La primera subjefa de departamento del Comité Central del Partido del Trabajo de Corea, Kim Yo Jong, hizo pública hoy la siguiente declaración:
En estos días, estoy escuchando a través de los informes las extravagantes noticias relacionadas con nuestro país que emiten cada día los estadounidenses.
Me resultó un buen pasatiempo en la hora de desayuno escuchar con interés por la TV el cambio psicológico de los estadounidenses que llegaron a insinuar hasta la posibilidad de la Cumbre RPDC-EE.UU.
A decir mi opinión personal, me parece, si bien no estoy segura, que no sucederá dentro de este año algo como la Cumbre RPDC-EE.UU.
Pero, ¿quién sabe? . Nadie sabe qué cosa ocurrirá de repente según el juicio y la decisión de los dos dignatarios.
Lo claro es que la Cumbre hace falta, al decir de alguien, a la parte norteamericana y no nos resulta provechosa ni útil en nada, hecho que habría que tomar en cuenta para adivinar tal suceso.
Supongamos que se abra la cumbre. De suceder eso, EE.UU. tendrá la tranquilidad por el diálogo continuo con nuestra Dirección y podrá ganar el tiempo seguro que sea garantizado por la amistad entre ambos dignatarios. En el caso nuestro, no obtendremos ningún éxito en las negociaciones con EE.UU. ni lo esperamos siquiera.
Ya que existen el serio antagonismo y discrepancias insolubles entre ambas partes, creo que la cumbre será innecesaria e inútil, por lo menos, para nuestra parte en este año y lo más adelante si no hay el cambio decisivo de la posición de EE.UU.
Pienso además que aparte de su posibilidad, no debemos aceptar la cumbre dentro de este año aunque la desee mucho EE.UU.
A explicar en breve la razón en tres puntos: primero, la cumbre es necesaria a la parte norteamericana, pero no es provechosa para nuestra parte; segundo, perderemos otra vez nuestro tiempo si nos sentamos a conversar con los estadounidenses que no tienen el coraje de exponerse a nuevo desafío y hay el peligro de deteriorarse hasta las relaciones especiales de ambos mandatarios que vienen manteniéndose hasta ahora; tercero, no hace falta aceptar la cita en ningún caso porque Bolton ha vaticinado su reapertura.
Lo que realmente necesita ahora para EE.UU. no es la cumbre o su resultado. Su objetivo estará en ganar el tiempo seguro al calmar a nuestra parte y atarnos de pie para que no ocurra algo, que se convierta en un desastre político para los norteamericanos, dando importancias sobremanera en las relaciones bilaterales a la intimidad entre ambos dignatarios.
Si se abre ahora la cumbre, será evidentemente que alguien se jactara de ello.
Estaría preocupado EE.UU. por la posibilidad de recibir en vísperas de las elecciones presidenciales el regalo de la Navidad que no ha recibido todavía.
Creo que dependerá de su comportamiento si EE.UU. va a pasar o no un trance por buscarse tal dolor de cabeza.
Habría que ver qué sucederá si dice aquí y allá y de manera inoportuna y frecuente las palabras de mala fe y anda enfrascado en cosas inútiles como la presión económica y amenaza militar contra nuestro país.
No tengo ninguna información sobre la existencia o no de tales casos, pero creo que seguramente, nuestra Dirección no pasará por alto todo el tiempo los peligrosos discursos de carácter opresivo que nos emite EE.UU.
Si tomo en cuenta que como ahora no sucede la cosa que teme al extremo EE.UU., me parece que funciona muy bien la especial amistad entre nuestro compañero Presidente y el mandatario norteamericano.
Si EE.UU. emprende a la ligera en tal momento alguna acción peligrosa, que puede provocar nuestra reacción importante, sin poder controlar su inquietud e impaciencia, será evidente que eso será pisar la cola al león y no habrá nada agradable en su resultado.
Hay que calar correctamente el objetivo principal con que EE.UU. propone últimamente las negociaciones de trabajo o la cumbre entre ambos países.
EE.UU. desea ganar el tiempo seguro al calmar a la RPDC dejando abiertas las puertas de diálogo.
Me inspira la idea de que tal vez EE.UU. quiera volver en su interior a las condiciones de negociaciones como las de Hanoi.
A recordar ahora, justamente a principios de 2019, EE.UU. tenía ya en Hanoi la posibilidad de neutralizar primero nuestro eje nuclear y perturbar nuestro programa nuclear perspectivo fingiendo levantar parcialmente las sanciones.
Se puede decir que aquél tiempo, estábamos haciendo una gran aventura para facilitar lo más pronto posible el mejoramiento de las condiciones de vida de nuestro pueblo al romper las trabas de sanción, aunque no nos convenían las condiciones de negocio.
Durante la cumbre RPDC-EE.UU. sostenida el 30 de junio de 2019 en Phanmunjom, el Presidente de EE.UU. nos demandó como premisa las adicionales medidas de desnuclearización predicando la buena perspectiva de la economía norcoreana y la ayuda económica. Entonces, nuestro compañero Presidente le dijo con claridad que no cambiará nunca con el levantamiento de sanciones sin garantía la seguridad y el porvenir de nuestro régimen y pueblo por la metamorfosis elegante y la rápida prosperidad económica y que el sufrimiento que nos impuso EE.UU. se convirtió en el odio contra éste y con ese resentimiento superaremos las persistentes sanciones y bloqueo liderados por EE.UU. y viviremos por nuestro estilo y con fuerzas propias.
