En la República Popular Democrática de Corea se practica el sistema de adopción para ofrecer el ambiente y la condición sanos y familiares a los huérfanos y los niños que no pueden recibir la atención de los padres.
Todo el ciudadano puede adoptar a hijos de otra persona, excepto los que padecen de enfermedades y las personas incapaces para criar y educar a los hijos adoptivos.
La relación entre padres e hijos que se forma por la adopción, es igual a la consanguínea.
Gracias a la política del Estado que aprecia la protección de la familia y el aseguramiento del derecho de los niños, las personas adoptan a los niños huérfanos de padres y los cuidan con el cariño paternal.
En la RPDC están establecidos el sistema y la orden de la tutela, según los cuales el tutor ejerce su derecho y cumple fielmente su obligación. Los niños carentes de la atención de los padres y los discapacitados pueden elegir su tutor.
Todo el tutor coreano cumple suficientemente su obligación de criar, educar y atender la vida y la salud de los que están sujetos a tutela, prestando la atención primordial a elevarles la capacidad independiente.
Envía obligatoriamente a los niños tutelados al jardín de infancia y la escuela de manera que ellos se lleven bien con los amigos, disfruten de una vida optimista y estudien a sus anchas para ser hombres cultos.