En su declaración fechada el día 22, el portavoz de la Asociación de Juristas Democráticos de Corea puso al descubierto que en estos días las autoridades japonesas tramaban la vil idea de exceptuar a los parvularios de las escuelas coreanas de los objetos de apoyo a la educación infantil y la puericultura.
Conceder la máxima prioridad a los intereses y la asistencia financiera a los pequeños que constituyen la esperanza y la flor del futuro es la norma más elemental del Derecho internacional, señaló él y prosiguió:
A fin de justificar la discriminación las autoridades japonesas argumentan un “contenido docente ajeno al patrón”; también con esto persiguen un malsano objetivo político, comentó y enfatizó:
En cuanto a la enseñanza de los niños que están en edad preescolar, cualquier país del mundo toma por índice fundamental el de su lengua materna.
Pese a que esto es el principio de educación irrefutable, si le ponen obstáculos intencionalmente por razón de un rasero y otros pretextos, esto quiere decir que no les agrada la enseñanza del idioma materno, el de carácter nacional, que se imparte en los centros docentes coreanos.
Su taimado objetivo de exclusión no tiene otra cosa que suprimir, cueste lo que cueste, la educación nacional democrática de la Asociación General de Coreanos en Japón (Chongryon), incitar la asimilación y la naturalización a los compatriotas coreanos y realizar así cuanto antes la “doctrina de autodestrucción” de la comunidad coreana.
La AJDC protesta y condena categóricamente ese siniestro acto discriminatorio, calificándolo de un crimen de lesa humanidad, de un abierto desafío al Derecho internacional.
Las autoridades japonesas deben desistir inmediatamente de esa locura que pueda ocasionar desastres a sí mismas y ejecutar sinceramente sus deberes según el Derecho internacional.