Choe Sun Ok, Médica Benemérita y directora del hospital popular de la comuna Ryongsan del distrito Junghwa, provincia Hwanghae del Norte, recuperó el año pasado a 107 niños que padecían de la parálisis cerebral.
Con gran práctica médica y mucha constancia
Choe Sun Ok lleva 38 años trabajando como funcionaria de la salud pública después de graduarse del Instituto Superior de Medicina de Pyongyang. Durante ese tiempo recuperó a innumerables enfermos.
Al cabo de cinco meses curó completamente a Ri Ryong Gwon que vivía en Sinuiju, ciudad fronteriza y padecía de la afasia y la discinesia hasta tener 16 años de edad.
También hizo todo lo posible para curar a Ri Son Jong de 10 años de edad, oriunda del distrito Uiju de la provincia Phyong-an del Norte. Ella padecía de la afasia, la dismnesia y la discinesia por lo que se consideraba como una “bebé”. Su madre se quejaba diciendo que no tendría otro deseo que oírle llamar mamá a ella aunque fuera solamente una vez.
Choe le aplicó un tratamiento activo y poco después surtió el efecto: la niña dejó de derramar la saliva, comenzó a mover la lengua y recobró el sistema cerebroespinal de memoria. Son Jong demoró un mes en memorizar los números hasta diez y diez días en coger el lápiz correctamente. El esfuerzo y la constancia de la médica no tenían límite. Por eso la niña se familiarizó primero a la palabra “médica” antes el “padre” y la “madre”. Al cabo de seis meses ella salió del hospital completamente curada para el asombro de sus padres.
Bienhechor verdadero
Al hospital popular de la comuna Ryongsan vienen muchos extranjeros para la visita. En cierto año, la visitaron más de 40 extranjeros procedentes del sureste de Asia quienes, luego de escuchar las experiencias del tratamiento de Choe, le preguntaron por el secreto de su éxito. Ella se limitó a responder que materializó la política de la salud pública del Partido del Trabajo de Corea que consiste en combinar activamente la medicina moderna y la Coryo.
Otro le preguntó por qué trabajaba en un hospital pequeño de una aldea montañosa aunque poseía gran práctica médica y por si allí le remuneraban más que en otros lugares.
Entonces Choe respondió así: “En nuestro país en que el hombre se considera como el ser más precioso no hay discriminación del trabajo, o sea, no existe la profesión mejor o peor. Por eso yo trabajo en el hospital popular de una comuna campesina para responder a los beneficios del país que me instruyó gratis hasta graduarme del instituto superior y presentó como funcionaria de la salud pública”
Cuantos fueron recuperados por ella y sus familiares le llaman unánimemente salvadora de la vida.
Entonces la médica suele decir así: “El verdadero bienhechor es, precisamente, el generoso régimen socialista.”