, con renovada confianza y ánimo.

Obtener un nuevo gran triunfo en todos los dominios acrecentando considerablemente las fuerzas y el motor internos de la construcción socialista, esta es la idea y el espíritu principales del VIII congreso del Partido del Trabajo de Corea.

Es decir, reajustar y reestructurar en todos sus aspectos nuestras fuerzas internas y, sobre esta base, superar con la frente alta todas las pruebas y abrir un nuevo camino de avance constituye la voluntad revolucionaria del PTC reafirmada a través del congreso.

La importante tarea histórica de la revolución exige que todo el Partido vuelva a meditar y enarbolar la consigna de considerar al pueblo como el cielo, la unidad monolítica y el apoyo en las propias fuerzas.

Considerar al pueblo como el cielo refleja la perpetua demanda del Partido de mantener con firmeza su estilo revolucionario que plantea el servicio al pueblo como principio inalterable y como punto de partida de la construcción y de las actividades del Partido. Por su parte la unidad monolítica y el apoyo en las propias fuerzas sintetizan el concepto ideológico y teórico y la demanda de la política referente a la razón de ser y el motor de avance de nuestra revolución.

Estos tres elementos son los claves que permiten potenciar el liderazgo de nuestro Partido, los mejores remedios para el arraigamiento del Partido en las masas y garantías para nuestra supervivencia y allanamiento del porvenir.

Antes de lanzar algún ostentoso eslogan en este congreso, propongo suplir su consigna reflexionando una vez más estos tres ideales: considerar al pueblo como el cielo, la unidad monolítica y el apoyo en las propias fuerzas.

A todo el Partido le atañe emprender valerosamente el avance histórico en la dirección señalada por el congreso, con la extraordinaria disposición, confianza y entusiasmo de iniciar un nuevo trayecto.

Ante todo, hemos de librar una lucha sin cuartel para cumplir infaliblemente el nuevo Plan Quinquenal para el desarrollo de la economía nacional.

La construcción de la economía socialista es la tarea revolucionaria más importante en la que hoy debemos concentrar todas las fuerzas.

A fin de superar la actual crisis que encaramos, estabilizar y mejorar cuanto antes la vida de la población y garantizar con seguridad el fortalecimiento y la prosperidad con nuestros propios recursos, urge resolver los problemas económicos que son los más pendientes.

Primero, nos atañe definir correctamente el rumbo principal del sector económico y concentrar las fuerzas en él.

La tarea central del nuevo Plan Quinquenal es tomar las industrias metalúrgica y química como eslabones claves del desarrollo económico, promover la real activación económica mediante el estrechamiento de los vínculos de las industrias básicas, consolidar la base material y técnica del sector agrícola y elevar el porcentaje de las materias primas de la industria ligera que se obtienen en el país, para así colocar en un peldaño superior la vida de la población.

Nos toca concentrar las fuerzas para normalizar y activar con seguridad y antelación la industria metalúrgica y la química y, sobre esta base, impulsar simultáneamente los demás sectores.

Es necesario esmerarse en la organización estatal de la economía bajo el principio de priorizar el desarrollo de la industria metalúrgica y la química.

Resulta importante intensificar la planificación y la dirección de la economía en el sentido de movilizar y aprovechar de la manera más racional la capacidad económica del país para aumentar en gran medida la producción de materiales de hierro y acero y de artículos químicos, en lugar de disgregar esa capacidad, sin ningún cálculo previo.

Es preciso orientar todas las labores económicas hacia la estabilidad y el mejoramiento imparciales de la vida de la población.

También en este aspecto resulta importante solucionar en lo fundamental el problema de alimento de la población mediante el continuo empeño en la producción agrícola.

Durante el nuevo Plan Quinquenal al sector agrícola le atañe redoblar el coraje, acrecentar las inversiones estatales y alcanzar sin falta la meta de la producción cerealera.

En particular, han de fijar al nivel de 2019 y cumplir infaliblemente el plan estatal de cada año de acopio obligatorio de cereales e incrementar con previsión la cantidad de acopio, con vistas a normalizar el abastecimiento de alimentos.

Al sector de la industria ligera le incumbe tomar como tareas centrales la adquisición en el país y el reciclaje de materias primas y otros materiales durante el nuevo Plan Quinquenal, incrementar la producción de artículos de consumo e imprimir un nuevo avance en el mejoramiento de la vida de la población.

Hace falta que el Estado adopte fuertes medidas económicas y técnicas para normalizar la producción de todas las ramas que le proporciona a la industria ligera las materias primas y otros insumos.

En segundo término, a todos los sectores y unidades les toca proponerse tareas y vías concretas para cumplir el nuevo Plan Quinquenal y ejecutarlas al pie de la letra.

En vista de la lección que aprendiera del período que se examinaba, el congreso hizo esta vez un examen objetivo y riguroso y lanzó una nueva meta de lucha que se aproximara al máximo a la realidad.

Es muy importante que en todos los sectores y unidades prevean las condiciones y circunstancias probables y establezcan primero los planes por etapas y años.

