Para el honor de la patria de taekwondo

Los atletas, quienquiera que sea, aspiran a ser campeón, y sentirán gran alegría indescriptible cuando se realice su aspiración.

Es inolvidable el momento emocionante en que se oía la melodía del himno nacional y se izaba el estandarte de la patria, cuando subí al podio al ocupar el primer lugar en el quinto campeonato mundial de taekwondo.

Han pasado más de 20 años desde entonces. Fue el momento más feliz de mi vida. Recibí la medalla de oro admirando la bandera nacional izada en el cielo de Grecia. Para mi patria también fue gran honor por ser la primera presea dorada en el campeonato mundial de este deporte, en que participamos por primera vez.

Empecé a aprender taekwondo en una ordinaria escuela de la localidad y perfeccioné la técnica en el Palacio de Taekwondo. Pensé que vale la pena de practicar este arte marcial que representa el temperamento y el espíritu de la nación, y me enfrasqué en los ejercicios con el propósito de enaltecer el orgullo y la dignidad de la nación.

Al salir al campo de competencia me vino a la memoria la imagen del profesor que me enseñaba que el taekwondoca renombrado es auténtico patriota. Juré mostrar plenamente ante el mundo la ventaja de nuestro arte marcial que refleja la historia de la nación y la inteligencia del pueblo coreano.

La patria me honró con el caluroso acogimiento de los capitalinos en el trayecto de 40 kilómetros.

En especial el Presidente Kim Il Sung visitó en cierta ocasión el Palacio de Taekwondo, nos tomó las manos uno tras otro, expresó gran expectativa y confianza y se fotografió con nosotros.

La fotografía de aquel día se guarda como tesoro de la familia. La práctica de taekwondo me colma gran orgullo y dignidad nacional.

Cuando laboraba en el extranjero como instructor, me preguntaron por la fuente del poderío asombroso de taekwondo. Les expliqué sobre la dinámica y la fuente de su fuerza. Muchos jóvenes quisieron aprender el arte marcial de Corea basado en el principio científico. Su fuerza invencible proviene de buena preparación espiritual y física, que se adquiere a través de ejercicios incesantes. Quienes querían aprenderlo, no fueron solo los jóvenes, sino también niños, viejos, profesores universitarios, doctores en ciencia, parlamentario y generales de ejército. Algunos de ellos participaron en el XVII campeonato mundial de taekwondo, que tuvo lugar en nuestro país, y nos encontramos con ellos. Muchos países del mundo tienen sus propios artes marciales que reflejan su idiosincrasia nacional, pero son muy pocos los que se practican en escala mundial como taekwondo.

Hoy éste ha devenido según las palabras de muchas personas del mundo, “arte marcial con que soñaron”. Esto mucho tiene que ver con la atención profunda del Presidente Kim Il Sung, el Dirigente Kim Jong Il y el Mariscal Kim Jong Un, quienes pusieron en práctica las medidas destinadas a construir el palacio de taekwondo en Pyongyang, lugar de su nacimiento, orientaron a sentarlo en el fundamento científico y practicarlo en forma masiva y crear el sagrado lugar de taekwondo, para su pleno desarrollo.

Desde el V campeonato mundial nuestros taekwondocas obtuvieron la corona de laurel en muchos certámenes internacionales, lo que les valieron los títulos de héroe, deportista benemérito y del pueblo. Juramos corresponder a los grandes beneficios y expectativa de la patria.

En la actualidad me desempeño como director de instrucción y entrenamiento, cargo responsable de formar a muchos destacados taekwondocas. Hago todos los esfuerzos para desarrollar nuestro arte marcial, cuyo ideal es la justicia, la paz, la amistad y la solidaridad y sumar la gloria a la patria de taekwondo.

Ham Chol Guk, director del Comité Coreano de Taekwondo