Política japonesa de exterminio de la nación coreana.

La gran sublevación de los coreanos contra el imperialismo japonés, iniciada el primero de marzo del 8 de la era Juche (1919) y extendida en todo el territorio coreano, dio un golpe demoledor a su sistema de dominación militar.

En lugar de sacar las lecciones en este suceso, Japón cometió inenarrable crímenes durante su ocupación militar a Corea (1905-1945).

Se puede citar como ejemplo el “Reclutamiento de estudiantes en el ejército”.

Se trata de un producto de la política del exterminio a la nación coreana, encaminada a convertir en carnes de cañón a los jóvenes y adultos coreanos que estudiaban en las escuelas especializadas y superiores e institutos superiores.

Su objetivo era para cubrir la demanda de recursos humanos necesarios para la Guerra Pacífica (diciembre de 1941-agosto de 1945) y eliminar las fuerzas antijaponesas.

A este efecto, aprobó en 1943 la ley de la educación militar en tiempo de guerra bajo el título de “Plan para establecer el sistema de movilización de estudiantes en la guerra” y la emitió a los gobernadores provinciales y los directores de las escuelas para que la cumplieran sin pretexto.

Según dicho plan, los estudiantes coreanos fueron movilizados todos los días en los intensos ejercicios militares y reclutados al ejército japonés bajo la vigilancia y control de gendarmes, policías y confidentes.

Cuando los coreanos rechazaban resueltamente dicha disposición, el imperio japonés movilizó a sus lacayos y los traidores a la nación para que los predicaran su obediencia a ella, en tanto que movilizó a las policías y gendarmes para detener y reclutar forzosamente a los “evasores” de la recluta en el ejército.

Muchos jóvenes y estudiantes se entrenaron sometidos al desprecio nacional y opresión de todo género, quedaron inválidos en lo espiritual y corporal y perdieron su vida en la guerra.

La aplicación de la “ley del reclutamiento a estudiantes en el ejército” es uno de los megacrímenes cometidos por el imperio japonés a base del cruel chovinismo. Este país isleño debe recompensar debidamente a los coreanos por los daños que les ocasionó.