En vísperas de los Juegos Olímpicos de Tokio, Japón insertó en la página web de su MINREX la nota explicativa en idioma coreano sobre la bandera del sol naciente.
La nota describe esa enseña como si fuera un «símbolo de la paz» señalando que ella se usaba desde hace mucho tiempo para la pesca abundante y para festejar nacimientos.
Pero, no se recuerda en ninguna parte de ese texto que bajo la bandera del sol naciente, el viejo ejército japonés invadió Corea y otros países asiáticos imponiendo incontables desgracias y sufrimientos a los pueblos regionales.
Pese a tal antecedente, los cínicos reaccionarios japoneses dicen que «emiten la información correcta en coreano para hacer frente a la tendencia de rechazo al uso de la bandera del sol naciente».
Lo más indignarte es que los politiqueros nipones disparatean que el uso de la polémica bandera no es propaganda política.
Esta excusa revela de por sí sola que el país isleño intenta abusar del festival deportivo mundial como un espacio de propaganda política del militarismo y una buena oportunidad para realizar la ambición de nueva agresión.
La bandera en cuestión es condenada todavía por todo el mundo como símbolo de militarismo y pronombre de agresión.
La divulgación de la susodicha nota explicativa en coreano en la página web oficial del gobierno resulta un insulto intolerable al pueblo coreano y un eslabón de la política de agresión en la que desean justificar los crímenes cometidos por los imperialistas japoneses y realizar el anejado sueño de la «esfera de coprosperidad de la gran Asia Oriental».
Después de su derrota en la Segunda Guerra Mundial, Japón no renunció en ningún momento a la ambición de echar de nuevo sus tentáculos de agresión al continente como lo hizo en el siglo pasado y tomar la hegemonía mundial.
Durante varios decenios, orientó a esa meta todas sus políticas.
Convirtió las «Fuerzas de Autodefensa» en fuerzas armadas capaces de lanzar en cualquier momento la agresión a ultramar y se obstina en enmendar la Constitución pacifista para procurar la garantía legal.
Se levanta una oleada militarista en la sociedad japonesa debido a la cínica tergiversación de la historia y la tentativa de usurpar el territorio ajeno.
En ese contexto, insertó en la página web del comité organizador de los Juegos Olímpicos y en las publicaciones referentes el mapa en que están anotados el islote Tok y el Mar Este de Corea como si fueran japoneses, y autorizó usar la bandera del sol naciente en la magna cita deportiva.
Trata de emplazar con prioridad en las unidades militares de la zona metropolitana los misiles Patriot pretextando la «prevención del terrorismo» y la «amenaza» de alguien y fomenta el ambiente de guerra librando en el centro de Tokio hasta los ejercicios de despliegue de misil.
La verdadera intención de la camarilla de Abe reside en repetir sin falta la historia de agresión del siglo pasado bajo la bandera del sol naciente.
La sociedad internacional observa con mirada crítica la conducta del país isla que marcha por la senda de agresión, en lugar de reconocer sus crímenes del pasado, pedir perdón por el respecto e indemnizarlos.
(13 de noviembre, ACNC)