En estos días, se elevan en el Sur de Corea las voces que exigen la disolución del Partido de Corea Libre.
Se dispara la campaña de petición de la disolución del PCL dicha campaña fue motivada por un solicitante que escribió en la tabla informativa de Chongwadae (La Casa Azul). Dicha proposición es: “Pido encarecidamente la disolución incondicional del Partido de Corea Libre para que el país se levante sano liberándose de las irregularidades”.
A los 11 días desde la publicación, el número de solicitantes sobrepasó un millón 700 mil.
La cifra demuestra cuán fuerte es el odio de los habitantes surcoreanos al partido conservador. Este odio viene de aquellos días de manifestaciones con velas encendidas que acabaron con la traidora Pak Geun Hye y su “poder” dictatorial.
La conducta imprudente del partido traidor en desafío a la corriente de la época actual y la opinión pública lleva a los habitantes surcoreanos a exigir fuertemente la disolución del PCL.
Ahora, esta camarilla conservadora desea romper la corriente de nueva historia de la Península Coreana mendigando a las fuerzas extranjeras la reedición de los ejercicios de guerra contra la RPDC.
En contra de la opinión pública y en su irrisorio intento de arrebatar el poder. Los conservadores hablan públicamente de la absolución de la traidora Pak Geun Hye y la anulación de su dimisión.
Calumnió el Levantamiento Popular de Kwangju del 18 de Mayo, dijo palabras irritantes a los familiares de la tragedia del ferry “Sewol” y armó tumultos en la “Asamblea Nacional”, entre otros crímenes.
La creciente petición de disolución del PCL anuncia la segunda resistencia con velas encendidas.
Tuvo lugar el pasado día 4 en la Plaza Kwanghwamun (Seúl) una concentración con velas encendidas. En dicha concentración participaron más de 2000 surcoreanos que exigieron la desintegración inmediata del PCL.
El movimiento de petición se extenderá a la purga de todos los elementos conservadores.
Esa organización, que se porta con prepotencia despreciando a la población, será condenada al castigo implacable de la enojada opinión pública.