Han transcurrido 93 años desde la fundación de la Unión para Derrotar al Imperialismo (UDI).
El gran compañero Kim Il Sung, quien emprendió el camino de la revolución con el gran propósito de liberar la patria de la dominación militar del imperialismo japonés (1905-1945), ingresó en junio de 15 de la era Juche (1926) en la escuela Hwasong, establecida por los nacionalistas con el objetivo de formar cuadros del ejército independentista.
Durante sus actividades revolucionarias en ella, concibió la idea de fundar, ante todo, un organismo de vanguardia de nuevo tipo y mediante la movilización de las masas populares, derrotar al imperialismo nipón y emancipar la patria. De ahí que el 17 de octubre del mismo año, convocó una reunión para constituir la UDI junto con jóvenes fogosos como Choe Chang Gol, Kim Ri Gap, Ri Je U, Kim Won U y Pak Kun Won.
Kim Il Sung rindió el informe titulado Derrotemos al imperialismo ante la reunión fundacional, señalando que la UDI tenía por su misión derrotar al imperialismo japonés y lograr la verdadera independencia de Corea con la propia fuerza de nuestro pueblo y a la larga, derrotar a todo tipo del imperialismo y edificar un mundo nuevo donde no existen la explotación y opresión. La UDI resultó ser la primera auténtica organización revolucionaria comunista de nuevo tipo en Corea.
Con su creación, la lucha revolucionaria del pueblo coreano acogió una nueva época de la historia que le permitía avanzar victoriosa apoyándose en la propia fuerza de la nación y contando con los más correctos lineamientos de la revolución, estrategia y tácticas.
Su ideal de mantener la independencia en la revolución y construcción se plasmó invariablemente en todo el proceso de la revolución coreana.
Levantando en alto la bandera de la independencia de que el pueblo coreano es el dueño y promotor de su revolución coreana, él libró la Lucha Armada Antijaponesa al mando del General Kim Il Sung y logró por fin la histórica causa de la liberación del país (15 de agosto de 1945) derrotando al imperialismo japonés y, después de este evento, cumplió brillantemente la tarea de construcción del Partido, Estado y ejército partiendo de su posición independiente.
La RPDC defendió firmemente la soberanía y dignidad nacionales en la Guerra de Liberación de la Patria (1950-1953) y, luego de subsanar los daños de la guerra, estableció un régimen socialista. Rechazando rotundamente la demanda del ingreso en el CAME de los chovinistas de gran potencia que hablaban de la fusión económica, realizó en tan solo 14 años la industrialización socialista y, a base de la economía nacional independiente, fabricó por su propia cuenta grandes máquinas y equipos necesarios y levantó las creaciones monumentales como el Complejo Hidráulico del Mar Oeste con fuerza, técnicas y recursos propios. En este período el pueblo coreano, enarbolando en alto la consigna “¡Vivamos a nuestro estilo!”, registró un gran auge en la construcción económica socialista y abrió una era de plena prosperidad de cultura socialista.
A principios de la década de los 90 del siglo pasado, cuando se creó una trágica situación del desmoronamiento del socialismo en algunos países el Gobierno de la RPDC defendió con firmeza este sistema y consolidó aún más la fuerza estatal en su conjunto.
La línea de las tres revoluciones: la ideológica, la técnica y la cultural, la de construcción económica consistente en desarrollar primero la industria de la defensa nacional y simultáneamente la industria ligera y la agricultura, el espíritu de fortalecerse con los medios propios, la línea de conceder importancia a las ciencias y tecnología, la línea de asentar la economía nacional sobre una base autóctona, moderna, informática y científica, etc., todos mantenidos invariablemente por la RPDC en todas las etapas de la revolución en desarrollo, constituyen la brillante materialización de la idea revolucionaria independiente
Para el pueblo coreano que acelera la causa de construcción de una potencia socialista, el ideal de la UDI constituye hoy también una eterna bandera de la victoria.