Familia de educadores

En el distrito Sohung de la provincia Hwanghae del Norte existe una familia compuesta de 16 educadores, entre los cuales hay un jefe del centro de reeducación de maestros del distrito, cuatro directores de escuela, una jefa de jardín infantil.

La tradición familiar de dedicarse a la educación comenzó desde la generación de Jo Yong Ha y Ri Tae Sun, padres de cinco hijos.

Ri Tae Sun se ubicó como maestra en el 38 de la era Juche (1949), después se trasladó a la entonces escuela secundaria superior de Unchon del distrito donde trabajaba su marido como director, y bajo la aprobación de éste, fue voluntariamente a la escuela filial de Sangryul recién construida en la comuna.

Posteriormente sus dos hijas también se hicieron maestras de escuelas filiales de apartadas zonas montañosas. En el otoño del 67 de la era Juche (1978) ella participó en la VIII Conferencia Nacional de Maestros efectuada bajo la presencia del Presidente Kim Il Sung donde intervino en la tribuna.

El Presidente le escuchó con atención y terminada su intervención, dijo que era muy digno de elogios el hecho de que trabajaran como maestros no sólo ella sino también su marido y sus dos hijas, propuso enviar la felicitación a esta magnífica familia de educadores en nombre de la Conferencia Nacional de Maestros y fue el primero en aplaudir.

El matrimonio de Jo Yong Ha se decidió a responder de generación en generación al amor y la confianza del Presidente y, desde febrero del 72 de la era Juche (1983) dedicó el resto de la vida a la educación trabajando el marido como director de la entonces escuela secundaria superior de Munmu y su esposa como directora de la filial de Undok de la misma, respectivamente.

La noble tradición de ellos se heredó por sus hijos y nietos. El segundo hijo Jo Jong Hun, que aspiraba a ser deportista por su aptitud para el deporte, labora como director de la Escuela secundaria alta de Ponghwa del distrito,.

Jo Un Hye, hija del primogénito Jo Kyong Il, aunque recibió el premio de la investigación científica estudiantil durante el curso universitario y tenía ganas de trabajar como maestra de una ciudad próspera, regresó al pueblo natal para educar a los niños de las aldeas campestres como sus antecesores.

Dedicarse enteramente para el futuro constituye la tradición y ética de esta familia.