A las unidades correspondientes les toca planear y dirigir de manera científica y detallada la ejecución del proyecto que hayan trazado y cumplirlo al pie de la letra cueste lo que cueste. Por su parte, el Estado debe implantar la recia disciplina de controlar, impulsar y revisar estrictamente por índices el cumplimiento del plan de la economía nacional.

El éxito o el fracaso en el cumplimiento del nuevo Plan Quinquenal dependen del mejoramiento de las gestiones económicas.

Hace falta que todos los sectores, entre ellos los departamentos económicos del Comité Central del Partido, el Consejo de Ministros, el Comité Estatal de Planificación, las fábricas y empresas, unan voluntades y adopten medidas decisivas para renovar las gestiones económicas.

Han de impulsar activamente la investigación y el perfeccionamiento de métodos de la administración económica que se ajusten a la realidad del país y que puedan producir el efecto de la mayor rentabilidad y racionalidad incluidos los métodos que se aplican de modo experimental y la combinación de experiencias de aquellas unidades ejemplares en la gestión administrativa y empresarial.

Al Partido y el Estado les corresponde dedicar esfuerzos para restaurar y reforzar el sistema y el orden que permitan manipular la economía bajo el mando y la administración unificados del Estado durante el nuevo Plan Quinquenal.

Cualquier unidad que obstaculice la dirección unificada del Estado aún después del congreso del Partido, alegando su estatus especial, será objeto de una recia sanción.

Al Consejo de Ministros y el Comité Estatal de Planificación les incumbe la tarea de intensificar la organización y el mando de la economía que viabilicen los enlaces y las colaboraciones de producción entre sectores, fábricas y empresas, en el sentido de afianzar la independencia de la economía nacional y acrecentar la producción.

Hace falta asegurar la construcción económica y la mejora de la vida de la población mediante el desarrollo real de las ciencias y la tecnología.

Estas son la locomotora que conducen la construcción socialista y el motor principal de la economía nacional.

A ese sector le toca concentrarse en las tareas principales y los temas de estudio para el cumplimiento del nuevo Plan Quinquenal, definiéndolos como objetivos importantes.

Durante ese Plan colocarán en un nivel superior las ciencias y la tecnología del país y resolverán de manera rigurosa y con antelación los problemas científicos y técnicos que se plantean para la construcción económica y la mejora de la vida de la población, al promover la cooperación creativa de los científicos, técnicos y obreros.

Es necesario promover la economía local mediante el fomento del desarrollo independiente y multilateral de ciudades y distritos y asentar la base para elevar el nivel de vida de los habitantes.

En la actualidad los pobladores de ciudades, distritos y áreas rurales llevan una vida muy difícil y atrasada.

De ahora en adelante nos proponemos empeñarnos en desarrollar la economía local y mejorar la vida de la población local.

Al Estado le incumbe impulsar la labor de asegurarles cada año a todas las ciudades y distritos diez mil toneladas de cemento.

Los órganos estatales de dirección económica concederán privilegios a las ciudades y distritos hasta que cuenten con su propia base económica y desarrollen conforme a sus características regionales, al tiempo que los dirigirán y ayudarán atinadamente.

Hay que impulsar enérgicamente las revoluciones ideológica, técnica y cultural en el campo, reforzarlo decididamente con el incremento de la ayuda estatal, consolidar el cimiento material y técnico de la producción agrícola y hacer más civilizado y rico el campo socialista.

En el nuevo Plan Quinquenal al Estado le atañe poner un gran empeño en el desarrollo educacional y sanitario, de modo que tanto a nivel central como a nivel local la gente perciba en carne propia las ventajas de los sistemas de educación y de salud pública socialistas.

A todo el Partido, Estado y pueblo les corresponde intensificar la educación y la disciplina con miras a controlar y restringir de forma tajante todos los fenómenos antisocialistas y no socialistas, las manifestaciones de abuso de autoridad, burocratismo y corrupción, las cargas por encima de los impuestos y los crímenes de toda índole que afloran en distintos aspectos de la vida social.

Debemos asumir como una tarea importante la consolidación cuantitativa y cualitativa de la capacidad disuasiva de la guerra nuclear.

Seguiremos impulsando la tarea de transformar el Ejército Popular en tropas élites y poderosas, con miras a prepararlo cabalmente para que cumpla con su misión y papel del defensor principal del Estado ante cualquier forma de amenaza y eventualidad.

Es preciso llevar a un nivel más alto la ciencia de la defensa nacional, cumplir sin falta la meta de la producción de pertrechos y asegurar con la máxima capacidad militar el avance histórico del Partido en el nuevo Plan Quinquenal.

Para cumplir exitosamente nuestras tareas revolucionarias, de gran importancia y que requieren de alta responsabilidad, ante todo hemos de consolidar el Partido y potenciar su papel rector.

Si todas las organizaciones partidistas se convierten en vanguardias fieles, trabajan con el espíritu revolucionario y emprendedor y cumplen satisfactoriamente su papel de Estado Mayor político de sus unidades, se abrirá una gran era de florecimiento del Partido y la revolución.

