Nota previa: Con Dok, los coreanos se refieren a las Rocas de Liancourt o Dokdo (독도 Hanja:獨島) en coreano.
Se torna cada día más obstinada la cínica tentativa de Japón de usurpar los islotes coreanos Dok.
El país isla volvió a anotarlo como suyo en la nota azul diplomática de 2019.
Tanto en el punto de vista geográfico como en el histórico y jurídico, los islotes Dok es el sagrado territorio inalienable de la nación coreana. Los gobiernos feudales de Japón reconocieron que Dok fue explorado por el pueblo coreano ya hace 1100 años.
En los últimos años, aparecen uno tras otro los datos históricos, según los cuales Japón no lo había considerado como suyo.
Por ejemplo, fueron descubiertos en 2016 en Japón un mapa del imperio japonés, otro similar para los manuales de escuelas secundarias. Fueron impresos en 1888 y 1892 por el instituto de geología del Ministerio de Agricultura y Comercio de aquel entonces.
Al año siguiente, se encontró una copia del Gran Mapa de Corea con los islotes Dok dibujado al lado de la isla Ullung que fue elaborado entre 1864 y 1889.
En 1854, una flota rusa anotó los islotes Dok como territorio coreano tras el sondeo sobre el lugar e hicieron un mapa de Corea incluyendo dichos islotes. El Ministerio de Fuerzas Navales de Japón hasta la década de 1870 ha usado dicho mapa.
Sin embargo, Japón insiste de año en año en su “posesión de los islotes Dok” engañando a la sociedad internacional.
De esta manera, comete nuevo crimen estatal negando su historia criminal.
Su verdadera intención es provocar un conflicto territorial internacionalizando el problema de los islotes Dok y aprovecharlo como pretexto para la anexión a Corea y la agresión al continente, como lo hizo en el pasado.
La ambición expansionista es el temperamento inherente del Estado agresor.
Por mucho que hable de la “paz”, Japón no puede ocultar nunca su atributo como Estado agresor y bélico.
El gobierno de Abe, enloquecidos por la ambición militarista, completó la disposición militar, económica y jurídica del Estado bélico. Sus fuerzas armadas se han convertido en las de ataque capaces de trasladarse rápido a cualquier parte de la región y el mundo.
Por otra parte, el país isleño hace publicar los manuales de asignaturas sociales de escuelas primarias con el párrafo de que “Los islotes Dok es el territorio propio de Japón y ahora está ocupado ilegalmente por otro país”. De esta manera, infunde en las nuevas generaciones la tergiversada concepción de la historia y del territorio nacional.
Es invariable su arraigada ambición de realizar el sueño de la “esfera de coprosperidad de la gran Asia Oriental”.
Pero, la historia enseña la verdad de que la ambición imprudente termina con la derrota vergonzosa.
La abierta tentativa de nueva agresión de Japón hace a la nación coreana redoblar la decisión de saldar las cuentas finales de los crímenes de ese enemigo jurado.