No debe haber injerencias en relaciones intercoreanas.

A la pregunta formulada por un reportero de la ACNC con respecto a la intervención atrevida de EE.UU. en los asuntos de relaciones íntercoreanas, el director general de Departamento de Asuntos de EE.UU. del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Popular Democrática de Corea, Kwon Jong Gun, dio el día 11 la siguiente respuesta:

El 9, un relacionado de la oficina de vocero del Departamento de Estado de EE.UU. dijo que apoya el avance de relaciones íntercoreanas, quedó decepcionado por las acciones últimas de la RPDC, le exige el retorno a la diplomacia y cooperación, está ajustando con su país aliado Sur de Corea, y otras tonterías inútiles para nada.

Nadie tiene derecho a cuestionar las relaciones Norte-Sur, que son asunto interno de la nación coreana.

Me da asco la conducta dual de EE.UU. que intenta impedir la marcha de las relaciones Norte-Sur si éstas dan una señal de avance y al contrario, finge preocuparse mucho por el empeoramiento de ellas.

La “decepción” de que habla el país norteamericano es incomparable con la desilusión y cólera extremadas que nos dieron EE.UU. y las autoridades surcoreanas que durante el bienio pasado vinieron traicionandonos y provocandonos.

Me parece que EE.UU. no entiende todavía la indignación del pueblo coreano.

Se enfrentaría EE.UU. con cosas irremediables si se atreve a lanzar las tonterías, entremetiéndose en los asuntos ajenos en vez de atender a sus propios, en el tiempo en que toda la extensión geográfica norteamericana quedó desordenada.

¿Es necesario que sin motivo alguno EE.UU. sufra las desgracias que provocan en otros, jugando como abuelo del Sur de Corea?

Para evitar las desgracias horribles sería mejor que EE.UU. mantenga la boca callada y atienda a sus quehaceres domésticos.

Esto es adecuado al interés de EE.UU. y provechoso para que no tenga problemas en su pronta elección presidencial.