A todas ellas les incumbe consagrar esfuerzos a sus labores internas, convertir a todos sus integrantes en cuadros y hombres selectos e intensificar como nunca la dirección sobre la vida partidista, consolidando así ininterrumpidamente la base orgánica e ideológica del Partido.

Hace falta implantar en todo el Partido un ordenado sistema de trabajo y aplicar métodos de trabajo novedosos, con vistas a hacer del Partido una agrupación que trabaja, lucha y combate.

A sus organizaciones les compete movilizarse y realizar con brío y dinamismo la labor organizativa y política encaminada a materializar los nuevos lineamientos de lucha y orientaciones estratégicas y tácticas y enrumbar apropiadamente las labores de las unidades correspondientes.

Superarán tendencias como detentar la dirección administrativa, aferrándose a los asuntos económicos, y tomarán como un principio inviolable resolver todos los problemas que se plantean en la revolución y construcción con el método partidista y con el político que consiste en activar el espíritu de los funcionarios y miembros del Partido y otros trabajadores.

En particular, el departamento de organización y dirección, el de propaganda y agitación y otros del Comité Central del Partido deben realizar de forma escrupulosa y como una ofensiva la dirección partidista y política para materializar la resolución del congreso.

Los cuadros, miembros de mando de la revolución, han de cumplir con su responsabilidad y deber al frente del destacamento que avanza.

La capacidad y el papel de los cuadros deciden el destino de sus unidades y sectores respectivos.

Hoy las múltiples dificultades y pruebas que se interponen en el camino de la revolución y la gran obra de la construcción de la potencia, tarea asignada a nuestra generación, exigen a los funcionarios sobrellevar todo el peso y demostrar su extraordinaria capacidad, entusiasmo y entrega al trabajo.

Este es el momento en que necesitamos con mayor apremio a los funcionarios que se esfuerzan con denuedo para aliviar las inquietudes del Partido y el Estado, que se consagran por entero a la revolución y al trabajo y se empeñan en hacer algo útil para el pueblo, y que logran éxitos visibles si se les confían alguna tarea.

Todos los cuadros, plenamente dispuestos a comprobar con su capacidad y resultado reales de trabajo su espíritu partidista, revolucionario y de beneficiar al pueblo, se prepararán para dar un comienzo completamente nuevo en su impetuosa marcha después del congreso.

Tendrán siempre presente la expectativa del pueblo y trabajarán con ahínco mirándose en el espejo de su conciencia al final de cada jornada.

Aprenderán con humildad y elevarán su nivel velando las noches si les faltan conocimientos o capacidad, no se permitirán un momento de vanidad y estancamiento en el trabajo, serán exigentes consigo mismos a toda hora y renovarán completamente su estilo de lucha y modo de trabajo.

Es la tarea de todos los militantes desempeñar el papel de protagonistas y vanguardias en el cumplimiento de las tareas presentadas por el congreso del Partido.

Si ellos se levantan con coraje, sobreponiéndose a las pruebas de hoy antes que nadie, no habrá ninguna dificultad insuperable ni fortaleza inexpugnable.

Les atañe poner de su parte en las obras más difíciles, heredando el alma y el espíritu de la generación de vencedores quienes con su indomable espíritu y heroísmo lograron la gran victoria en la Guerra de Liberación de la Patria y concluyeron en un corto plazo la restauración y construcción posbélicas, apretándose el cinturón.

Es muy grande la responsabilidad que asumen los miembros de la Dirección del Comité Central recientemente electa y todos los delegados para cumplir brillantemente las honrosas metas y tareas de lucha presentadas por el VIII Congreso.

Los integrantes de la referida Dirección tendrán presente a toda hora y en cualquier lugar la inapreciable confianza y esperanza de otros militantes y pueblo, trabajarán con alto sentido de responsabilidad y abnegación para cumplir las tareas presentadas en este congreso y obtendrán resultados sustanciales.

Todos los delegados han de entregarse de lleno y esforzarse con tesón en sus puestos laborales para que esas tareas que ustedes mismos han sometido al debate y han aprobado se concreten al pie de la letra.

Como buenos conocedores de las exigencias apremiantes del Partido y la revolución, sembrarán en los corazones de las masas la idea y el espíritu del congreso, las estimularán con sus propios ejemplos y lograrán el desarrollo tangible de su sector y unidad.

Delegados:

A fin de cosechar un nuevo triunfo y dar pasos significativos de avance en la causa socialista, debemos prepararnos para una arremetida frontal aún más cruenta.

Pronto las fuerzas hostiles se desesperarán más para impedir nuestro camino y el mundo observará atentamente a nuestro Partido realizar su manifiesto político y programa de lucha.

Nuestra victoria es definitiva mientras contamos con la fervorosa lealtad de todos los militantes, el pueblo y el ejército, ejecutores cabales del propósito y la decisión del Partido, y con la fuerza insuperable de la unidad monolítica.

Esforcémonos todos con más tesón por la brillante materialización del programa de lucha presentada por el congreso, por el fortalecimiento del glorioso Partido del Trabajo de Corea y el avance victorioso de la causa de la revolución del Juche, y por nuestro gran pueblo.