Luego, hemos tachado completamente de la agenda de negociaciones con EE.UU. el tema de levantamiento de sanciones.
Pienso que el tema principal de las negociaciones anteriores “medidas de desnuclearización vs. levantamiento de sanciones” debe ser cambiado ahora por “cancelación de la hostilidad vs. reanudación de negociaciones RPDC-EE.UU.”.
Puesto que nos sustentamos aún en medio de las sanciones, no hay el motivo de dejarnos llevar por EE.UU.
Espero que EE.UU. no abrigue a estas alturas el absurdo sueño con volver a regatear el levantamiento parcial de sanciones que se había planteado en la mesa de diálogo de Hanoi por la cancelación perpetua de la gran instalación nuclear en la zona de Nyongbyon, nervio medular de nuestro desarrollo nuclear.
Sin duda alguna, es firme y excelente el sentimiento individual de nuestro compañero Presidente sobre el actual Presidente norteamericano Trump, pero nuestro gobierno no debe ajustar la táctica sobre EE.UU. ni nuestro programa nuclear acorde al estado de relaciones con él.
Debemos tratarnos con el Presidente Trump y también con el próximo poder y, a la larga, con todo EE.UU.
Las palabras de altas autoridades estadounidenses, dichas en los días recientes, hacen conocer lo que debemos hacer en lo adelante, independientemente de los nexos con el Presidente norteamericano.
Cuando el Departamento de Estado expone la voluntad de diálogo y hasta el Presidente insinúa la posibilidad de la cumbre resaltando reiteradamente las buenas relaciones con nuestra Dirección, el llamado secretario de Defensa utilizó sin tapujos la expresión hostil como “Estado bribón” sobre nuestro Estado hablando otra vez de la supuesta “CVID” (desnuclearización completa, verificable e irreversible).
No quiero valorar si tal discordancia entre el mandatario y su inferior es una artimaña intencional o un producto del control inseguro del poder por el primero.
De todas maneras, si bien son buenas las relaciones entre ambos dignatarios, es natural que EE.UU. nos niegue y nos hostilice.
Ahora es el momento en que hace falta tomar precaución de que no debemos cometer nunca los errores indebidos pensando sólo en los lazos con el Presidente Trump.
Últimamente, EE.UU. nos ofende caso por caso así como postergar un año más las ordenes administrativas del presidente relativas con la sanción anticoreana, cuestionar el “estado de DDHH” de nuestro país abogando a toda voz por “resolver” primero el “problema de DDHH” antes del mejoramiento de relaciones con la RPDC y redefinirla como “peor Estado traficante de personas” y “país patrocinador de terrorismo”. Sólo con este hecho basta conocer que será imposible la retirada de la hostilidad anticoreana de EE.UU.
Aunque EE.UU., que padece la “endemia” llamada veto crónico a nuestro país, supere la actual “crisis” de elecciones presidenciales, tenemos que prever muchas acciones hostiles que tomará ese país contra nosotros después de eso. Considero que ahora es el momento de preocuparnos más por mejorar nuestra capacidad de reacción a la hostilidad anticoreana de EE.UU., propensa a perdurar en el futuro, que por las relaciones de amistad con el actual gobernante de ese país.
Debemos establecer el plan perspectivo para controlar las amenazas prologadas provenientes de EE.UU. y disuadirlas y defender bajo las mismas nuestros intereses estatales y soberanía, así como consolidar y desarrollar constantemente la capacidad real.
Ahora, el intento de reanudar las negociaciones de desnuclearización RPDC-EE.UU. es un tema que propone el segundo con apuro y resulta al revés a la primera.
Creo que no vale la pena sentarnos ahora mismo con EE.UU. que piensa únicamente en cómo y qué podrá quitar en la mesa de diálogo y esto es un asunto que podemos decidir después de ver primero el cambio decisivo de la actitud de ese país.
En vez de pensar en la manera de quitar nuestra arma nuclear, le sería más fácil y conveniente para EE.UU. meditar en el modo de evitar que el mismo artefacto le constituya una amenaza.
No tenemos ninguna idea de amenazar a EE.UU. y, al respecto, el compañero Presidente expuso su posición clara al Presidente Trump.
Todo irá tranquilo si ellos no se meten con nosotros.
Dejamos en claro que no rechazamos la desnuclearización sino no la podemos hacer por ahora. Volvemos a recordar que la desnuclearización de la Península Coreana será posible cuando haya mucho cambio de la contraparte al paralelo de nuestras acciones, es decir, las importantes medidas irreversibles.
Quiero señalar en claro que la palabra de mucho cambio de la contraparte no alude al levantamiento de sanciones.
Desde el principio, no quise escribir una nota como ésta hacia los estadounidenses, aunque puede ser distinto en el caso del Sur de Corea.
Por último, quisiera hablar de mi impresión de los festejos del Día de la Independencia de EE.UU. que he visto hace unos días por el noticiero de TV.
Recibí el permiso del compañero Presidente de que yo consiguiera sin falta a título personal el DVD sobre esos festejos si esto fuera posible.
El compañero Presidente me encomendó que trasladara sus votos de que el Presidente Trump obtenga sin falta buenos éxitos en su trabajo.